Psicoterapia Corporal. Vassilis Christodoulou

Psicoterapia Corporal - Vassilis Christodoulou


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aunque, como en cualquier abrazo, pueda convertirse en algún momento en una prisión.

      Confianza y respiración

      ¿Cómo puedes desarrollarte, cómo puedes abrazar y disfrutar de la vida cuando parece tan inhóspita, tan traumática en los rostros de tus padres? Cuando trabajamos con la respiración de un paciente, realizando ejercicios que construyan su confianza y mejoren su calidad de vida, ayudamos al paciente a sintonizar de nuevo con el ritmo de la vida. Piensa en la forma en la que miramos a un bebé a los ojos y le damos la bienvenida con una mirada, un movimiento o un gesto juguetón. Esto aporta al bebé espacio, la habilidad de respirar profundamente y confianza en el adulto y, a través de este canal – los adultos mismos -, confianza en la vida. Cada aliento de vida emana de un sentimiento de confianza, inicialmente confianza en los padres y luego, si las deficiencias de los padres son tomadas por el terapeuta y el proceso terapéutico, confianza – a través del terapeuta – en la vida. Mientras más profundo respiremos, más cerca nos encontramos de alcanzar la alegría. La respiración es quizás la forma más directa de conectar con el universo y su energía. Una respiración limitada y superficial indica un uso limitado de la energía del universo. Los efectos de esto en nuestra energía sexual, nuestra habilidad orgásmica y nuestra habilidad para disfrutar de la vida, así como en nuestra salud y nuestra habilidad de conectar con los demás, son directos y obvios. No podemos imponer mecánicamente un cambio en la postura corporal o en la respiración. Aquellos cambios que han sido impuestos de esta manera, si no se anulan en el transcurso de la terapia – y no en cualquier tipo de proceso de consulta – dejará sin duda una marca en otro lugar. En nuestro trabajo nos preocupamos por la persona en su totalidad, la persona que sufre, y cuando la persona sufre, todo su ser está sufriendo.

      No nos preocupamos con síntomas 'individuales', con órganos individuales del cuerpo. El equilibrio del cuerpo no consiste meramente en el equilibrio existente entre los diferentes órganos del cuerpo. El cuerpo es decididamente más que la suma de todas sus células. Y la forma en que todas esas células se comunican es maravillosa. En nuestro trabajo simpatizamos y comprendemos a una persona que, en el transcurso de la terapia, muestra su necesidad de superar los síntomas que le hacen sufrir. Damos apoyo a esa persona pero no nos limitamos ni permitimos que nuestra atención se centre tan solo en los síntomas. El tipo de tratamiento que seguimos no es uno sintomático. Los síntomas, a menudo para sorpresa del paciente, retroceden casi sin que hagamos ninguna mención especial sobre ellos.

UN SIMPLE EJERCICIO PERO UNA GRAN AYUDAUna respiración profunda desde el vientre y el sonido que realizamos en la expiración ayudan a que la energía fluya en ambas direcciones, hacia arriba y hacia abajo, aunque mayormente hacia abajo ya que la respiración abdominal funciona como una forma constante de masaje interno que relaja el área del diafragma. Dar saltos suavemente, con las articulaciones relajadas y torsiones de la pelvis en ambas direcciones, sin ejercer presión en el abdomen y mediante una respiración abdominal profunda, ayuda a liberar la energía y a hacerla circular hacia abajo. Estirarse boca arriba en un colchón empujando la parte posterior del cuello y los pies para poder levantar la pelvis y luego bajarla golpeándola suavemente contra el colchón, puede asimismo activar el flujo de energía. Para la parte superior del cuerpo, ejercicios simples que incluyen la torsión de los hombros, el cuello y las articulaciones de la garganta y un suave masaje con sonido en la mandíbula, tanto la superior como la inferior, puede ayudar a que la energía fluya.

      Un equilibrio completo

      Aquellos individuos con la energía bloqueada necesitan apoyo normalmente para poder relajarse. Es por ello que recomendaría al terapeuta que use inicialmente su espalda para ofrecer ese apoyo. Una vez sienta ese soporte, el paciente puede comenzar a rotar sus omóplatos, usando pequeños movimientos y presionando su espalda suavemente contra el apoyo de la espalda del terapeuta. Otro tipo de soporte que fortalece al paciente se puede dar mientras éste está estirado: tras elevar al paciente, el terapeuta puede ponerse bajo su espalda y prestarle apoyo, permitiendo así el flujo de energía. A un nivel emocional, no es inusual que el paciente rompa a llorar.

