Ronaldo: Un genio de 21 años. Wensley Clarkson
es que, cuando Sonia hablaba, su hijo le escuchaba. Ronaldo se había vuelto mucho más seguro de sí mismo y comenzó a obsesionarle salir con chicas. Siempre estaba ojo avizor y empezó a interesarse especialmente por las chicas rubias.
“En realidad, eran, y aún son, el máximo símbolo de prestigio para los jóvenes jugadores o cualquier joven que consigue escapar de la vida en las favelas”, explica Calango, el viejo amigo de Ronaldo. “La mujer de los sueños de un carioca es rubia, tiene las tetas pequeñas y el culo grande. Es la personificación de la mezcla entre la mujer blanca y la negra. Las chicas lo saben y los chicos lo quieren”.
Ronaldo resultó ser un gran éxito para el Cruzeiro en la liga brasileña: el jugador marcó 49 goles en sus primeros 50 partidos profesionales, 5 de ellos en el transcurso del mismo partido. Los entrenadores del equipo estaban encantados con su forma física, aunque temían que el fornido joven engordase porque no paraba de atiborrarse de hamburguesas, caramelos y helados.
Según uno de los entrenadores del club, “podría decirse que Ronaldo se ha comido el mundo para llegar a la cima”.
En otoño de 1993, Ronaldo tomó la decisión más importante de su corta vida y se mudó a un apartamento de su propiedad en Belo Horizonte. Sentía que había llegado la hora de arreglárselas sin su madre, siempre atenta a los movimientos de su hijo. Sonia se mostró consternada por la decisión de su hijo de 17 años, al considerar que Ronaldo necesitaba la seguridad del hogar familiar para mantener los pies en la tierra.
Como sólo tenía una maleta, no le llevó mucho tiempo mudarse. El primer día, Ronaldo se presentó en un restaurante de la zona y se quejó con uno de los camareros de que no había platos ni cubiertos en el apartamento. El encargado del restaurante se apiadó del adolescente y le regaló una vajilla completa.
El número total de goles que marcó Ronaldo en el Cruzeiro ascendió a 58 en 60 partidos. Ronaldo se granjeó el cariño de la prensa de Río y, desde ese momento, aparecía casi todos los días en las páginas de deporte. Por tanto, no fue ninguna sorpresa que la selección nacional brasileña le convocara cuando tan sólo contaba 17 años.
Ronaldo debutó ante Argentina el 23 de marzo de 1994, a los 17 años, seis meses y un día. Saltó al terreno de juego diez minutos antes de que se pitase el final del partido para sustituir a Bebeto. Su actuación fue modesta; nadie esperaba realmente que brillara con luz propia en su debut, aunque, con un par de sus típicas carreras inesperadas, consiguió crear gran confusión entre los argentinos como adelanto de lo que se avecinaba.
El 6 de abril de 1994, Ronaldo suscitó de nuevo el interés de la prensa al marcar un gol de ensueño con el Cruzeiro contra el antiguo equipo de Maradona, el Boca Juniors: condujo el balón desde la línea de medio campo, regateó a toda la defensa y marcó el gol.
Menos de un mes después, Ronaldo hizo su segunda aparición internacional con una actuación soberbia, con gol incluido a Islandia, lo que le sirvió para reservarse un sitio en la selección brasileña para el campeonato del mundo de 1994 en Estados Unidos.
El veterano entrenador Mario Zagallo, que formaba parte del equipo técnico de la selección, quedó satisfecho con lo que presenció. Le llegó incluso a decir a un reportero maravillado: “presten atención a este chico; va a ser el próximo Pelé”.
En el terreno personal, apareció otra chica que se esfumó poco tiempo después de que Sonia decidiese que no le convenía. Precisamente, era rubia y contaba con todos aquellos valores que todo carioca que se precie busca en una mujer. La preciosa rubia se llamaba Katia; desafortunadamente, su amor por Ronaldo la llevó a aparecer en un programa de la televisión brasileña durante el Mundial de Fútbol de 1994, en el que afirmó ser la última conquista de Ronaldo.
Sonia se enfureció hasta tal punto que acabó con el romance en seguida. Más tarde, explicó orgullosa que Katia “no dejaba de llamar a Ronaldo a todas horas, pero yo no le dejaba que se pusiera. En realidad, Ronaldo no sabía lo que me traía entre manos, porque ni siquiera le decía que la chica había llamado. No me arrepiento lo más mínimo”.
