Ronaldo: Un genio de 21 años. Wensley Clarkson

Ronaldo: Un genio de 21 años - Wensley Clarkson


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sólo tenía cinco años y se llevó un gran disgusto cuando Paolo Rossi marcó tres goles consecutivos a favor de Italia, dejando a Brasil fuera de la competición.

      A pesar de ser solo un niño. El fútbol ya formaba parte de su vida.

      Macumba

      En el colegio, las cosas no marchaban tan bien para Ronaldo. Le costaba bastante asimilar técnicas básicas de lectura y escritura. En realidad, no le importaban lo más mínimo. Nunca fue un chico problemático, sino más bien un soñador cuyas fantasías estaban plagadas de imágenes de sí mismo jugando al fútbol en el Flamengo o marcando tres goles consecutivos en el estadio de Maracaná.

      Aquellos sueños le devolvían a la realidad de la escarpada ladera y a los partidos con niños de todas las edades después de clase. A veces incluso faltaba al colegio toda la tarde para ir a pelotear con niños mayores.

      “No quería que Ronaldo jugara al fútbol. Intenté persuadirle, pero era su auténtica pasión. No me resignaba a aceptar que lo único que interesaba a mi hijo era el fútbol”, recuerda Sonia.

      “¿Qué tipo de futuro le esperaría? Cuando empecé a sorprenderle jugando a la pelada (fútbol callejero) cuando en realidad tendría que estar en el colegio, me di cuenta de que había perdido la batalla”, se lamenta.

      Fuera del campo de fútbol, Ronaldo no imponía ni mucho menos tanto como dentro de él. Su primo Fabio Shine comenta que “Ronaldo era tímido y reservado. Incluso un tanto asustadizo. A veces parecía como si su única forma de expresarse fuera jugando al fútbol”.

      La magia negra o macumba, como se conoce en Brasil, desempeña un papel fundamental en las vidas de muchos de los habitantes más pobres de Río. Algunos la consideran una forma de huir de una situación de pobreza extrema, mientras que para otros, el extraño mundo de los hechiceros y de lo oculto constituye la base de prácticas religiosas esenciales.

      En el caso de la familia de Ronaldo, la macumba no era algo fundamental, aunque sí tenía cierta importancia en sus vidas. Sonia era una persona extremadamente supersticiosa y, aunque era una católica comprometida, sus amigos y familiares de Bento Ribeiro solían incluirla en sus actividades espirituales.

      Calango, amigo de la infancia de Ronaldo, recuerda que “la macumba formaba parte de la vida cotidiana. No había nada extraño en ello. La superstición es una de las principales preocupaciones de los pobres; viene a ser una especie de consuelo. Les hace tener algo importante a que aferrarse en la vida”.

      Los extraños acontecimientos que estaban ocurriendo en el hogar de los Lima preocupaban enormemente a los primos y amigos de Ronaldo. Su primo Fabio Shine, explica que “la familia de Ronaldo creía en la macumba y en cosas por el estilo, y a veces celebraban sesiones y ceremonias de magia negra”.

      En cierta ocasión, Ronaldo salió corriendo de su casa completamente aturdido como consecuencia de la ceremonia de ocultismo que se estaba celebrando en su casa. Se llegó incluso a decir que estaban sacrificando gallinas. Su primo Fabio añadió que “Ronaldo estaba asustado por lo que veía, pero a medida que se fue haciendo mayor, llegó a aceptar el hecho de que su madre y sus familiares consideraran absolutamente normal creer en brujería y en cosas similares. Ronaldo parecía querer y necesitar la protección constante de su madre. Como su padre apenas estaba en casa, buscaba el apoyo de su madre continuamente”.

      En otra ocasión, Sonia resultó gravemente herida en un accidente en el restaurante en el que trabajaba. Las quemaduras que sufrió fueron tan graves que tuvieron que injertarle piel. Al llegar a su hogar, algunos de sus familiares acudieron a un hechicero en busca de ayuda para que echase de la casa a los malos espíritus que en teoría habían provocado el accidente.

      Los amigos y primos de Ronaldo le consideraban un tanto llorica, una faceta de su carácter que han podido corroborar sus compañeros de equipo hasta la fecha. “Ronaldo se echaba a llorar con facilidad si no lograba algo o si le invadía el miedo”, añade Fabio. “Sin embargo, cuando jugaba al fútbol, cambiaba de personalidad y se transformaba en un hombre de verdad”.

      El fútbol consiguió mantenerle alejado de los delitos atroces que ocurrían a la vuelta de la esquina.

      En cierta ocasión, la policía armada decidió hacer una redada en la calle en la que vivía Ronaldo. Arrastraron a un grupo de supuestos traficantes hasta el sucio furgón y les golpearon con las culatas de sus rifles. Después, según la versión de los lugareños, tres agentes se llevaron a un traficante de 16 años a la parte trasera de un cuartel de policía cercano, donde guardaban un tanque de ácido. A continuación, comenzaron a hacer apuestas para ver cuánto tardaba el joven en disolverse.

      Los niños de las favelas estaban expuestos a grandes humillaciones. En el estacionamiento del McDonald’s más cercano a Bento Ribeiro, los niños ricos se dedicaban a conducir sus grandes coches y lanzar patatas fritas por las ventanillas para observar cómo se abalanzaban sobre ellas los niños de la calle y se enzarzaban en grandes peleas con tal de conseguir los diminutos restos de comida.

      Ronaldo no recuerda el marcador del primer partido de fútbol al que le llevó su padre, aunque no ha podido olvidar el ambiente que allí se respiraba, en el estadio de Maracaná de Río que, hasta la fecha, sigue ostentando el récord mundial de asistencia: 199.584 personas en un solo partido.

      Ronaldo y Nelio fueron a presenciar lo que prometía ser un derby intenso entre el Flamengo, equipo local, y el Vasco. Padre e hijo avanzaron con dificultad por las calles abarrotadas de Río después de haber tomado un tren y dos autobuses para llegar hasta el estadio más grande del mundo.

      Es cierto que era enorme, pero parecía más bien un mastodonte viejo y destartalado en vez de un complejo deportivo de los años 80.

      Lo primero que llamó la atención del joven Ronaldo fue el aspecto ruinoso del estadio; no era más que una masa enorme de cemento con un techo. De hecho, le había impresionado mucho más de lejos: el contraste con los astilleros y los edificios de su alrededor situaba al estadio en una perspectiva digna de su categoría. En las proximidades del estadio había decenas de puestos desvencijados sobre las aceras, en los que se vendían perritos calientes kilométricos.

      El Maracaná fue construido para el Mundial de Fútbol de 1950 y, a partir de ese momento, estuvo plagado de contratiempos desafortunados. En el segundo partido que albergó, un jugador yugoslavo llamado Mitic se resbaló y se abrió la cabeza con una viga que estaba al descubierto.

      El récord de 199.584 espectadores se produjo en la final del Mundial de Fútbol de 1950, en el partido entre Brasil y Uruguay. En 1969, acudieron 183.341 espectadores a un partido preliminar del Mundial de Fútbol entre Brasil y Paraguay.

      El joven Ronaldo no pudo olvidar algunos rasgos curiosos del estadio, como los túneles gemelos (uno para cada equipo) y un foso seco, suficientemente profundo como para frenar cualquier intento insensato de invadir el terreno de juego.

      Nelio


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