Tras la puerta oculta. Germán Rodriguez
noches y gracias por venir —empezó al fin—. Aunque supongo que todos conocen la Sábana Santa, antes de centrarme en los resultados de mis investigaciones les recordaré algunos datos básicos. El Santo Sudario, también conocido como Síndone o Sábana Santa de Turín, es el lienzo en el que se presume fue envuelto el cuerpo de Jesucristo, tras la crucifixión, para ser enterrado según la costumbre de la época. Así se recoge en los Evangelios, que mencionan el Sudario en las escenas del traslado y de la resurrección. —Hizo una pausa para tomar aire. No había empezado tan mal como se temía; quizá un poco apresurada. De todas formas, se encontraba más a gusto de lo que hubiese podido pensar, y desde luego haber preparado bien su discurso le estaba siendo de gran ayuda—. Se trata de una tela de 4,36 por 1,11 metros —siguió, mientras iba mostrando diferentes imágenes en la pantalla gigante—; es decir, que posee una longitud de ocho por dos codos siríacos, una medida usada en Palestina en la época de Cristo.
»Su forma es la que la arqueología atribuye a un enterramiento judío. El tejido está formado por fibra de lino con alguna que otra fibra de algodón, y su textura es de tipo sarga o cola de pez. Este tipo de tejido no se conoció en Europa hasta el siglo XIV, pero era trabajado en Oriente Medio desde la antigüedad, por ejemplo en Egipto y Palmira. Vale la pena mencionar que esta ciudad, un emporio del lino, se encontraba tan solo a unas jornadas de caravana de Jerusalén. —Bebió un sorbo de agua. A pesar de la oscuridad, pudo sentir la penetrante mirada de Del Val fija sobre ella, lo cual la incomodó y la hizo preguntarse si su exposición estaría a la altura de un invitado tan ilustre—. Pero lo que hace especial a la Síndone —continuó— es que en ella ha quedado impresa la imagen o huella de un hombre que muestra todas las marcas y heridas propias de una crucifixión.
»Los antropólogos coinciden en que los rasgos de su cara son típicamente semitas. Los detalles que pueden observarse en la imagen encajan, además, con la descripción del tormento sufrido por Jesús según los Evangelios: corona de espinas, lanzazo en el costado, azotes... Hay que destacar que algunos de estos detalles, muchos de los cuales se ajustan a la realidad de un ajusticiamiento romano, no coinciden con lo que refleja la tradición artística cristiana, lo cual es un indicio más de autenticidad del Sudario, que no estaría inspirado en aquella. Podemos citar, por ejemplo, la corona de espinas en forma de casco, el lanzazo en el costado derecho y no en el izquierdo, o los clavos insertados en los carpos y no en las palmas de las manos.
»En cuanto a las manchas de sangre en la tela, son auténticas y pertenecen al grupo AB. Ahora bien: la imagen posee tres características sorprendentes. La primera es que no contiene rastros de materia orgánica ni inorgánica. Esto quiere decir que la huella no es de origen químico: no es el resultado de ninguna emanación procedente del cadáver; ni de los productos utilizados en su embalsamamiento, como la mirra o el áloe; ni tampoco ha sido pintada, como lo demuestra el hecho de que no hay restos de pigmentos de pintura de ningún tipo, ni mineral, ni vegetal, ni por supuesto sintética.
»La segunda característica es que la imagen se comporta como un negativo fotográfico. Este hecho se conoce desde que, en 1898, se realizaron las primeras fotografías de la Síndone. Al examinar los negativos, el fotógrafo Secondo Pia se encontró con que estos mostraban con una claridad pasmosa el rostro del hombre que había quedado impreso en la Sábana, lo cual quiere decir que la figura en el lienzo era un negativo fotográfico a tamaño natural; de ahí que la placa fotográfica negativa obtenida por Pia apareciese como un retrato en positivo. —La pantalla gigante mostró el rostro de la Síndone tal como Secondo Pia lo había visto por primera vez la noche del 28 de mayo de 1898. Más de un siglo después, y a pesar de ser una imagen sobradamente conocida, Esther pudo percibir en la oscuridad de la sala la misma reacción que había sacudido al fotógrafo italiano: aquella extraña mezcla de admiración e inquietud ante el misterio. Ella misma, que en los últimos tiempos había observado ese retrato casi a diario, se sentía cada vez más subyugada por su secreto. Le hubiese gustado poder hablarle a aquel hombre y decirle “abre los ojos, mírame, dime algo”. Quizá el público, pensó, también dialogaba con él, en silencio—. Pero sigamos —prosiguió con entereza—, porque la tercera característica es quizá la más desconcertante.