Sonia tenía muy claras las cualidades que debía reunir la futura Sra. de Ronaldo. Explica que “lo que ocurre es que tendrá que pasar el resto de sus días con él. Tendrá que acompañarle en todos sus viajes y no quejarse por sentirse sola”.
Ronaldo solía mantenerse al margen y escuchar los consejos de su madre, que a su vez le observaba como si le estuviese diciendo: “por favor, toma nota”.
CAPÍTULO 6
Dos zapatillas Nike y un destino
El Mundial de Estados Unidos de 1994 fue decepcionante para Ronaldo. En Brasil le consideraban una fuerza potente y brillante del fútbol mundial, pero el entrenador Carlos Alberto Parreira y su asistente Mario Zagallo decidieron tenerle sentado en el banquillo de los suplentes durante toda la competición por considerarle aún demasiado joven a sus 17 años para soportar la presión.
A pesar de no jugar ni un solo minuto, Ronaldo acaparó gran parte de la atención en Estados Unidos. Los medios de comunicación brasileños se preguntaban sin cesar por qué no formó parte del once inicial. En un artículo se aseguraba que Ronaldo estaba tan nervioso por jugar con la selección brasileña que el entrenador Parreira consideró que el jugador no podría sobrellevar la tensión. Un periodista brasileño presente en el Mundial afirmó que “Ronaldo estaba aterrorizado. No pasaba de ser un crío de 17 años. A veces, las lágrimas de miedo le inundaban los ojos mientras observaba el partido desde el banquillo, Quizás a los entrenadores les habría gustado sacarle por motivos tácticos, pero habría sido un desastre”.
El pequeño Romario se convirtió en la estrella del equipo cuando logró asegurar a su selección la primera Copa del Mundo después de 24 años sin ganarla. Cuando Brasil, uno de los países con el fútbol más excitante y entretenido del mundo, recuperó el lugar que le correspondía en lo más alto del fútbol mundial tras ganar a Italia en la serie de penalties en el Pasadena Rose Bowl de California, las tradicionales celebraciones ricas y extravagantes no fueron especialmente abundantes. Muchos de sus compatriotas se quejaron amargamente de que habían sido los ganadores brasileños más sosos de todos los tiempos.
Aunque respetaba completamente la sabiduría de los entrenadores de la selección, que le aseguraron que le haría más ilusión ganar el Mundial de Francia 98, Ronaldo no dejó de reprocharles que no le hubiesen dado la oportunidad de jugar. El presentador de televisión Pedro Bial fue el encargado de retransmitir el Mundial y acompañó en varias ocasiones a cenar y de copas a los jugadores de la selección brasileña, entre los que se incluía Ronaldo.
Recuerda que “Ronaldo era muy infantil en aquellos días. Ante todo, le recuerdo comiendo hamburguesas y mirando a todas las chicas guapas con las que se cruzaba”.
Bial recuerda en especial que a Ronaldo “le gustaba conseguir que los periodistas le invitasen a comer y a beber. Nunca hacía amago de meterse la mano en el bolsillo. Siempre quería algo: una hamburguesa por aquí, una cerveza por allá...
“Ronaldo tenía poco que decir por aquel entonces. Sin embargo, cuidaba mucho todas sus palabras: era evidente que sus agentes cuidaban de su desarrollo personal apoyándose en un plan cuidadosamente diseñado”.
Ronaldo quedó prendado de Estados Unidos. “Le fascinaba el país y todo lo que rodeaba al hecho de ser famoso”, añade Bial.
A Ronaldo le gustaba que los norteamericanos no le acosasen en busca de autógrafos, puesto que en realidad no tenían la menor idea de quién era.
En el Mundial de Fútbol de ese año, los agentes de Ronaldo se pusieron en contacto con los directivos del gran gigante de ropa deportiva Nike, que estaba ansiosa por hacer incursiones en el lucrativo mercado del fútbol internacional. Pronto empezaron las negociaciones multimillonarias para que el gigante patrocinara al futbolista. Pitta y Martins colaboraron de forma indirecta a que Nike y el presidente de la selección brasileña, Ricardo Texeira, establecieran contacto.
Cuando regresó a Río, Ronaldo descubrió que cada