San Pedro; apóstol Santiago; Santa Teresa; cualquier santo
Hoy Pedro alabado
Anónimo
156
Villancico
San Pedro; San Agustín
Celebremos con pompa y alegría
Campderrós
3 (50, 237, 332)
Santísimo Sacramento
Cielos qué asombro es éste
Campderrós
241
Vaya con sumo contento
Campderrós
465
Semana santa (Domingo de resurrección)
Al ver tan raro prodigio
Anónimo
153
Virgen de La Merced
Las mercedes de María
Anónimo
274
Salve Virgen pura
Anónimo
271
Virgen del Carmen
Oh divina María
Anónimo
158
Virgen María
Viene María del cielo
Anónimo
64
Como puede verse, una buena parte del repertorio estaba dedicada al ordinario de la misa. Esto no requiere mayores comentarios, pues la capilla musical debía asistir a la misa mayor durante diversas fiestas del año, como ya se ha visto. Se encuentra también, en un alto porcentaje, repertorio para el oficio de vísperas: diversos salmos y el cántico del magníficat. En principio esto no sorprende, ya que en la tradición española y colonial -no así en Francia y otros lugares- era especialmente frecuente componer versiones polifónicas de textos destinados a las vísperas, incluso en mayor medida que para las demás «horas mayores» del oficio -maitines y laudes-.204 Además, estos salmos constituían especies de comodines musicales, pues no estaban vinculados a una advocación o festividad específica y podían utilizarse en muy diversas celebraciones. Este hecho, no obstante, podría parecer contradictorio con la ausencia de referencias específicas al canto de las vísperas en las disposiciones sobre la capilla de música ya citadas. Pero esta aparente contradicción puede explicarse por dos razones. Primero, las disposiciones seguramente eran genéricas y referían a una tradición que tanto las autoridades como los músicos conocían, por lo cual la asistencia a vísperas pudo darse por entendida o estar implícita