Cómo escribir un artículo académico en doce semanas. Wendy Laura Belcher

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son justificados. Escribir es difícil y aterrador. El sentimiento de ansiedad es una respuesta totalmente apropiada. Vale la pena dedicar tiempo a pensar qué es lo que vincula tus sentimientos negativos. ¿Acaso giran alrededor de uno o dos tipos de ansiedad, percepciones o hábitos? ¿Apuntan hacia un miedo en particular, como al qué pensarán otros de ti? ¿O están relacionados con una percepción negativa de ti mismo(a), como calificarte de perezoso(a)? Utiliza el siguiente cuadro para identificar estos vínculos.

Elementos comunes en mis sentimientos negativos acerca de escribir

      (Más adelante, en este mismo capítulo, dedicarás tiempo para tratar con tus sentimientos negativos, pero, por ahora, solo regístralos).

      Como respuesta a esta misma pregunta, surgen también algunos sentimientos positivos. Mis estudiantes dicen cosas como:

      Me emociono cuando se me ocurre una buena idea… Algunas veces escribo una oración que resulta más coherente de lo que yo esperaba y me siento genial… Me siento eufórico cuando me doy cuenta que tengo una conclusión que cierra bien el artículo.. Me encanta la sensación de haber terminado un artículo… Cuando leo algo que escribí hace un año, me impresiona y pienso ¿yo escribí eso?

      Para sentirte bien respecto de la escritura, recuerda el contexto en el que surgieron tus sentimientos positivos. Por ejemplo, ¿tienes recuerdos particularmente agradables de cuando has escrito? Durante esa experiencia en la que te sentiste bien, ¿cuál fue la causa?, ¿qué lecciones puedes aprender de esas experiencias?

Lecciones que debo aprender de mis experiencias positivas con la escritura

      (Más adelante dedicarás tiempo sobre cómo usar estas lecciones pero, por ahora, sólo anótalas).

      Ante mi pregunta en clase, los estudiantes reportaron buenas experiencias, como las siguientes:

      Tenía una fecha límite que me forzó a sentarme a escribir… Contaba con un asesor/amigo/pareja que me animaba… Estaba trabajando en un artículo que significaba mucho para mí personalmente… Mis padres se llevaron a mis hijos por una semana… Entré al ritmo de escribir cada noche después de ver Seinfeld en la TV… Tenía un trabajo de tiempo parcial que me obligaba a utilizar mi tiempo más eficazmente… Leí un artículo que realmente me inspiró y motivó… Le pedí a mi asesor encontrarse conmigo una vez a la semana con la expectativa de que yo le mostrara cada vez lo que había escrito...

      De manera interesante, las lecciones que los estudiantes aprendieron de esas experiencias fueron similares. Aparentemente, parafraseando a Tolstoi, los escritores felices son todos iguales, Los escritores académicos exitosos comparten actitudes y hábitos de trabajo similares. Yo los llamo claves para el éxito en la redacción de textos académicos.

      Claves para experimentar positivamente la escritura

      He diseñado este manual para ayudarte a desarrollar habilidades en torno a cuatro puntos que son la clave de una redacción académica exitosa. Estos elementos son esenciales y también te pueden ayudar a diseñar tu propio programa.

      Los autores académicos exitosos escriben

      Samuel Eliot Morison, autor de varios libros académicos clásicos, incluyendo The Oxford History of the American People (La historia Oxford del pueblo americano), tenía el siguiente consejo literario dirigido a los jóvenes historiadores: “Primero que todo, ¡Empieza a escribir!” (1953: 293). Puede parecer tautológico, pero la clave principal para tener una experiencia de escritura positiva es escribir. La mayoría de las experiencias negativas de escritura, según reportan los estudiantes, giran alrededor de no escribir (es decir, postergar) y la mayor parte de las experiencias positivas respecto a escribir giran alrededor de realmente hacerlo. Esto es, cuando los estudiantes escriben tienen una sensación de logro y el placer de comunicar sus ideas. En este sentido, escribir es igual que hacer ejercicio. A pesar de que es complicado al principio, se hace más fácil y placentero mientras más lo practiques. Como mi colega Chon A. Noriega, un escritor académico muy productivo, les comenta a sus estudiantes de posgrado cuando empiezan sus tesis: “Uno mejora en cualquier cosa que hace regularmente. Si uno no escribe regularmente, uno mejorará en no escribir. De hecho, uno desarrollará una asombrosa cantidad de habilidades diseñadas para mejorar y extender nuestro no escribir”. Los que no escriben frecuentemente explican que están “muy ocupados”. Ciertamente, la gente hoy en día está muy ocupada. Algunos estudiantes pierden mucho tiempo en el transporte diario de un lugar a otro; otros tienen empleos de tiempo completo, y algunos más tienen niños pequeños. Las buenas y las malas noticias son: muchas personas atareadas han sido escritores productivos. ¿Acaso ellos son más inteligentes? No. Si prestas atención a la manera en que usas tu tiempo, descubrirás que no estás tan ocupado(a) como supones, y que escribir no lleva tanto tiempo como temes.

      Robert Boice, el destacado académico en el tema de productividad académica, comprobó este punto después de acompañar durante una semana a profesores que aseguraban estar “muy ocupados” para escribir. Con Boice observándolos todo el día, la mayoría tuvo que admitir que “raramente pasaban sus días laborales sin tener por lo menos un breve periodo de quince a sesenta minutos libres” (1997a: 21). Sus sujetos pasaban ese tiempo libre en actividades que no estaban relacionadas ni con el trabajo ni con la diversión. Boice también encontró que aquellos que más frecuentemente se describían a sí mismos como muy “ocupados” o muy “estresados” no producían tanto como los que escribían de manera constante. En otras palabras, no estás demasiado ocupado(a) para escribir, sino que estás ocupado(a) porque no escribes. El estar ocupado(a) no explica por qué no escribes. (Si no prestaste mucha atención a estas últimas dos oraciones, es esencial volver atrás y leerlas de nuevo). Sin importar cuán atareada es tu vida, desarrolla un plan para escribir. Los escritores académicos exitosos no esperan a tener inspiración. No esperan hasta el último minuto. No esperan hasta tener mucho tiempo. Ellos crean un plan para escribir cada día y se adhieren a él. Buena parte de este manual está dedicado a ayudarte a desarrollar tu hábito de escribir.

      Los escritores académicos exitosos hacen de la escritura una actividad social

      Académicos de humanidades continúan creyendo que los textos surgen perfectamente formados de la mente del escritor. En las ciencias naturales, este mito no es tan común, ya que la mayoría de los artículos científicos son resultado del trabajo de un equipo de investigadores que publican en coautoría. Los estudiantes de ciencias trabajan como autores secundarios, contribuyendo con secciones o datos a los artículos de los profesores, mucho antes de que ellos mismos se conviertan en autores primarios. Por esa razón, la disfunción en las ciencias naturales es mucho menor. De manera consistente, los académicos en ese campo consideran que escribir es una forma de conversación. Cuando se pierde esta noción de colaboración, aparecen muchos de los problemas de redacción tan frecuentes en la comunidad académica: bloqueo mental, ansiedad respecto del robo de ideas, obsesión por la originalidad, miedo a la tardanza, dificultades con la crítica, e incluso el plagio.


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