Estados traumatizado y no traumatizado de la personalidad. Rafael E. López Corvo
y las de ahora. Pensé que sus dolorosas pesadillas al comienzo del análisis representaban formas de simbolización continuas u homeomórficas, donde la experiencia emocional traumática original de desespero y sofocación, era nuevamente revividas, lo cual contrastaba con su último sueño donde la muerte no tenía el significado emocional que podría tener en la vida real, representando una forma de simbolización discontinua por cuanto la emoción original vinculada a la memoria de su trauma y la emoción experimentada en su sueño, eran completamente diferentes. La representación de algo tan serio como la muerte expresada con una emoción insignificante, era lo que le confería a este sueño una verdadera importancia. Es decir, ambas situaciones, la vivida en su infancia cuando fue intervenida y la representada en el sueño de ser asesinada, eran similares, pero las emociones en ambas eran completamente diferentes. Ahora en el sueño su inconsciente estaba diciéndole que un elemento adulto dentro de ella era capaz finalmente de contener el terror que una vez había experimentado cuando niña. Es decir, su parte adulta no-traumatizada estaba logrando contener a la niña atemorizada que también estaba dentro de ella. En otras palabras, la continuidad emocional experimentada anteriormente, ahora se había roto, estaba “destruida”. Era un sueño que apuntaba al fin del análisis.
En conclusión
1 Nacemos con la mente hecha pedazos y “crecimiento mental” realmente significa integración. Mientras mayor sea la integración, mayor será el bienestar; mientras mayor sea la fragmentación, más grande el sufrimiento.
2 La integración mental es obstaculizada por la existencia de los traumas pre-conceptuales. He considerado la existencia de dos formas diferentes de traumas: pre-conceptuales y conceptuales. Los primeros son universales, los últimos accidentales.
3 Los traumas pre-conceptuales se estructuran cuando la limitación del rêverie materno hace que una “ausencia temporal” se convierta en una “presencia permanente”.
4 Me refiero a los traumas pre-conceptuales como estructurados por elementos beta o eventos que tienen lugar durante los primeros años de la vida, cuando no existe una mente capaz de contenerlos y darles un significado. Permanecen como pre-concepciones a la búsqueda de una realización, en espera por una función alfa que les brinde una lógica y un sentido.
5 Los traumas pre-conceptuales representan experiencias ubicuas presentes en todos los seres humanos, similar a una “marca” o “hecho seleccionado”, que organiza y provee de significado a la idiosincrasia e identidad de cada individuo. Representan identificaciones sucesivas que se encuentran tan comprimidas que el trauma se hace invisible a sí mismo, como la expresión de Shakespeare de que “el ojo que ve, no se ve a sí mismo”. Los traumas pre-conceptuales están también diminutamente fragmentados o atomizados y proyectados en todas partes junto con la mente que los contiene.
6 Los traumas pre-conceptuales dividen la mente en dos estados opuestos: el traumatizado y el no-traumatizado.
7 El estado traumatizado es la consecuencia de la repetición compulsiva e inconsciente de los traumas pre-conceptuales. El estado no-traumatizado representa el desarrollo mental que normalmente tiene lugar desde el nacimiento hasta la adultez.
8 El estado traumatizado y el no-traumatizado interactúan dialécticamente y en forma continua de acuerdo a diferentes dinámicas. El primero sigue una dinámica compatible con la posición esquizo paranoide, con el narcicismo, las identificaciones proyectivas e introyectivas, la compulsión a la repetición y la transferencia-contratransferencia, entre otros. El estado no traumatizado, por su parte, está regido por la función alfa y tiene acceso a la posición depresiva.
9 Todas las formas existentes de psicopatología son siempre traumáticas.
10 “La reversión de la función alfa” marca el cambio desde el estado no-traumatizado al estado traumatizado de la personalidad, representando un canibalismo de elementos alfa que son transformados en “objetos bizarros”. Lo opuesto, o sea el cambio del estado traumatizado al no-traumatizado, es alcanzado por el trabajo sensible de la función alfa capaz de digerir elementos beta y objetos bizarros.
