Entrenamiento mental. Terry Orlick

Entrenamiento mental - Terry Orlick


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merece la pena o creemos valiosa para nosotros. Podemos experimentar alegría y satisfacción por el compromiso adquirido con ciertas metas, ideales o valores; al disfrutar del júbilo; al compartir experiencias con alguien o vivir algo valioso para nosotros; al ser creativos; al honrar a otros o elegir hacer algo por los demás, o al hacer algo, con otros o solos, que consideramos que vale la pena. El deporte y otras actividades y empresas son un medio estupendo para encontrar sentido a lo que hacemos y enfrentarnos a retos continuos, así como un medio en que vivir con intensidad emociones que son difíciles de experimentar en otros ámbitos. Estas búsquedas son enriquecedoras y ofrecen recompensas si las abordamos con nuestros propios términos y con perspectiva. Nos ofrecen numerosas perspectivas para el crecimiento personal y para ampliar los límites del potencial humano, física, mental y emocionalmente.

      La excelencia personal es una lucha que libramos con nosotros mismos para extraer lo positivo y todo el potencial oculto en nosotros. La excelencia es una búsqueda en la que tienes que cooperar contigo mismo, recurriendo a las reservas naturales presentes en tu mente y cuerpo para desarrollar y ampliar al máximo tus posibilidades. Cada uno de nosotros comienza este periplo en un punto diferente –mental, física y emocionalmente– y con un grado de respaldo distinto. Busca las oportunidades que brinde cada situación a la que te enfrentes. Desarrolla tus virtudes. Saca el máximo provecho de lo que tienes, sea lo que sea. El verdadero júbilo y reto radican en la búsqueda del crecimiento personal, en el amor por esa búsqueda y en vivir las distintas tesituras de la vida.

      EL PERIPLO DE KERRIN LEE GARTNER

      Comencé a trabajar con Kerrin Lee Gartner cuando ella tenía 16 años y estaba en el equipo canadiense femenino de esquí alpino, y seguí trabajando con ella durante su carrera deportiva. Después de ocho años en el equipo nacional, Kerrin ganó la medalla de oro en las Olimpiadas de invierno de 1992 en Mirabel, Francia, en un descenso que se consideró el más rápido y difícil del esquí femenino de todos los tiempos. Realicé la siguiente entrevista con Kerrin poco después de su victoria en las Olimpiadas. Nuestra conversación se centró en el curso seguido por su excelencia personal. Le hice una entrevista corta en 2006 para ver cómo le iba. Sus experiencias demuestran que se puede influir sobre la rueda de la excelencia en el mundo real del deporte de alto rendimiento y en la vida después del deporte. Tal vez sus experiencias nos sirvan de inspiración o guía en la búsqueda continua de la excelencia personal.

       COMPROMISO

Terry: Has logrado la meta máxima en el esquí alpino y lo hiciste en una situación muy exigente y estresante. ¿Cómo describirías tu compromiso por perseguir esa meta?
Kerrin: El compromiso supera el cien por ciento. Es un compromiso que resiste todos los altibajos, los buenos y los malos resultados. El compromiso perdura cuando consigues el puesto 50 y parece que nunca van a acabar los malos resultados. Tienes que seguir entregada y centrada y tratar de ganar toda carrera. Creo que el día en que no sientes ese compromiso es el día en que dejas de tener posibilidades de ganar.
Terry: ¿Cuánto tiempo tardaste en estar lista para esta prueba (el descenso en las Olimpiadas de 1992)?
Kerrin: Mucha gente piensa que se trata de un éxito repentino. Me ha costado nueve años de duro trabajo en la competición internacional y muchos años antes de todo esto. Creo que todo el trabajo que has hecho conmigo durante este tiempo muestra lo mucho que me ha costado.
Terry: Durante los últimos ocho o nueve años has sufrido muchos contratiempos, muchos retos que superar, muchas lesiones, y tal vez algunas personas no creyeran en ti tanto como tú creías en ti misma. ¿Cómo lograste seguir adelante tras tus metas con tantos frentes abiertos?
Kerrin: Los frentes más evidentes fueron mis lesiones de rodilla, cada una de las cuales me mantuvo fuera del deporte profesional entre seis meses y un año y medio hasta recuperarme del todo. No era sólo la recuperación física; la recuperación mental fue lo más duro. Siempre hay altibajos en la vida, y cuando estás abajo en el mundo del esquí, con una discapacidad física como la de mis rodillas, siempre es importante mantener presentes tus metas, creer siempre en una misma, abordar las razones por las que te enfrentas a tanta adversidad y tener la vista puesta en el resultado final. Me marqué metas pequeñas, pasos muy cortos centrándome en aspectos nimios. Me mantuve centrada a pesar de las cosas malas, me mantuve centrada, centrada, centrada. Creo que es la única forma de superar la adversidad, avanzar gradualmente y seguir creyendo en una misma en todo momento. Ésa es la clave cuando estás hundida.

