Entrenamiento mental. Terry Orlick

Entrenamiento mental - Terry Orlick


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Kerrin: En realidad, todo fue muy sencillo. Sólo pensé en acordarme de ir a por todas, aprovechar la ventaja, y sabía que tenía posibilidades de que aquél fuera mi día. Estaba muy relajada, lo cual fue sin duda una de las claves.

       IMÁGENES POSITIVAS

Terry: ¿Recurriste mucho a las prácticas imaginadas para prepararte para la prueba olímpica?
Kerrin: Llevo cuatro años usando prácticas imaginadas para las Olimpiadas, pero me puse con esta carrera el pasado febrero y la he bajado cientos de veces en mi mente. Así que para cuando llegó el día de la carrera, ya había competido en ella muchas veces. ¡Y en realidad no fue la primera vez que la ganaba!
Terry: ¿Qué experimentas sobre la carrera en las prácticas imaginadas?
Kerrin: Creo que mucha gente piensa que las prácticas imaginadas consisten en imágenes que se proyectan en tu mente y, de hecho, cuando tenía 16 años, cuando empezamos a trabajar juntos, se parecía mucho a ver un vídeo. Podía verlo todo con los ojos cerrados e imaginarme a cualquiera esquiando cierto tramo de la carrera. Es una forma de adelantarse y adoptar ese estado especial que ahora es más que una sensación. Siento las sensaciones propias de esquiar y también las emociones. Mis pensamientos se convierten casi en sensaciones. Creo que es importante que los deportistas hagan lo mismo en cualquier deporte.
Terry: ¿Usaste las prácticas imaginadas para superar las lesiones y volver a las pistas? ¿Hiciste algo en este terreno?
Kerrin: Cuando sufrí mi primera lesión, recuerdo que hablé contigo y me dijiste: «Acuérdate de esquiar mentalmente». Pensé: Lo último que quiero hacer ahora es esquiar porque estoy lesionada. Pero recuerdo que no me llevó mucho tiempo volver a ponerme los esquís en mi mente. Esquié mentalmente casi todos los días durante la lesión y la recuperación. Me ayudó a mantenerme centrada en mi meta, e hizo que el dolor y los obstáculos fueran más fáciles de sobrellevar porque seguía haciendo algo de lo que disfrutaba en mi cabeza. Incluso a pesar de andar con muletas y llevar un yeso, resultó todo mucho más fácil.
Terry: ¿Cómo fue tu primera carrera después de esas lesiones?
Kerrin: Creo que al conservar las prácticas imaginadas, me resultó mucho más sencillo volver a ponerme los esquís. En una carrera de verdad, hizo que el ajuste de la velocidad fuera mucho más rápido. Con la segunda lesión, todo sucedió naturalmente. Ya había logrado imaginarme a mí misma esquiando perfectamente, y así lo hice durante los seis meses de recuperación. Cuando me ponía los esquís, era como si nunca me los hubiera quitado.