      Como hemos visto, nuestra principal preocupación es conseguir un equilibrio. De la misma forma en que buscamos conseguir un equilibrio energético entre las partes superiores e inferiores del cuerpo, también deberíamos buscar el mismo equilibrio entre la parte delantera y la trasera del cuerpo ya que, si existe un superávit de energía en algún punto, habrá deficiencia en otro.

      La parte delantera del cuerpo, que se usa en el contacto y las relaciones que tenemos con los demás, es una parte muy sensible. Para protegerse, tira de la parte trasera del cuerpo, donde residen la fortaleza y la fuerza de voluntad. Así, a menudo hay una gran concentración de energía en la parte delantera del cuerpo debido a un gran dolor y fragilidad. Lo opuesto ocurre cuando el corazón pierde su energía como resultado de los esfuerzos de una persona por protegerse. En estos casos, en los que una persona canaliza toda su energía para protegerse a sí misma, el corazón pierde energía vital y muere – o, en el mejor de los casos, la persona padece un ataque al corazón de 'advertencia'.

      Necesitamos nuestros corazones; más bien, como seres humanos, para lograr un equilibrio en nuestras vidas, necesitamos un corazón que sea suficientemente sensible como para permitirnos comunicarnos y conectar con otras personas y, al mismo tiempo, que sea suficientemente fuerte como para posibilitarnos poder perseguir nuestros objetivos. Por lo tanto, necesitamos un corazón que sea sensible y receptivo – y por tanto vulnerable, ya que ése es el único tipo de corazón que nos permitirá acercarnos a otras personas – y al mismo tiempo fuerte y determinado, un corazón que pueda mantenernos constantemente en el camino de la búsqueda de nuestros objetivos, de aquellas cosas que son importantes para nosotros. He conocido gente que, por no haber sido capaces de encontrar una solución a sus problemas emocionales, a pesar de su riqueza, de sus aptitudes profesionales y de sus logros sociales y profesionales, 'resolvieron' sus problemas cuando sus corazones colapsaron. Para algunas personas, aunque nos resulte extraño, la muerte es la única salida a lo que ellos han llegado a ver como un punto muerto en sus vidas. Es otra forma, que yo llamaría 'silenciosa', de suicidio.

      Relacionado con el corazón, las manos se encuentran en una posición privilegiada y tienen una relación especial con él. Por más lleno que esté el corazón, si las manos no están libres para expresar su alegría, en términos energéticos, no serán capaces de tocar y sentir los objetos de su amor, el corazón no podrá hacer nada. ¿Cómo puede el corazón abrazar a otra persona sin brazos ni manos?

      Nuestras manos son puentes que nos conectan con el mundo exterior y que nos ayudan a la hora de atraer las cosas que amamos. Nuestras manos nos permiten dar a los demás lo que reside en nuestro corazón. En términos energéticos, nuestras manos no están meramente conectadas con la apertura de la garganta como centro energético, no están solamente conectadas con nuestra respiración; nuestras manos sirven de alas a nuestro corazón, permitiéndonos volar, siempre a través de nuestras conexiones con los demás, en mundos en los que, por nosotros mismos, no hubiésemos podido alcanzar. Sentimos una unidad, nos convertimos en uno con la persona a la que abrazamos – dos individuos con 'un' gran corazón – cuando estamos realmente unidos por el amor.

      Conectando corazón con corazón…

      A menudo, cuando trabajo con individuos que se sienten solos y desconectados, aquéllos que nunca han realmente experimentado amor incondicional, sin importar cuál es su comprensión del amor – no podéis llegar a imaginaros cuán ingeniosos son muchos pacientes en su intento de justificar los déficits de amor que sufren -, sostengo su mano izquierda en mi mano izquierda y, mientras pongo mi mano derecha en su corazón, les pido, primeramente, que contacten con su propio corazón. A través de este contacto con nuestras manos y nuestros corazones, formamos de hecho una figura en forma de 8, que también se conoce como el símbolo del infinito. En el proceso de establecer esta conexión, este símbolo del infinito se transforma en el circuito que une a ambos corazones. No os sorprendáis si, a menudo, el paciente dice ver el flujo de energía. De hecho son capaces de verlo. Pueden verlo circular desde el corazón del terapeuta, a través de su mano izquierda, pasando por la mano izquierda del propio paciente y subiendo por su propio hombro y luego hacia abajo a su corazón y desde ahí a la mano derecha del terapeuta y vuelta a su corazón, dónde comenzó.


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