El Dogok y las guerras Noxxis. Danilo Járlaz

El Dogok y las guerras Noxxis - Danilo Járlaz


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hecho los daraflame. Ya todos sabían que esos gigantes de fuego negro eran los extranjeros a los que habían ayudado.

      Una vez más, varios draker intentaron atacar a Oseres y a Toter, pero ni aun transformándose en dragones, lograron siquiera tocarlos, pues Oseres levantó ambos brazos y con una fuerza maligna comenzó a extraer la sangre de todos los draker en Polcura, la cual salía de ellos por sus ojos, nariz y boca; incluso de los que no habían muerto aún. Las grandes cantidades de sangre se elevaban hasta un portal inmenso que Toter había abierto en el cielo, el cual desembocaba en la gruta donde los espíritus antiguos les habían hablado.

      Y gritaban los draker al sentir que su sangre era drenada de una forma tan espantosa y caían hechos huesos y carne suelta. Ni una gota de sangre quedó dentro de ellos.

      Sin embargo, hubo una familia que pudo huir aquella noche de muerte en Polcura y aunque los daraflame intentaron matarlos, ni Toter ni Oseres pudieron hacerles daño alguno, pues un poder superior al de ellos les protegía. Era la familia Nix-Hui de los draker de Polcura, los únicos que lograron escapar de la muerte aquella noche.

      Quedó Polcura en silencio después de lo ocurrido. Los gritos cesaron, el movimiento y el ajetreo que había desatado la muerte, ahora se había reducido a cadáveres de dragones muertos por todas partes, junto a cuerpos de niños, hombres, mujeres y ancianos, esparcidos por toda la aldea.

      Oseres y Toter volvieron a su apariencia normal, pero a pesar de su transformación, las heridas de Toter no se habían sanado, por lo que Oseres tuvo que cargarle de vuelta a la gruta.

      Una vez allí, vieron cómo los espíritus antiguos se agitaban inquietos sobre la superficie de la laguna de sangre que habían llenado los daraflame para ellos. Al llegar, llevando encima solo los colgantes de rocanagra, Oseres y Toter se arrodillaron ante los espíritus:

      —Hemos hecho vuestra voluntad, ahora cumplan lo que han dicho, completen su poder en nosotros —dijo Oseres.

      —¡Sí! —susurró la voz tenebrosa desde lo profundo de la gruta —Vengan y naden en la sangre que han derramado, beban, porque la hemos embrujado con nuestro poder ¡Este será vuestro bautismo! —dijo la voz tenebrosa.

      Entonces Oseres arrojó a Toter dentro de la laguna de sangre para posteriormente sumergirse él mismo. Al hacerlo, comenzó a tener visiones de los espiritus antiguos de las tinieblas, formando Ádama y todo lo que en ella había. Oseres veía pasar todo esto frente a sus ojos y sintió que un gran poder tomaba control de todo su cuerpo, entonces aún sumergido en la sangre, escuchó:

      —¡Aún hay más sangre que debes traerme, Oseres, hijo de las tinieblas!

      —¡Haré todo lo que me ordenes! —respondió Oseres, nadando en la profundidad del lago de sangre.

      —Tráeme la sangre de los hijos de Ivi, la entederi, porque su legado planea traer a un rey de gloria que no podremos destruir ni con todos nuestros poderes combinados… y debemos devorarlo, antes que salga del vientre…

      Entonces Oseres abrió los ojos y vio al espíritu con el que hablaba frente a él, cara a cara, casi encima de su rostro, sus manos amorfas, con dedos alargados le acariciaban el rostro, sus ojos rojos y perversos estaban sobre los suyos. Entonces el espíritu siguió hablándole:

      —Tráeme sangre entederi… dame a beber la sangre de los hijos de Ivi… y nuestro poder podrá reinar por siempre en toda Ádama…—agregó el espíritu.

      Oseres sonrió complacido, pensó que si ya había matado a toda una aldea de drakers, utilizando solo una muestra del poder oscuro, ahora que sus poderes habían sido completados ¿por qué no podría también acabar con todos los entederi?

      Entonces la sombra le besó en la boca y de esta forma se apoderó de su cuerpo totalmente.