11 Cuando estos objetos bizarros, que contienen elementos del Yo y del Superyó, son proyectados directamente hacia el cuerpo, un cierto “diálogo” inconsciente puede establecerse con un órgano en particular, induciendo una forma de comunicación que podría forzar a tal órgano a convertirse en un órgano de fonación e intentar “hablar” o soñar lo que de otro modo permanece sin ser soñado. Un diálogo crónico inconsciente de esta naturaleza puede eventualmente producir una patología somática que estaría determinada de acuerdo con el órgano seleccionado. Esta dinámica fue considerada por Bion (1992) como “pequeña sigma”. Algunos de estos aspectos son tratados en el capítulo XVI.
12 Tiempo, espacio y proceso de simbolización son diferentes, dependiendo de cuál estado contiene a la mente.
13 El tiempo es lineal dentro del estado no traumatizado y circular o diferido (hacia el futuro o hacia el pasado) dentro del estado traumatizado. Esta circularidad determina una interacción continua entre: a) hechos reales del presente, no contenidos y b) emociones inconscientes (elementos beta) de los traumas pre-conceptuales del pasado. En otras palabras, debido a la baja tolerancia a la frustración por parte del Yo, hay una falla en su capacidad para discriminar (prueba de realidad) entre emociones no contenidas del presente y emociones no contenidas provenientes de los traumas pre-conceptuales del pasado. Freud (1895, 1918) se refirió a esta interacción como Nachträglichkeit o “acción diferida” y Lacan (1953) como après coup. Basándome en la intensidad de las emociones involucradas, podríamos discriminar entre dos formas diferentes de interacción (prueba de realidad y traumas pre-conceptuales): i) entre un intenso y bien delimitado trauma “conceptual” (PTSD) y los traumas pre-conceptuales, los cuales a menudo pueden llegar a trascender las fronteras generacionales (Faimberg, 2005); ii) Como una ubicua y continua interacción sutil entre ambos, similar a lo que Freud (1926) una vez describió como teoría “de la señal de angustia”.
14 La comunicación entre los elementos fragmentados dentro de la parte traumatizada se produce mediante vínculos falsos o negativos (–K, –L, y –H), los cuales reproducen internamente –entre partes internas– la interacción emocional que una vez tuvo lugar entre los padres y su hijo/a, cuando se estructuró el trauma pre-conceptual. El estado no traumatizado, por su parte, usa vínculos verdaderos o positivos.
15 Igualmente hay una continua presión desde el estado traumatizado hacia el no-traumatizado con el fin de sabotear y controlarlo mediante mecanismos tales como la autoenvidia (López-Corvo, 1992, 1995) o lo que Rosenfeld (1971) se refirió como el “narcisismo patológico o gang narcisista.
16 El Superyó es el heredero del complejo de Edipo el cual siempre va estar modificado por el trauma pre-conceptual particular de cada quien.
17 El proceso de identificación primario es siempre el producto de una dialéctica entre dos opuestos que correlacionan: el poder omnipotente y traumatizante de los padres y la indefensión del niño traumatizado.
18 Los traumas creados por azar se repetirán a sí mismos ad infinitum impulsados por correlaciones emocionales y mecanismos simbólicos responsables de una moción perpetua o compulsión repetitiva.
19 Debido a la ansiedad de castración, los traumas pre-conceptuales fragmentan al Yo en “bueno” o libidinal y “malo” o agresivo, transformándose en una matriz o clase de “fragmentación primaria” que, siguiendo la forma homeomórfica de simbolización, regirá todo el futuro de las identificaciones emocionales, como por ejemplo la fragmentación entre el “falso yo complaciente” y el “falso yo negativista” (López-Corvo, 2006a)
20 El estado no traumatizado utiliza formas de simbolización heteromórficas o discontinuas mientras que la parte traumatizada usa simbolización continua u homeomórfica.
21 La mente contenida por el estado traumatizado, usando identificaciones proyectivas como forma de comunicación, inducirá un estado de dormir mientras se está despierto, similar a la alegoría de la Cueva de Platón.
22 El estado traumatizado representa una forma de equilibrio. Las modificaciones introducidas por la interpretación podrían cambiar