El juego de la seducción. Martín Rieznik

El juego de la seducción - Martín Rieznik


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ellas; conocer y dominar las técnicas, los recursos y las herramientas fundamentales para que, cuando lleguemos al nivel adecuado, podamos elegir y seducir a las mujeres que más atractivas nos resulten.

      Sí, nuestro objetivo es ganar este juego. Pero solo es posible lograrlo realmente si disfrutamos de todo el proceso y, especialmente, si aprendemos a perder. Terminar un juego en el quinto puesto puede parecer una derrota, pero si el día o el mes anterior ocupábamos el vigésimo cuarto lugar, será más justo considerarlo una gran victoria. Un nuevo escalón hacia lo más alto del podio.

      Cualquier deportista ganador avanza paso a paso, para que su habilidad siempre guarde relación con el esfuerzo que está a punto de realizar. Así proceden los grandes campeones. En lo que respecta a mujeres, sexo y amor, con el seductor ocurre algo similar. La buena noticia es que en el arte de la seducción siempre podremos llegar más lejos, pues eso depende solo de nuestra voluntad, esfuerzo y práctica.

      La estructura detallada en el capítulo anterior es una guía resumida de los distintos niveles que deberemos superar para obtener la maestría en este estilo de vida tan placentero.

      El único modo de alcanzar el último nivel del juego (en este caso, la fase final S3) consiste en superar con solidez cada una de las etapas anteriores. El enfoque actual se centra en salir y practicar A1, pero siempre con la mira puesta en A2. Luego vendrán las fases siguientes. Estas, por cierto, llegarán solas a medida que ganemos experiencia en el campo.

      Como ya señalamos, en el aprendizaje de la seducción no hay límites. Apostemos a avanzar siempre que podamos y consideremos que cada paso resulta vital para poder dar el siguiente. En menos tiempo del que imaginamos, estaremos disfrutando las mieles de ser nosotros los que ponemos las reglas del juego. Y, sin duda, este será uno de los más divertidos de nuestras vidas.

      A jugar

      Breves reglas para hacerlo y divertirse:

      1. Disfrutá el proceso de aprendizaje. Sí, el resultado también es muy valioso, pero como consecuencia de pasarlo bien durante el aprendizaje (y de hacer disfrutar a los demás).

      2. Nada es realmente tan importante. No hay razón para preocuparse por pequeñas caídas o rechazos. Al sentirse perdido, lo mejor es visualizar todo como si fuera un videojuego y trazar una nueva misión a cumplir.

      3. Practicá la sonrisa. En este juego, siempre gana el que mejor la pasa. Hay que participar con la intención de divertirse y probar cosas nuevas para lograr que cada salida resulte una aventura interesante. Que esto sea así depende exclusivamente de nosotros.

      4. Crecimiento exponencial. Cuanto más se practica, mejores resultados se obtienen. Buenos resultados provocan más deseos de practicar. La práctica hace al maestro.

      5. Romper las reglas. Todo lo aprendido y aplicado en los próximos meses/años constituirá una guía para nuestra realización como seres humanos, lo que incluye una vida sexual plena. Una vez asimilados los lineamientos necesarios para ser efectivo, cada uno construirá su propio método, una forma original y única de jugar el juego.

      Field Report > Diego.

      El juego. En este FR, Diego disfruta de la interacción aplicando el timing correcto y las rutinas necesarias para realizar un apropiado cambio de fases.

      Pelea en el ring con la chica top del gimnasio

      «Para ser sincero, hay muy pocas mujeres que practiquen boxeo y menos aún que me atraigan, pero siempre hay excepciones.

      Ella viene al gimnasio hace tiempo, aunque cada tanto deja por un par de meses y después reaparece. Se nota que mis hermanos menores y yo la atraemos (a veces viene antes de que empiece la clase y mira cómo entrenamos).

