El heroísmo épico en clave de mujer. Ana Luísa Amaral
de los piratas hermanos de la Costa. Que en El libro de Ana doy a Ana Karenina la aventura que su autor le negó en vida: hacerla autora de un libro publicado. Y, sobre todo es verdad, que en El complot de los románticos, hago parcial épica de las autoras de nuestra lengua, tres de las aquí mencionadas al vuelo, insertándolas en una aventura desaforada.
También es cierto que por el momento estoy en lo que he compartido con ustedes: soñando con torcerle el cuello a una narración para que, en una forma nueva, me permita tener estas heroínas en coro, guerreras peleando batallas mientras cuidan la cebolla bien guisada en sus platos, y yo, a mi vez, saco mis armas en mi frente de guerra, que es contra y con las palabras, para conseguir sostener un texto literario que le pertenezca al lector.
Bibliografía
Barrera Agarwal, Helena (2015). De ardiente inspiración: obras de Dolores Veintimilla. Quito: Academia Nacional del Ecuador/Sur Editores. Disponible en: https://circulodepoesia.com/2016/02/dolores-veintimilla-la-noche-y-mi-dolor/
Butler, Samuel (1922). The autoress of the Odyssey. When and where she wrote, who she was, the use she made of the Illiad, and how the poem grew under her hands. Nueva York : E. P. Dutton & Company.
Ocampo, Silvina (1999 [1961]. El novio de Sibila. Cuentos completos (vol. 21) (pp. 225-226). Buenos Aires: Emecé.
Graves, Robert (1955). Homer´s daughter. Nueva York: Doubleday & Company
Soriano Vallés, Alejandro (2014). Sor Filotea y sor Juana. Cartas del obispo de Puebla a sor Juana Inés de la Cruz. Toluca de Lerdo: Fondo Editorial Estado de México-Secretaría de Educación del Estado de México.
Méndez de Cuenca, Laura (2006). Semblanza Juárez (1906), Al pasar el regimiento (1916). Impresiones de una mujer sola. Una antología general. Estudio preliminar de Pablo Mora (pp. 301-306). México, D.F.: Fondo de Cultura Económica /FLM/UNAM.
Veintemilla, Marietta de (2006 [1904). Mme. Roland. En Ana María Goetschel (comp.), Orígenes del feminismo en el Ecuador. Antología (pp. 63-70). Quito: Consejo Nacional de las Mujeres/Flacso Ecuador/Comisión de Género y Equidad Social-Secretaría de Desarrollo y Equidad Social del MDMQ/Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer Región Andina.
Zayas y Sotomayor, María de (2012 [1638]). Novelas amorosas y ejemplares. Ed. de Enrique Suárez Figueredo. Lemir, núm. 16. Textos 357. Disponible en: https://parnaseo.uv.es/Lemir/Revista/Revista16/Textos/04_Zayas.pdf
1 Noten un detalle: el sastre fabricará las ropas para el caballero, la costurera a la dama, y la mujer común se hará las propias. Los sastres son, para Cervantes, ejemplo de la transa, de la corrupción; Cervantes asocia el traje varonil a la mentira; pero ese, aunque afín al nuestro, es otro tema.
2 Vale recordar aquí el paisaje que tenemos al fondo: la poeta siciliana autora de la Odisea fue borrada, el golpe de nube que entinta a héroes que dejan esperando a las mujeres, marginadas de la épica, de la aventura, de la acción, del gobierno de su propio destino…
3 La frase de Ambrose Bierce fue: “Ser gringo y cruzar el río Bravo es eutanasia”.
Avatares del heroísmo épico femenino en La otra batalla de Lepanto, de Carmen Boullosa
Lucía Melgar
No son comunes en nuestra literatura las mujeres heroicas y menos las heroínas épicas. Si bien las mujeres históricas participaron en movimientos sociales, sus acciones pocas veces se desenvolvieron en los campos de batalla. En este sentido, el escaso elenco de heroínas épicas en la ficción en lengua española, y en otras, corresponde a la primacía masculina en la guerra y en la creación canónica. Esta constatación, y la concomitante preservación de roles de género tradicionales en lo que a la épica se refiere, no excluye el cuestionamiento de la norma por parte de mujeres de carne y hueso o de papel. Catalina de Erauso —la Monja Alférez—, las mujeres varoniles del teatro del Siglo de Oro español y algunas figuras femeninas de los romances, además de protagonistas mitológicas, o de personajes históricos como Juana de Arco, forman parte de un repertorio femenino que rebasa los límites de la femineidad pasiva y subordinada que prevalece en la configuración de la mujer en la épica.