»En 1977, uno de los analizadores de imagen más avanzados de la época, el V-8, fue aplicado a la Sábana. El ordenador codificó la imagen en millones de puntos a los que asignó tres coordenadas: las dos primeras, las cartesianas o espaciales, establecían la localización de cada punto en el lienzo; la tercera, la intensidad luminosa en ese punto concreto. Pues bien: para gran sorpresa de los científicos, el ordenador devolvió una imagen tridimensional, o, lo que es lo mismo, en relieve. —La pantalla mostró entonces una nueva imagen del rostro de Jesús. Se trataba de un modelo computarizado en 3D y en el que cada uno de los rasgos de la cara, como la prominente nariz, los pómulos o la frente, se proyectaba en el espacio confiriendo a la imagen el volumen que habría tenido en la vida real—. La imagen impresa en el tejido tal como nosotros la vemos a simple vista —explicó Esther— es en realidad una mancha cuya tonalidad no es uniforme. A menor distancia entre lino y cadáver, mayor oscuridad en la mancha. Esto supone que la intensidad lumínica de cada uno de los puntos que componen la imagen es inversamente proporcional a la distancia entre el cuerpo y el lienzo que lo cubría. Cuando el ordenador convierte la intensidad en cada punto de la mancha en grados de relieve vertical, se obtiene una figura con volumen.
»Cómo es posible que la imagen del lienzo contenga esta información es algo que no se conoce pero que podría estar relacionado con la manera en que se generó dicha huella: la Sábana parece haber recibido algún tipo de energía desconocida emanada del cuerpo, siendo el resultado de esta emanación un chamusco, por así decirlo, de las capas más superficiales del tejido de lino. Ahora bien, los misterios no terminan aquí: dado que la imagen se encuentra impresa uniformemente en ambas caras del lienzo, mostrando la parte frontal y dorsal del cuerpo, y dado que los músculos dorsales no aparecen aplastados ni deformados en absoluto por el peso del mismo, que ha sido calculado en unos ochenta kilos, se induce que en el momento de la formación de la imagen el Sudario debía estar relativamente plano, y que la emanación de energía debió tener lugar mientras el cuerpo se encontraba levitando. —Un murmullo de asombro recorrió la sala—. Sería —añadió Esther, bajando involuntariamente la voz— el momento de la resurrección. —Hizo una pausa y se quedó contemplando la imagen en la pantalla, embebida en sus pensamientos. Por unos instantes no se oyó ni una tos, ni un suspiro, ni un movimiento. El público parecía acompañarla en su íntima reflexión—. Tras esta breve introducción —dijo por fin—, pasaré ya a comentarles algunos resultados obtenidos en el curso de mis investigaciones como palinóloga.
»La palinología, como muchos de ustedes sabrán, es una rama de la microbotánica que estudia los pólenes. Su relevancia para el estudio de la Síndone radica en el hecho de que el polen está por todas partes, y la Síndone no es una excepción. Aunque no podamos verlo a simple vista, pues es microscópico, podemos afirmar que el mundo que nos rodea está cubierto por un manto de polen. Este manto varía de composición en cada lugar según las especies vegetales dominantes o la estación del año. La producción de polen es enorme; como ejemplo, una planta como el brezo puede esparcir más de cuatro mil millones de granos en solo un metro cuadrado de bosque. Conviene saber, además, que los granos de polen están rodeados por una membrana protectora o exina, muy resistente al paso del tiempo y que además puede fosilizarse. Esta exina, vista bajo el microscopio, presenta dibujos geométricos, a veces muy complejos, que son particulares para cada variedad. —Las fotografías de granos de polen tomadas bajo el microscopio electrónico, con sus formas esféricas o elipsoidales y sus hermosas y variadas decoraciones geométricas, provocaron un nuevo rumor de admiración entre el público—. El hecho de que el polen perdure y de que se pueda identificar la especie e incluso la variedad a la que pertenece lo convierte en un elemento fundamental para estudiar la historia natural de un territorio: es un perfecto indicador calendárico y geográfico. No es de extrañar, por tanto, que la palinología sea una herramienta utilizada habitualmente por los arqueólogos; pero… ¿cómo puede ayudarnos a determinar la autenticidad de la Síndone?
»Es lógico pensar que si el lienzo estuvo expuesto al aire en Palestina hace dos mil años, las muestras de polen atrapadas en el tejido de lino deberían coincidir de manera significativa con las que se encuentran