      Dentro del gimnasio, tengo la ventaja de ser uno de los mejores boxeadores y, además, el mayor de mis hermanos (proyecto liderazgo y protección de los seres queridos). Pero, en realidad, nunca se dio una situación de diálogo con ella (bah, muy pocas veces), además de que entrenamos en lugares separados.

      En la última clase, llegó con su hermanito mientras yo entrenaba con la bolsa. Nos saludamos con un “hola” y seguí con mi rutina de entrenamiento.

      La bolsa está cerca de donde la gente puede sentarse para mirar las clases, por lo que ella estaba a menos de dos metros y se me ocurrió que era hora de empezar a jugar y ser un Aven 24 horas.

      Fui para el baño, pasé cerca de ella, tomé agua y al volver le pedí que me registrara el tiempo de tres minutos con la bolsa. Accedió y sacó su teléfono del bolso para medir el tiempo.

      Quise hacer eso para que estuviera invirtiendo tiempo y esfuerzo en mí, como cuando le das tu sombrero o un abrigo a una mujer y queda pendiente de donde estás. En este caso, también me daba la oportunidad de poder hablar con ella mientras entrenaba. Me asistió unos cuatro rounds, con un minuto de descanso de por medio (un total de 16 minutos) y en los primeros tiempos de descanso le hablaba un rato.

      Después nos separamos y no pasó nada hasta el final de la clase. Mientras cada uno guardaba sus cosas, nos quedamos hablando y la desafié a una pelea. Accedió. Me dejé ganar y me dijo que otro día me daría la revancha. Necesitaba una forma de contactarla para que la interacción no quedara ahí. Entonces, como sabía que tenía consigo el teléfono con el que me había cronometrado, le pregunté si estaba conectada al Instagram y le sugerí que me siguiera, así coordinábamos la siguiente pelea. Sin más, me buscó y me siguió. ¡Si todo esto sucedía en una discoteca, seguro que la besaba!

      Fue un buen juego, todo fluido. Hacía tiempo que quería algo con ella: la típica mujer fit de gimnasio con la que siempre me cuesta arrancar. Ahora estamos conectados en Instagram. Falta aún mucho, pero es un paso necesario, de los que antes de comenzar mi práctica en esto no me animaba o no sabía cómo dar. Varios de mis compañeros de box vinieron a preguntarme luego de ver la interacción cómo había hecho para lograrla. Les contesté “No hice nada, ¡estaba jugando!” (sí, jugando el juego de la seducción, jejeje). ¡Próximamente, novedades!»

      Capítulo 3

       Las mujeres solo quieren divertirse

      La atracción no es una elección, ees un hecho.

       David DeAngelo

      Existen mecanismos físico-psicológicos, conscientes o inconscientes, que explican por qué con ciertas personas se despierta en nosotros el deseo de tener una relación sexual y por qué, con otras, sentimos desagrado solo por imaginar esa situación.

      En este capítulo abordaremos los valores de supervivencia y reproducción (VSR), remitiéndonos a los estudios científicos que investigan qué genera atracción en los hombres y qué en las mujeres.

      Ya en El origen de las especies, Darwin planteó que, a la hora de elegir compañeros sexuales, todos los animales se basan en los parámetros de supervivencia y reproducción de los posibles candidatos, es decir que seleccionan a sus compañeros sexuales a partir del VSR que perciben. De este modo, cada especie posee sus propios valores de supervivencia y reproducción. Como este libro trata de técnicas de seducción y no de biología, nos centraremos en los VSRs del ser humano y, en particular, en aquellos que resultan más significativos para las mujeres.

      El concepto de VSR

      Vamos por partes. Por un lado, como su nombre lo indica, el valor de supervivencia (VS) en un individuo determinado refleja su capacidad de sobrevivir en cierto medio. A diferencia de lo que sucede con muchas otras especies animales, es difícil concebir a un hombre fuera de una sociedad: somos seres sociales. Hace decenas de siglos, el filósofo griego Aristóteles definía al hombre como


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