Desde esta perspectiva, la exploración de los límites de la femineidad tradicional y sus transgresiones por parte de escritoras contemporáneas implica una relectura crítica de la literatura y un cuestionamiento de la visión de las mujeres en la historia. La creación de protagonistas guerreras no conlleva necesariamente la reivindicación para las mujeres de conductas violentas y destructivas sino, más bien, la ruptura de arquetipos que las encierran en la pasividad y les niegan la capacidad de actuar con valor, osadía e incluso crueldad, que ellas también tienen en tanto seres humanos. Si algo se reivindica así es la capacidad de romper con un dualismo reductor que impide calibrar la diversidad y la variedad de formas de ser en el mundo.
El ejercicio de la imaginación para cuestionar y minar el dualismo de las definiciones tradicionales del género es una de las constantes que caracterizan la obra novelesca de Carmen Boullosa. La mujer vestida de hombre, aventurera y guerrera, la mujer poderosa y combativa, de Duerme (1994) o de De un salto descabalga la reina (2002), son personajes que transgreden las normas masculinas, patriarcales, no en un mero afán de rebeldía sino como parte de un proceso de desarrollo personal, de búsqueda de sí, que las empuja a traspasar normas sociales que se erigen en barreras arbitrarias.
En La otra mano de Lepanto (2005), la escritora lleva aún más lejos el cuestionamiento del pensamiento binario y la visión dualista del mundo al dar vida a una protagonista maestra en el arte de la espada que, además, es gitana, debe cumplir una misión para los moriscos andaluces, pero se integra a las tropas cristianas. Marcada por la contradicción, la figura de María, la bailaora espadachina, encarna y enfrenta, como veremos, tanto los avatares del heroísmo femenino como los de un mundo plural destruido precisamente por la imposición de una visión maniquea que justifica la conquista y la destrucción. Esta compleja construcción de un heroísmo épico femenino en un mundo descoyuntado se complementa o complica con la figura de otra mujer guerrera que se asemeja a la virago o a la monstrua furiosa de la literatura misógina, en quien las cualidades del héroe se trastocan en vicios bajo el influjo de una violencia social y política despiadada. Aunque Zaida, la antagonista de María, tiene cualidades similares a las de la heroína de Lepanto, a fuerza de pérdidas y desgracias se transforma en una máquina de muerte que nada, en apariencia, justifica.
Como sugeriré en este ensayo, al crear y contraponer dos heroínas, con un destino igualmente desdichado, Boullosa reivindica el potencial de las mujeres para luchar por una causa, sin obviar la influencia de pasiones cegadoras, ya el amor, ya el odio, ni el impacto, directo o indirecto, de los desastres de la guerra. Cuestiona así el binarismo genérico y explora el cruce de pasiones humanas y exigencias sociales, que conducen a ambas mujeres a la infelicidad. La gloria, efímera, se le niega a la heroína épica y a la sobreviviente des-humanizada.
Un nuevo viejo mundo
En La otra mano de Lepanto Carmen Boullosa nos transporta a un mundo a primera vista exótico, y a la vez familiar. Al siglo XVI, a la era de expansión del Imperio español, prolífica en hazañas guerreras y hechos de barbarie (según quien relate la historia) y a uno de los principales acontecimientos en la lucha entre cristianos y musulmanes, la batalla de Lepanto en 1571.
En esta novela histórica, con mucho de épica y otro tanto de novela sentimental, la historia de María, gitana granadina, combina la “verdadera historia” de la gitanilla de Cervantes con la de una