Entre bestias y bellezas. Michael Edward Stanfield

Entre bestias y bellezas - Michael Edward Stanfield


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e histórico para ayudar a los lectores a apreciar la importancia de la belleza para los colombianos en el tiempo, y los capítulos subsiguientes siguen la evolución cronológica del significado de la belleza como reflejo del terror de la bestia y las vicisitudes de las reformas. Aunque la belleza es de importancia universal para los seres humanos a lo largo de la historia y en el mundo entero, en Colombia la belleza refleja de manera única la geografía de la nación, su herencia colonial, su evolución hacia una sociedad moderna y urbana, y su anhelo de una identidad positiva. Irónicamente, la bestia de la violencia reforzó los roles tradicionales de género al bloquear los caminos hacia las reformas, mientras que la belleza funcionó como una positiva válvula de escape para los colombianos, ávidos de esperanza y desahogo del fracaso político e institucional. De forma trágica, la violencia, la exclusión y el terror convirtieron la belleza en un poderoso narcótico para el pueblo de una nación que sueña con un futuro mejor.

      Notas

      1 Lo que hoy en día es Colombia se conoció como la Gran Colombia de 1819 a 1830, la Nueva Granada de 1830 a 1863 y Colombia a partir de entonces. Usaré el nombre de Colombia para referirme al país, independientemente del título oficial en cada momento.

      2 Naciones sudamericanas como Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay se han ubicado bien en este tipo de campeonatos y han construido parte de su reputación nacional e internacional en el siglo XX en torno a ellos.

      3 Colombia ganó el concurso de Miss Universo en 1958, entre las cenizas de La Violencia y el comienzo del Frente Nacional; Venezuela lo ganó en 1979, 1981, 1986 y 1996 al desmoronarse la democracia liberal bipartidista y recientemente en 2006 y 2009 durante las administraciones de Hugo Chávez; Brasil ganó en 1963 mientras los civiles impulsaban reformas agresivas y en 1968 en plena dictadura militar.

      4 En una serie de experimentos en la década de 1980 se descubrió que los bebés de tan solo tres meses de edad preferían las caras que los adultos consideraban “atractivas” a otras consideradas “no atractivas”. Véase Linda A. Jackson, Physical Appearance and Gender: Sociobiological and Sociocultural Perspectives (Albany: State University of New York Press, 1992), 75-77.

      5 Miss Puerto Rico ha ganado el concurso de Miss Universo cinco veces (1970, 1985, 1993, 2001, 2006), lo que la ubica en un grupo privilegiado, solo detrás de Venezuela (siete títulos) y Estados Unidos (ocho coronas). Simultáneamente latina en su cultura y estadounidense en lo nacional —el Estado Libre Asociado de Puerto Rico es territorio de los Estados Unidos—, la elección de miss Puerto Rico en 1993 podía considerarse la de una candidata sintética que representaba a la vez a Latinoamérica y a Estados Unidos en un momento de mayor hegemonía económica, lo que provocó preocupaciones nacionalistas por la soberanía protectora. La investigación sobre la belleza y la identidad en Puerto Rico sería fascinante.

      6 Un análisis regional, nacional e internacional del impacto de la bonanza cauchera en el noroccidente de la Amazonía: Red Rubber, Bleeding Trees: Violence, Slavery, and Empire in Northwest Amazonia, 1850–1933 (Albuquerque: University of New Mexico Press, 1998).

      7 Se me ocurre que un estudio sobre la noción de belleza entre los ciegos tiene que ser apasionante. Encontré Ways of Seeing de John Berger (Londres: Penguin Books, 1972), un útil manual sobre cómo analizar textos visuales.

      8 Véase Eccehomo Cetina, Jaque a la reina: mafia y corrupción en Cartagena (Bogotá: Planeta, 1994) y Pedro Claver Téllez, El lado oscuro de las reinas: sus amores, sus pasiones, sus intimidades (Bogotá: Intermedio, 1994).

      9 Las mujeres en la historia de Colombia, vol. 1, Mujeres, historia y política; vol. 2, Mujeres y sociedad; vol. 3, Mujeres y cultura (Bogotá: Norma, 1995). Véase especialmente los volúmenes 4, 5 y 6 de la Nueva historia de Colombia (Bogotá: Planeta Colombiana, 1989).

