Juan Bautista de La Salle. Bernard Hours
(Aroz, 1966a, CL 26, p. 229). Hay un acuerdo en afirmar, después de Blain, que el niño «nació delicado» y que fue necesario esperar varios años antes de que se fortificara (Blain, 1733, t. II, p. 451). Retomando esa idea, Y. Poutet encuentra una explicación a esta fragilidad en su nacimiento prematuro: a los ocho meses o, con mayor exactitud, al menos 35 semanas después del matrimonio de sus padres, el 25 de agosto de 1650, en la misma parroquia. El contexto de aprovisionamiento perturbado en el cual se encuentra la ciudad en este periodo preciso puede explicar el término prematuro de este primer embarazo de Nicole Moët, incluso si los La Salle y sus parientes no eran probablemente de los que estaban menos protegidos. Quizá haya también que suponer que el contexto militar de una ciudad ocupada e invadida por la miseria pudo crear en la madre un cierto estrés. Esta misma fragilidad, probable con respecto a nuestros conocimientos médicos actuales, podría explicar, según Poutet (1970, t. I, p. 32), la prisa en bautizar al niño el mismo día. Si resulta imposible verificar la realidad de su débil constitución al nacer, se debe, por el contrario, relativizar esa supuesta «prisa». Se recomendaba no diferir el bautismo de los recién nacidos para no comprometer su salvación en caso de deceso y no cabía esperar si nada se oponía a ello. Juan Bautista no es, pues, el único bebé en esta época en recibir el bautismo antes del final de su primer día. Las circunstancias políticas también pudieron suscitar la inquietud y convencer a la familia de no esperar más.
Otra «anomalía» ha hecho correr mucha tinta erudita, aunque la importancia no sea considerable. ¿Por qué la ceremonia, en este caso mucho más discreta y rápida que en nuestros días, se celebró en la parroquia de San Hilario, cuando los padres de Juan Bautista vivían en la de San Pedro el Viejo? Se puede suponer, como lo hizo Poutet en 1970, que la joven mujer de dieciocho años termina su primer embarazo en casa de su madre para aprovechar su experiencia. El parto era entonces ante todo un asunto de mujeres y quizás no había alguna partera experimentada en la joven familia. Luego se verá que la señora de La Salle parece haber permanecido siempre cercana a sus padres. Pero también en Reims se acostumbraba a bautizar a los niños en la parroquia del lado materno sin que allí vivieran los papás. Monseñor Le Tellier puso fin a esto mucho más tarde por medio de su mandato del 27 de abril de 1685, que «obliga a bautizar a los niños en la parroquia de sus padres» (Poutet, 1970, p. 31, n.º 13; Aroz, 1966a, CL 26, p. 239). Se concluye subrayando, por un lado, que después de Juan Bautista el resto de los hermanos y hermanas se bautizaron en las dos parroquias y, por otro lado, que luego de los minuciosos trabajos de Aroz se considera que no hay lugar para suponer que Juan Bautista haya nacido en un sitio distinto a la casa paterna, en la calle de la Arbalète.
Según el modelo demográfico que prevalecía entonces, Nicole Moët llevó hasta el final once embarazos en unos veinte años, entre 1650 y 1670. Después de Juan Bautista, vinieron Remí (11 de diciembre de 1652), María (26 de febrero de 1654),
En esta familia los intervalos intergenésicos se sitúan en su mayoría entre diecinueve y catorce meses. Dos son muy breves: doce y catorce meses; otros dos son mucho más amplios: 35 meses entre los dos últimos hijos, y 41 meses, casi tres años y medio, entre Santiago José y Juan Luis I. En este último caso, dada la regularidad del ritmo de las concepciones y de los nacimientos en la pareja, se puede suponer que Nicole Moët habría tenido un aborto natural sin dejar huellas en los archivos, lo que no tiene nada de sorprendente. Para el nacimiento de
Luis de La Salle, un magistrado en ascenso social
El padre de Juan Bautista, Luis de La Salle, proviene de una familia de comerciantes cuyo itinerario social es muy representativo26. El primer ancestro directo conocido y cierto es
La familia de La Salle comienza su ascenso social gracias al comercio textil. Con este adquiere mucho más que la holgura, la riqueza. Al menos estaba en capacidad de practicar el comercio financiero. Así, cuando Henri de Navarra, en su reconquista de la Champaña de la liga, pone su sede frente a Épernay en 1592, los hijos de
Los La Salle se aproximan insensiblemente a la nobleza por medio de una estrategia matrimonial clásica.