El poder de la integridad. Kelley Kosow

El poder de la integridad - Kelley Kosow


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de mi amiga moribunda, así que la dejé hablar.

      Finalmente, hubo una pausa. Tuvo que recuperar el aliento, y luego se lanzó a la segunda parte de la conversación: «Kelley, cuando me vaya, aparecerán los buitres. Quiero que nos protejas de ellos». Tragué saliva. No quería hablar de cuando se fuera, pero nunca la había oído usar la palabra buitre, por eso supe que decir lo que necesitaba decir le ayudaría a quedarse en paz.

      Debbie era la autora de nueve libros y había creado unas enseñanzas extraordinarias. Quería que su trabajo sobreviviera, que siguiera siendo auténtico y puro, y que continuara dejando huella en miles de vidas. También quería asegurarse de que yo supiera cuáles eran sus deseos en vida: salvaguardar la integridad de su legado y asegurarse de que aquellos que amaba y en quienes confiaba serían capaces de seguir adelante con su obra tal como ella la imaginó. Que me viera como parte de ese plan me honraba, pero el hecho de estar hablando de aquello me hacía asentir silenciosamente mientras las lágrimas me caían por las mejillas.

      Su respiración se volvió más pesada y su voz más débil, pero seguía repitiendo: «Se trata de la integridad. Tienes que proteger la integridad de la obra. Tienes que representar esa integridad».

      «Por supuesto, Debbie», le dije, y le aseguré que haría todo lo que estuviera en mi mano para proteger su obra y mantenerla viva en el mundo. Notaba que estaba cansada y que necesitaba irse. Nos dijimos «te quiero» y me prometió que me llamaría a los pocos días.

      Nunca volví a hablar con Debbie. Hizo la transición una semana después.

      Como parte de sus deseos finales, Debbie dejó el legado del Instituto Ford por igual para mí y para Julie Stroud, que también era miembro de su equipo y su asistente ejecutiva. Me sentía profundamente conmovida y muy asustada de que me diera tanta responsabilidad, pero sabía que me la había confiado por una razón.

      Muchos describieron sus últimas conversaciones con Debbie y los consejos que recibieron de ella como un regalo de despedida. A veces decía: «¡Adelante, cásate con él! ¡Deja de esperar!». En otras ocasiones asesoraba a la gente en sus carreras. No quería admitirlo, pero a veces me sentía defraudada. Deseaba que me hubiera guiado a mí en nuestra última llamada telefónica. ¿Por qué no me dijo: «Cásate con ese hombre»? ¿Por qué no me dijo lo que necesitábamos hacer para dirigir el Instituto Ford y liderar el proceso de la sombra? ¿Por qué no me dijo que todo iba a ir bien?

      Unos meses más tarde, comprendí que me había dicho lo que tenía hacer. Me dijo exactamente qué era lo que debía hacer. Tenía que realizar el trabajo que ella siempre había pensado que era para mí: ¡ser la representante de la integridad!

      Han pasado algunos años desde la muerte de Debbie, y hemos tenido problemas y éxitos. Ha habido más dificultades iniciales y brotes repentinos de crecimiento de lo que creía posible. ¡Ha sido una empresa abrumadora y una oportunidad increíble tratar de mantener el legado de alguien tan importante, influyente y amado, y al mismo tiempo decidir la senda futura de su organización, respetando a su afligida familia y a sus amigos íntimos e intentando permanecer fiel a mí misma todo este tiempo! Me he enfrentado con otras sombras de mi ser y he tenido que profundizar mucho más en mi labor con objeto de encontrar la fortaleza y la claridad necesarias para mantener la lucidez y conectar con lo que vendrá a continuación.

      Al psiquiatra y psicoterapeuta suizo Carl Jung se le atribuye la frase: «Prefiero ser un individuo completo antes que una buena persona». El objetivo de hacer el trabajo de la sombra es alcanzar la plenitud, o lo que es lo mismo, aceptar todas nuestras características, emociones y experiencias. Sin embargo, desde aquel primer taller, tras trabajar con miles de personas y observar mis propias dificultades y metamorfosis, entendí que la integridad no consiste solo en esa plenitud; tienes que dar el siguiente paso: aprender a vivir dejándote guiar por la totalidad de tu ser. No basta con afirmar que estás lleno y completo, también tienes que crear tu vida a partir de esa vibración.