       CENTRO DE ATENCIÓN

Terry: Cuando hablas de estar centrada en el entrenamiento, centrada en las carreras, ¿puedes describir en qué consiste?
Kerrin: Mi mejor centro de atención es cuando todo discurre de forma natural. Ni siquiera pienso en ello. Mucha gente quiere saber exactamente lo que pienso en ciertos tramos del descenso, o lo que pienso en la salida o cuando cruzo la meta. Es un sentimiento. El centro de atención está tan claro que desconectas el pensamiento y confías y crees en ti misma. Llevas años preparándote para eso. Todo lo que haces es esquiar, todo es muy natural. El centro de atención es así de conciso. Estás en total conexión. Eso es lo que me sucedió en las Olimpiadas. Hay tantas palabras para describirlo: piloto automático, conexión, visión en túnel o estar concentrada cien por cien. Es más que una sensación. Se pasa de pensamientos a sentimientos y a movimientos naturales sobre los esquís. Realmente no elaboras pensamientos distinguibles mientras bajas. No ves a la gente a los lados de la pista. No ves nada. Todo se reduce a hacer de forma natural lo que estás haciendo.

       APTITUD MENTAL


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Terry: Cuando hablas de aptitud mental, ¿a qué te refieres?
Kerrin: Significa años de preparación mental. Mi primer encuentro contigo fue cuando yo tenía 16 años. Lo recuerdo con claridad.Yo no era buena imaginándome esquiando. NO entendía por qué tenía que hacerlo. Ahora he llegado a un punto en que forma parte de mi vida diaria. Si voy a colgar un cuadro en el salón, primero me imagino dónde lo quiero. Luego me imagino a qué altura lo quiero, a qué distancia de la pared. Y lo visualizo todo con claridad. Entonces cuelgo el cuadro y lo hago en el lugar correcto. Éste es un ejemplo de lo que hago cuando esquío, pero cuando esquío estoy haciendo algo peligroso. Estoy haciendo algo que quiero hacer muy bien. No puedo cometer ningún error, por lo que tengo que usar constantemente la imaginación y las prácticas imaginadas durante todo el año.
Terry: ¿Cómo encaraste el entrenamiento para los descensos de la prueba olímpica?
Kerrin: Intenté mantenerme muy relajada, trabajar ciertos tramos del recorrido durante toda la semana, y marcarme metas cortas. Trabajé una sección de 30 segundos en vez de toda la pista. De esa forma me quité presión. No sentía la necesidad de ganar todos los descensos de entrenamiento. Sólo sentía necesidad de esquiar bien en ciertos tramos del recorrido, y creo que ésa fue la clave. Así pude mantenerme relajada. Me quité un poco de la presión de la prensa. La prensa no pensó que fuera clave, aunque yo sí lo creía.
Terry: Esquiaste bien en todos los tramos, pero optaste por centrarte en distintas secciones en los descensos de entrenamiento.
Kerrin: Sí, sólo tuvimos que esquiar dos veces según los tiempos establecidos y fue entonces cuando tuve problemas al comienzo de la semana. En la última carrera de entrenamiento, me concentré por completo en los primeros 30 ó 40 segundos, y luego me relajé y me dediqué a esquiar el resto de la pista. La prueba fue buena a pesar de ello, por lo que sabía que estaba lista para hacerlo bien.