      Y la muerte fue complacida.

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      Capítulo 5

      Azuruma y Atizedrel

      Azuruma es la diosa del placer, los deseos ocultos y la lujuria.

      Atizedrel es la diosa de la prosperidad, la fortuna y la belleza oculta.

      Las únicas dos daraflame femeninas viajaron al Oeste, vistiendo de púrpura y seda. Ambas eran muy hermosas. Decidieron que antes de seguir su viaje debían tomar un baño. Y así lo hicieron, escogieron una de las lagunas subterráneas que se pueden encontrar en los interminables caminos bajo las Montañas Tenebrosas, donde nace el río Hidekel. Allí se desnudaron las dos y tomaron un baño, sin desprenderse de los colgantes de rocanagra que les había dado la Presencia Oscura.

      Y había un hombre allí que les miraba mientras se bañaban, pero Azuruma sintió su presencia y sin darle tiempo para escapar o reaccionar, lo hechizó. Luego se presentó frente a él, aún desnuda y le dijo:

      —Harás todo lo que yo te diga que hagas, ya no te perteneces a ti mismo.

      —Así será, mi dama, pero le ruego, deme el placer de vuestro cuerpo

      —rogó el hombre.

      —Si me haces tuya, mi esclavo serás para siempre ¿estás seguro? —dijo Azuruma.

      —Pues no habrá esclavitud más dulce que esta, mi dama —respondió el hombre. Azuruma sonrió y dejó que lamiera sus pechos y que le tocara donde él quisiera y el hombre pareció enloquecer de lujuria, tanto, que sangraba por la nariz. Entonces, luego de yacer con él, Azuruma la embrujó:

      —¿Cómo se llama la aldea de la que vienes?—preguntó Azuruma.

      —Anzares —dijo el hombre.

      —Regresa a tu aldea y di que has visto a las diosas —dijo Azuruma.

      —¿Eres una diosa?

      —¿Acaso lo pones en duda? —preguntó la daraflame sonriendo. Él se dispuso a hacer lo que le ordenaba.

      Atizedrel vino hasta él y le hizo una armadura de roca y le dio una espada hecha de yawfen, el mineral sombra-puro.

      —Tú serás de ahora en adelante Énodor, el vocero de los deseos de los daraflame —le nombró Atizedrel.

      Énodor, vistiendo su nueva armadura y empuñando la espada otorgada, reverenció a las daraflame y volvió a Anzares. Una vez allí anunció a sus habitantes que dos hermosas diosas vendrían pronto a reinar en la aldea y todos se maravillaban al ver cómo vestía y cómo hablaba, ya que lo reconocían de antes. Incluso la esposa de Énodor se acercó a él con sus hijos y le decían:

      —¿Qué es lo que haces? —pero Énodor, apartándolos con amenazas de espada, no los recordaba.

      Y se llenaron de temor en Anzares, puesto que sabían de la noticia de que dos dioses habían llegado a una de las aldeas del Norte llamada Burán. Se contaba que les habían liberado de los drakers, que habían domado a un Dragon Krane como si fuera un dócil corcel e incluso le habían cambiado el nombre a la aldea, ahora se hacía llamar “Askal”, de la que había surgido un gran monte de la nada.

      Por lo mismo, todos estuvieron de acuerdo en que un poder extraño había hechizado a Énodor y lo había cambiado por completo, incluso el nombre.

      Entonces Azuruma se disfrazó de mujerzuela y se infiltró en Anzares. Visitó el prostíbulo de noche, el cual se encontraba muy vacío.

      —Quiero trabajar —le dijo Azuruma a una mujer gorda que administraba el burdel. Esta le miró de pies a cabeza y respondió:

      —Hermosa y joven eres, pero en este pueblo pocos clientes tenemos y todos los que están en edad del deseo, se han casado y esposas tienen —Entonces Azuruma sonrió e insistió diciendo:

      —Eso no debería ser ningún problema. Deme el empleo y este lugar renacerá de su miseria y abandono —y tuvo temor la mujer del burdel al escucharle hablar con tanta seguridad.

      —Tráeme


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