Evaluación y manejo pediátrico. Jorge Luis Garcia

Evaluación y manejo pediátrico - Jorge Luis Garcia


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dimensiones sociocultural y espiritual, que están íntimamente ligadas al proceso de salud-enfermedad de cada individuo.

      A partir de ese contexto, la MIC consiste en un modelo de asistencia sanitaria que está basado en un método sistemático, diseñado para acercar los mejores conocimientos de la medicina convencional a los de la medicina tradicional y alternativa. El propósito es tratar los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y espirituales de la salud y de la enfermedad, a partir de la capacidad humana de la curación, la colaboración entre médicos y el énfasis en la importancia tanto de la empatía como de la asistencia sanitaria basada en las pruebas. Para ilustrar lo anterior se muestra la figura 1, en donde se observa que la MIC procede de la intersección de las otras dos modalidades.

      El uso de la MIC en el mundo ha cobrada tal importancia que la OMS la ha reconocido como fuente de servicios de atención primaria «culturalmente aceptable, asequible y sostenible» [3]. Dice la OMS a propósito de dichos servicios:

      Incluyen cualquier práctica, método, creencia o conocimiento sanitarios que incorporen medicinas basadas en plantas, animales y minerales, terapias espirituales, técnicas manuales y ejercicios aplicados aisladamente o combinados, para tratar, diagnosticar y prevenir enfermedades o para mantener el bienestar.

      Figura 1. Medicina integrativa complementaria (MIC)

      Definiciones

      Medicina convencional

      Se denomina medicina convencional a aquella que deriva de la educación formal en instituciones educativas de salud (donde se gradúan médicos cirujanos y enfermeros), cuyo ejercicio está regido por leyes nacionales, protocolos internacionales y códigos deontológicos. La medicina convencional está fuertemente posicionada en la sociedad occidental a través de los sistemas estatales de salud. Está basada en el método científico y su desarrollo, el cual se remonta a las escuelas de la antigüedad y el medioevo; se ve continuamente potenciada por aportes de ciencias como la química, la botánica, la física, la biología, la genética, la electrónica, entre otras, así como por los adelantos tecnológicos.

      Este modelo se basa en la mirada cartesiana del mundo, donde el cuerpo humano es equiparable a una máquina, y la enfermedad es aquello que la daña temporal o definitivamente, en uno o varios de sus componentes. En ese contexto, dictaminar el daño supone la búsqueda exhaustiva para llegar a un diagnóstico, y con ello a una finalidad terapéutica encaminada a resolver, de una manera rápida, la sintomatología o el malestar producido, para que no ocurra un daño mayor.

      La medicina convencional no solo comprende la curación, sino que también abarca la prevención y la rehabilitación. En este sentido, no se la debe juzgar como excesivamente esquemática o solamente objetiva, por cuanto que, a partir de los análisis psicológicos, también en esta modalidad se trabaja con aquella frase clásica de “mente sana, cuerpo sano”, y, en consecuencia, hoy en día los programas de medicina convencional pueden estar acompañados de métodos tendientes a la distracción (risoterapia, bailoterapia); la persuasión (psicoterapia); la actividad física (ejercitación moderada); la buena alimentación (terapia nutricional), entre otros. Todo lo cual permite apreciar que la medicina convencional es ya, en esencia, integrativa en varios aspectos, los cuales no la reemplazan, sino que la complementan.

      Medicina tradicional y alternativa

      La CAM es entendida desde la OMS como el conjunto de conocimientos, aptitudes y prácticas basados en teorías, creencias y experiencias de las diferentes culturas, sean o no explicables, «usados para el mantenimiento de la salud, así como para la prevención, el diagnóstico, la mejora o el tratamiento de enfermedades físicas o mentales» [3].

      Una de las principales razones por las cuales la medicina tradicional y alternativa no cuenta con total prestigio en el sistema convencional es por su amplísimo espectro de consistencias y categorías: abarca desde la ingesta de infusiones hasta los tratamientos energéticos, la mayoría de tipo empíricos, que no están comprobados según el método científico. Muchos de ellos están soportados en tradiciones del acervo familiar y local de las diversas culturas del mundo; otros corresponden a procedimientos con mayor exigencia experimental, y ya empiezan a aparecer dentro de la educación formal (por ejemplo, la homeopatía); y otros están más enfocados en las dimensiones espirituales del hombre, sobre las cuales poco o ningún dominio tiene la ciencia. Son entendibles entonces las aprensiones por la efectividad, la calidad y la legitimación de los procesos y los actores involucrados.

      Se ha venido insistiendo en tomar una posición respetuosa ante las múltiples opciones de medicina alternativa: sea porque en muchos casos se relacionan con la idiosincrasia de las personas; porque pueden corresponder a procedimientos no suficientemente estudiados desde el método científico de modo que se pudieran probar o refutar; o porque finalmente pueden relacionarse con aspectos que sobrepasan los límites de la ciencia moderna. Sin embargo, esta actitud respetuosa no debe confundirse con una actitud distante del médico, sino ante todo muy reflexiva para analizar las opciones con las que cuenta en determinado caso y así proponer un tratamiento integrativo con otras alternativas más apropiadas, toda vez que esas opciones varían de acuerdo con la edad de los pacientes, el lugar de origen y la naturaleza misma de la enfermedad.

      A continuación, se brinda una aproximación a diferentes categorías CAM y algunas de sus variedades que se han implementado en pediatría mediante un enfoque complementario integral.

      Sistemas médicos alternativos (sistemas médicos complejos)

      Dentro de las variedades mostradas en la figura 2 sobresalen por su uso extensivo la homeopatía y la acupuntura. Se llaman complejos porque, por ejemplo, la segunda comprende no solo la terapia con agujas, sino que también incluye remedios herbales, dietas, masajes y un estilo de vida determinado. Sobre este último punto se asemeja a la homeopatía, que por su parte se fundamenta en la teoría de que “lo semejante cura lo semejante”, de tal modo que pequeñas y muy diluidas cantidades de sustancias similares a las que han causado un determinado mal se suministran como su remedio.

      Figura 2. Variedades de sistemas médicos alternativos

      Intervenciones mente-cuerpo

      En la figura 3 se muestran variedades comunes que se usan en casos de dolores agudos y recurrentes, ansiedad y desórdenes de sueño. Generalmente estas terapias no tienen efectos adversos colaterales.

      Figura 3. Variedades de intervenciones mente-cuerpo

      Terapias biológicas

      La figura 4 muestra algunas variedades que incluyen el uso de plantas, derivados animales, vitaminas, minerales, proteínas y probióticos que muy a menudo se emplean como suplementos dietarios, y en algunos casos se usan para combatir las infecciones respiratorias, diarrea y ansiedad. Se advierte que existe una preocupación debido a la pureza y la potencia de estos productos y preparados de manera que puedan garantizar su efectividad en los casos tratados.

      Figura 4. Variedades de terapias biológicas

      Métodos de manipulación basados en el cuerpo

      En la figura 5 se presentan algunas de las variedades de estos métodos, dentro de los que sobresale la quiropraxia. Sobre ella debe advertirse que no puede ser extendida como tratamiento principal de condiciones serias como el cáncer. Por su parte, los masajes según Field han probado sus beneficios en aliviar síntomas como el asma y la artritis reumatoide.

      Figura 5. Variedades de métodos de manipulación basados en el cuerpo

      Terapias energéticas

      Se refiere a aquellas


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