       CONFIANZA

Terry: Me interesa saber cómo ha cambiado la fe en tu capacidad a lo largo de los años. Sé que este año sabías que podrías lograrlo. ¿Cómo describirías el proceso de afianzar tu confianza?
Kerrin: En realidad es sorprendente, porque la gente asume que tú siempre has creído en ti misma desde el primer día. Cuando no obtienes buenos resultados, lo primero que se quiebra es la confianza y la fe en ti misma. Ésa es una clave del éxito, y a lo largo de los años he fortalecido la fe en mí misma. Sabía que podía subir al podio, y sabía que ganaría, pero a pesar de saberlo y de mi fe, hasta que sucede no tienes la seguridad cien por cien. Me hablé a mí misma durante todo el año. Sabía que estaba esquiando tan bien como la mejor del circuito de la Copa del Mundo. Había estado siempre entre las cinco mejores durante los dos últimos años, y realmente creía en mí al 110 por ciento. Si había una prueba que tenía posibilidades de ganar, ésa era en las Olimpiadas. Al creer en mí misma, al pensar en mí siempre de forma positiva y al manejar ideas positivas, me di el ánimo necesario para fortalecer la fe que ya tenía.
Terry: ¿Cómo hablabas contigo misma de forma positiva?
Kerrin: Convertía todos los pensamientos negativos en positivos. Si me había salido mal una carrera, me lo tomaba bien de todas formas. Si en una carrera sólo había descendido bien la mitad del recorrido, tomaba lo positivo y trabajaba ese aspecto. Eso me hizo creer en mí misma cada vez más después de cada carrera. Cada vez que hacía algo, podía extraer emociones positivas. El día de la carrera en las Olimpiadas, la luz era muy tenue, había mucha niebla, lo cual no es agradable en una prueba de descenso. La primera idea positiva que me dije fue: Sabes esquiar bien con esta luz, eres una de las mejores en estas condiciones. Ésta es la oportunidad que esperabas, ¡aprovéchala! Realmente soy una de las mejores esquiadoras en tales condiciones. Aunque me gusta tan poco como a las demás, puedo mostrarme agresiva y esquiar como quiero esquiar.

       CONTROL DE DISTRACCIONES

Terry: Las Olimpiadas suponen una gran distracción para muchos deportistas. ¿Cómo las viviste y cómo hiciste una carrera tan buena a pesar de tantas circunstancias que podían distraerte?
Kerrin: He aprendido mucho de distintas carreras. Una de las carreras en las que aprendí una valiosa lección fue en las Olimpiadas de 1988. Me dejé llevar por las distracciones en 1988. Quería ganar a rabiar. Al prepararme para 1992, lo que hice fue aplicar todo lo que había aprendido, como anteponerme a mí misma, anteponer lo que yo necesitaba, y concentrarme en lo que debía concentrarme durante las carreras. Estuve relajada. Sabía lo que tenía que hacer. Todo cuanto debía hacer era salir y esquiar. Una vez que me sentaba en el telesilla por la mañana, todo iba bien. Me costó una hora o dos disipar todas las distracciones en un período. Dejé el resto del tiempo para mí misma. Creo que es importante estar segura de que estás relajada y lista. Si te distraes mucho, entonces no puedes concentrarte y pierdes las posibilidades de ganar.
Terry: ¿Así que superaste la presión del público y de los medios de comunicación y sacaste tiempo para distanciarte de todo eso?
Kerrin: Sí. Una vez que abandonaba la pista y el lugar de la carrera, que es donde mayor es el estrés y más distracciones hay, me quedaba sola. Era como un día normal: jugar a las cartas, leer libros y mantenerme relajada. Me acuerdo de que en Calgary me pasaba el día entero pensando en la carrera. En Mirabel no pude haber estado más relajada.
Terry: ¿Y qué pasaba cuando estabas en la pista? ¿Qué perspectiva te permitía centrarte más en tu rendimiento que en el resultado?
Kerrin: Tuve un buen profesor, ¡Terry! Creo que he aprendido a no centrarme en el resultado de las carreras. Aunque sueñas con ello, y he soñado mucho con la medalla de oro durante años, creo que lo mejor es que he aprendido a concentrarme en lo que debo concentrarme. Necesito concentrarme en un buen calentamiento por la mañana, concentrarme en que todo fluya, en actuar con rapidez y tratar de esquiar rápido durante la carrera. Así lo hice. Acudí a la salida y en ningún momento me concentré en el resultado final; estaba concentrada en lo que necesitaba hacer para esquiar óptimamente. Era ya algo natural en mí. Realicé los mismos movimientos que hago en toda carrera. Todo fluyó de forma natural.
Terry: ¿Hubo algún punto en que tuvieras que volverte a concentrar para meterte en la carrera durante el descenso?
Kerrin: Sí que hubo uno. No se vió muy bien en la televisión, pero hubo un punto en que se me trabó el esquí y dejó de estar debajo de mí. Me hizo perder el equilibrio y recuerdo que me distraje un poco. No me costó
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