      10 Véase Suzy Bermúdez Q., Hijas, esposas y amantes: género, clase, etnia y edad en la historia de América Latina (Bogotá: Ediciones Uniandes, 1992); Catalina Reyes Cárdenas, La vida cotidiana en Medellín, 1890-1930 (Bogotá: Colcultura, 1996) y Patricia Londoño Vega y Santiago Londoño Vélez, “Vida diaria en las ciudades colombianas”, en Nueva historia de Colombia, ed. por Álvaro Mejía Tirado, vol. 4 (Bogotá: Planeta Colombiana, 1989), 313-399.

      11 Lois W. Banner, American Beauty (Chicago: University of Chicago Press, 1983), 3. (N. del T.). Salvo en los casos donde se indique lo contrario, Mateo Cardona Vallejo tradujo las citas textuales en inglés.

      12 Ibíd., 3-5.

      13 Amelia Simpson, Xuxa: The Mega-Marketing of Gender, Race, and Modernity (Filadelfia: Temple University Press, 1993).

      14 Ellen Zetzel Lambert, The Face of Love: Feminism and the Beauty Question (Boston: Beacon Press, 1995); Naomi Wolf, The Beauty Myth: How Images of Beauty Are Used against Women (Nueva York: Doubleday, 1991).

      15 Colleen Ballerino Cohen, Richard Wilk y Beverly Stoeltje, eds., Beauty Queens on the Global Stage: Gender, Contests, and Power (Nueva York: Routledge, 1996).

      16 Linda A. Jackson, Physical Appearance and Gender: Sociological and Sociocultural Perspectives (Albany, Nueva York: SUNY Press, 1992).

       1. ESCENARIO

      Colombia es un país extraño y hermoso. Sus costas sobre el mar Caribe y el océano Pacífico —ventaja única en América del Sur— le brindan acceso favorable al mundo y al comercio, pero las ciudades portuarias colombianas son remotas e inaccesibles para la gran población del interior. Tres verdes cordilleras resaltan el carácter andino de la nación y albergan al 90 % de la población, mientras que las vastas llanuras tropicales y selvas del oriente están escasamente pobladas. Dos importantes ríos encajonados entre las cordilleras andinas —el Cauca y el Magdalena—, así como las tierras bajas costeras, los llanos y las enormes selvas amazónicas, subrayan la latitud tropical de Colombia. Sus recursos naturales (fértiles y bien regadas tierras agrícolas y de pastoreo, oro, esmeraldas, petróleo, carbón) representan un abundante potencial de riqueza y desarrollo, pero la mayoría de los colombianos son pobres. Colombia, aproximadamente del tamaño de Francia, España y Portugal combinados, es más fértil, rica y físicamente cautivadora que sus vecinas latinoamericanas, pero pocos la envidian, ya que es una nación profundamente dividida y atribulada.1

      Su geografía ha fomentado un fuerte regionalismo que refuerza las actitudes provinciales y tradicionales, pues frustra la integración nacional y el desarrollo liberal moderno. La conservadora Iglesia católica ha fortalecido las actitudes tradicionales al tiempo que desempeña un papel activo en la vida diaria e institucional. La Iglesia se ha entrometido activamente en la política partidista, apoyando a los conservadores más que a los liberales, partidos creados y enmarcados ambos por el siglo XIX y de lenta adaptación a los desarrollos del siglo XX. El Estado es débil en los niveles local, departamental y nacional, mientras que la economía, por lo general, ha sido fuerte. La violencia acosa a muchas regiones y a sus habitantes que ladrones, bandidos, guerrillas, escuadrones paramilitares y fuerzas gubernamentales intimidan. Los colombianos no pueden contar con las instituciones (políticas, económicas, judiciales) para que protejan ni sus intereses ni sus vidas. En un ambiente tan tenso e inestable, los individuos confían más en la familia y los amigos como pilares de apoyo, confiriendo a las relaciones primarias la calidez de la que a menudo carecen en los eficientes Estados Unidos. En resumen, Colombia es un país hermoso y rico, pero que también puede ser bastante violento y estar lleno de inseguridad.2

      Un reciente libro sobre la cultura y las costumbres de Colombia señala la importancia del regionalismo, el tradicionalismo y la Iglesia católica en la sociedad colombiana, al comentar la enorme popularidad del Concurso Nacional de Belleza Señorita Colombia. Los autores afirman que “la belleza femenina es muy apreciada en Colombia, quizás de manera más visible que en cualquier otra nación occidental”.3 Aunque diversos pueblos de las Américas y algunos de Europa podrían refutar esta afirmación, una mirada atenta a cómo la geografía y la historia colombianas han configurado la cultura regional revela en parte por qué la belleza ha sido tan importante para la identidad colombiana.

      El


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