Patrimonios, espacios y territorios. Natalie Rodríguez Echeverry

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siendo hegemónicas. Queremos decir con esto que hasta la primera década del siglo XX, la vinculación de Colombia en la modernidad había sido estrictamente “colonial”, limitándose a servir como despensa para la industrialización de los países centrales, pero sin que la “lógica cultural” del capitalismo industrial (con sus tecnologías corpo-políticas, bio-políticas y noo-políticas de poder) hubiese tenido incidencia en un cambio apreciable de las relaciones sociales en el país. (16)

      De esta manera, se resignifica el comienzo de un siglo en términos de progreso tras la búsqueda de la renovación de la nación, esto es, la promesa deseable que encarna la modernidad; según lo explica Niño (1991), se perseguía una modernización entendida como

      integración a la racionalidad capitalista y a los valores burgueses: el espíritu de empresa, el ahorro, el individualismo, el arribismo, la exaltación al trabajo y en general los valores propios de la “moral capitalista”, en oposición al pensamiento pastoril de la Colombia señorial. (37)

      Un comienzo de siglo que, según Castro-Gómez (2009), representa la “construcción de un Estado moderno”, llamado a “gestionar los axiomas del capitalismo y a promover el movimiento de las poblaciones” (20).

      En este orden de ideas, y en directa correspondencia con el próposito de trabajar por la “regeneración nacional”, en el Chocó se emprendió lo que podría denominarse proyecto progresista para la región. La estrategia de organizar el territorio nacional derivó en la denominación para el territorio chocoano como intendencia nacional, formación que, según lo explica González Escobar (2003), tiene como antecedentes que

      desde 1886 hasta 1907, las provincias del San Juan y del Atrato habían estado sometidas a la égida de Popayán, pero el Gobierno de Rafael Reyes, mediante el Decreto 1347 del 5 de noviembre de 1906, determinó unir estas dos provincias, disgregadas del Estado del Cauca. (132)

      Así, se pusieron en marcha una serie de estrategias que, con el propósito de conformar territorio, actuaron sobre este interviniéndolo físicamente, las cuales corresponden a formas de implementación de técnicas de intervención y ordenación, que en el Chocó se representan a través de proyectos como el de organización y conexión de la región con otras zonas del país. En este sentido, se dispone entonces tejer una red de infraestructura por medio del trazado de vías, como carreteras y líneas férreas, acompañados de caminos terrestres y navegables que se conforman en relación con un proyecto general de nación, acorde con los requerimientos de representar el progreso. Para Castro-Gómez (2005), “la acumulación de poder, riqueza y capital dependía en parte del conocimiento exacto que un Estado tuviera sobre las ciudades, selvas, montañas, ríos, flora, fauna y, por encima de todo, sobre la fuerza de trabajo disponible en territorios bajo su control” (239-40); un conocimiento desde lo externo que, en el caso del área chocoana, se traduce en términos de poseer la accesibilidad, con miras a posibilitar la reorganización, ordenación e intervención física del espacio para erigir territorio.

      Para el año 1914, en el periódico ABC se consignó que “el Chocó llamado a reemplazar al departamento rebelde puede y debe ligarse al interior por líneas férreas que pongan la corriente mundial del pacífico en contacto inmediato con nuestros grandes centros industriales” (González Escobar 2003, 140); cuatro años más tarde, el llamado se hizo a proyectarse la construcción de vías de comunicación consideradas como “la base primordial del adelanto de esta tierra” (ABC 1918 n.° 418, 1), entre las cuales se destacan los ferrocarriles del Pacífico, Bahía Solano y Urabá y la carretera del Pacífico, junto con la red de caminos de la región. Dichas solicitudes se hallan en concordancia con lo enunciado en la nota de Ecos del Chocó anteriormente citada, que hace referencia al Gobierno del progresista General Reyes y su compromiso con su población y la región para

      ayudarlos prácticamente para que renazca á nueva vida [por lo cual] emprenderá ó fomentará la apertura de las vías de comunicación que necesitan para su redención y estimulará de manera formal y positiva las industrias aurífera y agrícola, que son los principales elementos de vida con que cuenta esta nueva entidad. (1907 n.° 1, 3. Las cursivas no pertenecen al original)

      Además, se registran aproximaciones que relacionan esta actividad con el beneficio económico para el Chocó, enunciados que aseguran que “el desarrollo de la minería trae consigo el ensanche de la agricultura y el comercio, y crea un bienestar general, pues el dinero que gastan las compañías mineras anualmente en su industria se queda distribuido en las regiones donde establecen los trabajos” (ABC 1924 n.° 884, 2). Discursos bajo los cuales se legitiman las prácticas y actividades de exploración y explotación de los territorios, las cuales, a su vez, se asumen como mecanismos por medio de los que se prospera y se representa a la población


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