Cómo escribir un artículo académico en doce semanas. Wendy Laura Belcher
para la autora
Constantemente actualizo este manual. Por favor, comunícate conmigo si tienes opiniones o sugerencias sobre su contenido. Agradezco cualquier tipo de correcciones (por ejemplo, si el manual tiene errores de tipografía o de gramática), muestras de tu trabajo (cómo modificaste un título malo a otro excelente), ideas respecto de lo que convierte un artículo en publicable (cómo funciona en tu campo), estrategias exitosas para motivarte y ejercicios que te han ayudado. Para contactarme, visita mi página <www.wendybelcher.com>.
Semana 1
El diseño de tu plan para escribir
Día asignado | Semana 1. Actividades diarias | Tiempo estimado |
Día 1 (¿lunes?) | Lee hasta la sección Los escritores académicos exitosos persiguen sus pasiones y completa los cuadros de esas páginas | 60 minutos |
Día 2 (¿martes?) | Selecciona un texto escrito previamente a fin de desarrollarlo para su publicación (sección Diseña un plan para enviar tu artículo en doce semanas) | 60 minutos |
Día 3 (¿miércoles?) | Elige y mejora tu lugar de trabajo para escribir (sección Día 3: elige un lugar para escribir) | 60 minutos |
Día 4 (¿jueves?) | Diseña un horario semanal para escribir durante doce semanas; anticipa obstáculos e interrupciones (sección Día 4: diseña tu horario para escribir) | 60 minutos |
Día 5 (¿viernes?) | Empieza a documentar cómo usas actualmente tu tiempo (sección Día 5: documenta el uso de tu tiempo) | 60 minutos |
Cada semana tendrás tareas específicas que se han diseñado para ayudarte a alcanzar la meta de enviar tu artículo académico a una revista al término de doce semanas. En este cuadro aparecen las tareas para la primera semana, repartidas por día y durante cinco días para sumar alrededor de cinco horas de trabajo semanales. A algunas personas les parece conveniente un poco de trabajo cada día para mantenerlo fresco, si es el caso, debes dedicar quince minutos a revisar el artículo en el sexto y séptimo días. La primera tarea para el día 1 es leer el material que está a continuación. La semana inicial requiere más lectura que el resto de las semanas.
Comprendiendo tus sentimientos respecto de la escritura
Escribir es para la vida académica lo que el sexo era para la Viena del siglo XIX: todos lo hacen y nadie habla de ello. El investigador más destacado sobre autores académicos encontró que en su mayoría estaban más dispuestos a hablar sobre sus problemas personales, incluyendo la disfunción sexual, que sobre los problemas relacionados con escribir (Boice, 1990: 1).1 La creencia más común entre los académicos parece ser que escribir, como el sexo, debe ocurrir de forma natural y llevarse a cabo en una discreta privacidad. Debido a este silencio, la disfunción de redacción es muy común en la academia. Un sondeo reciente de más de cuarenta mil profesores en Estados Unidos reveló que el 26 por ciento dedicaba cero horas a la semana a escribir, y casi un 27 por ciento nunca había publicado un artículo en una revista dictaminada por pares (Lindholm et al., 2005). Además, el 43 por ciento no había publicado ningún trabajo en los últimos dos años y el 62 por ciento nunca había publicado un libro. Dicho de otra forma, sólo el 25 por ciento de los profesores dedicaban más de ocho horas semanales a escribir. Y únicamente el 28 por ciento habían producido más de dos publicaciones en los últimos dos años. Es más, dichas estadísticas se basan en información autorreportada y reflejan sólo las actividades de quienes son lo suficientemente organizados para responder al sondeo. Algunos académicos piensan que las cifras son mucho menores, y estiman que los escritores académicos productivos representan menos del 15 por ciento del cuerpo docente en las universidades (Moxley y Taylor, 1997; Simonton, 1988). Tomando en cuenta que la publicación es el principal marcador de productividad académica, tales estadísticas son sorprendentes. ¿O lo son realmente?
No tienes que ser Freud para entender que el silencio de la academia sobre la escritura puede ser represivo. Después de todo, escribir es un proceso creativo y, como tal, depende de la conexión con otras personas. Si intentas crear en un ambiente que desanima a compartir, la disfunción es un resultado inevitable. Ciertamente, muchos han descubierto que hablar sobre sus dificultades para escribir ha sido una experiencia liberadora, tanto para ellos como para sus confidentes. La lección: aprender a hablar sobre escribir es una clave importante para convertirte en escritor productivo.
Una de las razones por la cual los académicos no hablan sobre la experiencia de escribir es que esto implica hablar de sentimientos. Los académicos tienden a sentirse más confortados con lo racional que con lo emocional. Por lo mismo, incluso si logramos hablar del tema, lo más probable es que sea acerca del contenido, y no del proceso. De hecho, muchos tenemos sentimientos acerca de la escritura que casi nunca reconocemos en público. El primer paso es comprender cómo te relacionas con la escritura.
Así que empecemos con una pregunta general: ¿qué sentimientos afloran cuando piensas en escribir? Te recomiendo llamar a un(a) compañero(a) de clase o colega y discutir con ellos esta pregunta antes de usar el cuadro de abajo para anotar tus respuestas. O envía un correo electrónico a un(a) amigo(a) o familiar.
Mis sentimientos sobre mi experiencia de escribir |
(Si no cumpliste este ejercicio, regresa y escribe por lo menos un sentimiento. Lo que sigue tendrá más sentido si tomas un tiempo para escribir algo aquí).
Cuando hago esta pregunta sobre sentimientos en clase, generalmente surgen primero emociones negativas. Cito literalmente algunas desde mis notas:
Siento terror y aburrimiento… Me deprimo cuando pienso que tengo que escribir… Me desanimo porque siento que no he llevado a cabo suficiente investigación para empezar a escribir… Me divierto al principio, pero odio revisar el texto… Me agrada revisar, pero odio terminar el primer borrador… Mi tutor es tan crítico que cuando pienso en escribir me siento incapaz… Siento que hay reglas que todo mundo conoce menos yo… Quiero posponer el trabajo cada vez que pienso en cuánto tengo que escribir y qué poco he escrito… Me siento avergonzado de mis habilidades de redacción… Quisiera que mis habilidades de lenguaje fueran mejores… Siento que si la gente leyera lo que escribo sabrían qué tonto soy… Siento que escribo durante horas y tengo tan poco qué mostrar… Paso tanto tiempo criticando los textos de mis estudiantes que me cierro cuando llego al mío… Pienso en una buena idea y luego siento que una neblina baja sobre mí… Cuando pienso sobre el hecho de que mi carrera entera depende de publicar, me siento completamente paralizado… Siento la confianza de que puedo hacer cualquier cosa, si sólo pudiera levantarme de la cama…
¿Adivina qué? ¡No estás solo(a)! La mayoría de los escritores, incluso los que han tenido éxito, escuchan estas