      Vivir sin integridad significa que algo va mal, que lo que hacemos en el exterior no es coherente con cómo nos sentimos en el interior, que no vivimos en consonancia con quienes somos. Nuestra vida está llena de deseos ajenos, de cosas que pensamos que «deberíamos» hacer o que no significan nada para nosotros. Una vida sin integridad es una vida en la que nos sentimos incongruentes, sin armonía, falsos... en una palabra, mal.

      Tomamos decisiones basadas en la carencia en lugar de la plenitud, en el miedo en lugar de la verdad, y en los límites de esa zona en la que nos sentimos seguros en lugar de la inmensidad de nuestros sueños más grandiosos.

      Cuando entendí esto, vi la conexión que existe entre la plenitud, la verdad y los sueños, y la nueva definición de integridad:

       Si no podemos aceptar nuestra plenitud, nuestra totalidad, viviremos sin integridad.

       Si pasamos por encima de nuestra verdad, viviremos sin integridad.

       Si no seguimos ese sueño que deseamos con toda el alma, viviremos sin integridad.

      Así llegué a mi nueva definición de integridad:

      La integridad consiste en aceptar todo lo que somos y vivir en consonancia con nuestras verdades más profundas y nuestros mayores deseos.

      Así es. El primer paso era lo que Debbie estaba abordando con su trabajo de la sombra. Y voy a extenderme sobre este tema a lo largo de este libro. Pero hay otro nivel para vivir con ­integridad: aprender a vivir en consonancia con nuestras verdades más profundas y nuestros mayores deseos.

      Llegó el momento de que vuelvas a conectar con tu GPS interno. Vivir una vida guiada por la integridad significa dejar de buscar fuera de ti la aprobación, la orientación, el sentido y el amor.

      ✫✫✫

      La integridad no es algo que uno pueda hacer. No es una meta que alcanzar. Tampoco es una insignia o un título que puedas llevar encima. Definir tu integridad y vivir en consonancia con ella no consiste en alcanzar un objetivo ni en hacer algo esperando alguna recompensa... aunque lograrás más de lo que nunca has creído posible y te sentirás plenamente satisfecho. En última instancia, no podemos definir la integridad por lo que hacemos sino por lo que somos. La integridad no es un resultado ni un destino, sino una forma de vida.

      Hay una frase de Ralph Waldo Emerson que me encanta: «Quien eres habla tan alto que no puedo oír lo que dices». Quien eres es tu integridad. No son nuestras acciones, ni nuestras palabras, ni nuestros logros los que definen nuestra vida o nuestra integridad; es nuestro ser lo que la define, y nuestras acciones, palabras y logros son una manifestación de ese ser. Reconociendo y asimilando que nuestro ser está íntegro y completo, nos sentiremos lo suficientemente merecedores para vivir nuestras verdades más profundas en consonancia con nuestros mayores deseos. Esto nos alimentará de energía de una manera que no alcanzamos a imaginar. Cuando tengamos que actuar o decidir algo, nos pondremos en primer lugar en nuestra lista de cosas por hacer, y así, en lugar de preguntarnos qué necesitan los demás, nos preguntaremos qué es lo que a nosotros nos parece bien.

      En nuestro interior está todo lo que necesitamos. Voy a mostrarte cómo encontrarlo. Pero primero tendremos que entender unas cuantas cosas.

      2

      Los ladrones de integridad

      ¿Cómo hemos llegado a alejarnos tanto de toda esa belleza y bondad que tenemos dentro? ¿Cómo hemos dejado de creer en quienes somos en lo más profundo de nuestro ser? ¿Por qué no estamos permanentemente en contacto con quienes somos y viviendo con integridad?

      Los seres humanos somos máquinas creadoras de significado. Cuando sucede algo en nuestra vida, tanto si tenemos control sobre ello como si no, le otorgamos un significado. Si tartamudeaste al leer frente a tu clase cuando estabas en tercero y los otros niños se rieron de ti, podrías haberlo interpretado como «soy estúpido» o «ser visible es


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