Habilidades sociales y dinamización de grupos. SSC322_3. Teresa de la Cruz Zurita Báez
5.1. La teoría del Aprendizaje Significativo de Ausubel
Para este, la relevancia de los diferentes tipos de motivación depende de:
1 el tipo de aprendizaje
2 el tipo de rol que el alumno o la alumna tome en el grupo
3 el punto de partida del aprendiz
Ausubel señala que“frecuentemente la mejor manera de enseñar a un estudiante no motivado es ignorar su estado motivacional por un cierto tiempo y concentrarse en enseñar con la mayor eficacia posible. Un cierto aprendizaje tendrá lugar, a pesar de la falta de motivación. Y, a partir de esta satisfacción inicial por haber aprendido algo, es de esperar que se desarrolle la motivación por aprender más”.
Partiendo de los principios expuestos por esta escuela, Araújo y Chadwick proponen ocho consecuencias prácticas relacionadas con la motivación escolar:
1 La motivación es tanto causa como efecto del aprendizaje.
2 La finalidad perseguida debe estar lo más clara posible, lo que aumentará la motivación.
3 Se debe hacer uso de los intereses y motivaciones que los alumnos traen consigo, pero sin restringirse a ellos.
4 Se tiene que aumentar la curiosidad intelectual, lo que se consigue tratando temas que llamen la atención del niño y niña.
5 Una buena selección de objetivos y actividades de acuerdo con el desarrollo psicoevolutivo del alumno sirve para evitar fracasos y frustraciones que pueden causar problemas con respecto a la motivación.
6 Se deben establecer conjuntamente unas metas realistas, evaluando siempre su progresiva consecución.
7 Cada alumno y alumna es un mundo, por lo que las diferencias entre iguales han de ser tenidas en cuenta en la planificación.
8 Usar continuamente la motivación extrínseca evitando la exageración.
Recuerde
Solo hace falta un agente motivador (por ejemplo el padre, la madre, el hermano, ...) para ayudar o no al desarrollo de ciertas motivaciones desde la niñez.
5.2. Teoría de Bandura. La influencia del refuerzo en el comportamiento motivacional
Albert Bandura es el creador de la teoría social del aprendizaje, que se centra en los conceptos de refuerzo y observación. Sostiene que los humanos adquieren destrezas y conductas de modo operante e instrumental y que en la observación y la imitación intervienen factores cognitivos que ayudan al sujeto a decidir si lo observado se imita o no. En los niños, afirma Bandura, la observación e imitación se da a través de modelos que pueden ser los padres, educadores, amigos y hasta los héroes de la televisión.
La imitación puede darse por los siguientes factores:
1 Por instinto: las acciones observadas despiertan un impulso intuitivo por copiarlas.
2 Por el desarrollo: los niños imitan las acciones que se ajustan a sus estructuras cognoscitivas.
3 Por condicionamiento: las conductas se imitan y refuerzan por moldeamiento.
4 Conducta instrumental: la imitación se vuelve un impulso secundario, por medio de refuerzo repetido de las respuestas, que igualan las de los modelos. La imitación reduce los impulsos.
Los factores cognitivos se refieren concretamente a la capacidad de reflexión y simbolización, así como a la prevención de consecuencias basadas en procesos de comparación, generalización y autoevaluación. En definitiva, el comportamiento depende del ambiente, así como de los factores personales (motivación, retención y producción motora).
5.3. El interés como eje de la motivación. Teoría de Bruner
Bruner explica que “los motivos para aprender deben dejar de ser pasivos, es decir, de mantener al estudiante en estado de espectador; por el contrario, se debe partir, en lo posible, del interés por aquello que va a enseñarse y ese interés se debe mantener de modo amplio y diversificado durante la enseñanza”.
De esta forma, los materiales que se usen en el proceso de enseñanza aprendizaje tienen un papel fundamental ya que por ellos mismos se bastan para motivar el aprendizaje. Para ello es necesario que el enseñante demuestre el interés de estos, lo que provocará un desequilibrio de excitación en el estudiante que será motivo de descubrimiento.
Sabía que...
Bruner ofreció su idea de escuela en los siguientes términos: “La escuela empieza a presentar una visión del mundo tan ajena o tan remota que muchos educandos no pueden encontrar en ella un lugar para ellos o para sus amigos. Lo que necesitamos es un movimiento de reforma escolar con una idea más clara de hacia dónde vamos, con convicciones más profundas sobre el tipo de gente que queremos ser”.
5.4. Piaget: teoría genética y el equilibrio motivacional
La motivación es el motor para el desarrollo de la inteligencia. Además, esta se encuentra en el propio individuo, distinguiéndose tres motivaciones fundamentales: el hambre, el equilibrio y la independencia con relación al ambiente.
Así, para él las fuerzas externas influyen en el alumno y la alumna y lo llevan a un estado de desequilibrio. En este momento, el niño o niña intenta crear nuevas estrategias de adaptación a la nueva situación. Al ser esta situación uno de los elementos más motivadores, la situación de conflicto impulsa al niño o niña al restablecimiento del equilibrio, tanto en el aula como en su ambiente natural (Araujo y Chadwick op. Cit. 133).
6. Motivar a través del juego
Los primeros aprendizajes de los niños y niñas se hacen a través del juego, ocupando este la mayor parte de las horas y atención de ellos. Aprender es un juego para los pequeños porque en los primeros años una y otra cosa no son muy diferentes. El juego es motor de motivación a cualquier edad si es adecuado al nivel y a los intereses del que juega.
6.1. El juego como método
Usar el juego como método de enseñanza es crucial para el desarrollo infantil, dado que en este indisolublemente conviven trabajo y juego, y que para ellos, jugar es la actividad que llena sus vidas. Como educadores en general debemos saber que el niño jugando se relaciona con su medio, aprendiendo de manera inconsciente para qué sirven las cosas que le rodean. Los juegos van interiorizados en los niños, no hace falta que se les explique cuál es su importancia.
El niño necesita tiempo para jugar, para sus creaciones y para que su imaginación le empuje a variados experimentos positivos. Mediante el juego, el niño siente la necesidad de tener compañía, porque el juego lleva unido el espíritu de la sociabilidad.
Para conseguir nuestro objetivo de educar, el juego debe ser por un lado variado y, por otro lado, debe ofrecer problemas a resolver, progresivamente con mayor dificultad e interés. En el juego, los niños deben ser los protagonistas de una acción heroica creada a partir de su maravillosa imaginación.
El niño descubre y analiza el mundo que le rodea. En esta exploración, los padres, las madres y los docentes juegan un papel básico puesto que han de estar a su lado ayudándole en su insaciable curiosidad, contestando a sus constantes porqués.
Ejemplo
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