Los miedos de Ethan. Darlis Stefany
—¿Segura que no quieres nada de comer?
—Muy segura —digo, dando un sorbo a mi batido.
—Yo puedo cocinar algo mejor que la grasa que venden en este lugar.
No puedo evitar reír mientras él toma una de sus papas y luego da un mordisco a su sándwich de pollo. Sumerjo la pequeña cucharilla en el dulce frío de chocolate.
—¿Así que cuáles son nuestros planes?
—¿A qué te refieres? Yo no tengo planes contigo.
—Hay una fiesta en la disquera y tú deberías ir conmigo, para toda la cosa de foto, amor y sonrisas.
—Debería… Creo que la palabra correcta que debes usar es querrías, porque no estoy recibiendo órdenes de ti. Ahora, si de manera amable me preguntas quizás yo pueda acceder a hacer esto incluso más grande de lo que ya es.
—¿Tienes que hacerlo difícil? —Suspira—. Grace… ¿Querrías acompañarme a la fiesta de la disquera para que podamos seguir fingiendo que estamos locos el uno por el otro?
—Claro, será un placer fingir contigo.
Él saca su celular y apunta hacia mí.
—Ahora sonríe.
—¿Por qué?
—Porque ya le he robado dos fotos a Hottie de ti para subir a mi Facebook y decir que eres lo más lindo. Así que dame mi propia foto para subir sin tener que robar del celular de Hottie.
—¿Estás compartiendo fotos de mí?
—¿No es eso lo que hace Harry con Hottie y Doug con Hilary?
—Así que estás esparciendo mi rostro por las redes sociales.
—Sonríe.
Le doy la sonrisa más tensa que se puede dar para molestarlo, pero él ríe. Realmente ríe, haciendo que sus ojos se achiquen y pareciendo absolutamente relajado y divertido. No puedo evitar reír también y él toma la foto cegándome brevemente con el flash.
—Oh, mira, mi novia es muy bonita —dice sonriendo y tecleando—. Un buen momento con una bella rubia. Mi habladora. Ahora pondré un corazón y listo. Publicado.
—Esto es una locura. Yo no debería ni siquiera conocerte. No esperaba que mi nueva compañera de trabajo fuera la novia del baterista de mi banda favorita. ¿No será que era un sueño y ahora que estoy sentada contigo se trata de una pesadilla?
—Qué graciosa —finge una risa antes de rodar sus ojos—. En todo caso esta sería la mejor parte de tu sueño.
—Tan confiado.
—A ver… ¿Quién es tu BG.5 favorito? —Su sonrisa es muy amplia mientras toma una de las papas y la lleva a su boca.
Tomo otro bocado de mi dulce frío, él tiene esa gran sonrisa como si conociera mi respuesta. Quizás lo hace.
Mierda, lo hace.
Maldito alcohol. Yo dije eso, no lo recordaba con claridad hasta ahora, pero lo dije. Por eso sonríe seguro… ¿No podría Ethan solo perder la memoria? Si él fuera noble fingiría no recordar, pero ese no sería Ethan Jones.
—Eres tú. Pero el tú que canta como los dioses, toca con el corazón y escribe con el alma. Incluso, el tú que sonríe feliz como lo haces ahora. Cuando me tratas como una enfermedad o te cierras no eres mi BG.5 favorito.
—Supongo que tendré que cuidar mejor mi puesto, porque yo te doy vida… ¿Eh?
—¿Tienes que repetirlo?
—Bueno que me condenen por recordar las cuatro palabras más profundas e importantes que alguien me ha dicho algunas. —Mira hacia su plato—. Me dejaste intrigado sobre cómo yo puedo hacer eso por ti. Cómo lo hice.
Suspiro estiro mi mano y tomo una de sus papas, no se queja. Solo me observa esperando alguna respuesta. Luce genuinamente curioso y a su vez ansioso por escucharme responder. Cómo si eso le quitara el sueño.
—Yo… Yo no quería vivir —digo por fin. Abre sus ojos con sorpresa—. Mis hermanitos estaban muertos, vi a uno alrededor de su propia sangre y no pude ayudar a Cheryl. A mi mamá no la podía ver con los mismos ojos, ni siquiera podía hablarle. Y el padrastro que veía como mi segundo papá fue el loco que nos hirió. ¿Recuerdas cuándo entraste al apartamento de Harry y tú…? Uhm… ¿Ya sabes?
—¿Te vi los bonitos pechos? —sonríe—. Es un bonito recuerdo para mí. Una de las mejores maneras para recordarte.
—¿Es todo lo que viste? —cuestiono incrédula. Semanas pensando en que quizás mi espalda era lo que lo había sorprendido y resulta que solo fue un par de pechos desnudos lo que lo dejó sin habla. Sorprendente.
—¿Qué más se supone debía ver? Entré buscando un niño y encontré una excelente vista.
Sacudo mi cabeza recuperando el hilo de mis pensamientos para continuar.
—Como sea. Esas cosas además de los daños en mí, no era precisamente algo muy alentador. No quería comer, no quería ver a los doctores. No quería hablar con nadie. Excepto esa chica insistente que siempre se colaba a mi habitación.
—¿April? Porque suena mucho a ella cuando se pone realmente fastidiosa y acosadora.
—Efectivamente, April —aseguro—. Ella me dio un día música, me dio un CD de ustedes. Y un diminuto MP3 lleno de sus canciones. Ese día escuché una y otra vez sus canciones, especialmente una. Una que tú escribiste.
—¿Cuál? —Parece sumergido en cada cosa que digo. Viéndome.
—This is reality. Comencé a escucharlos, cada canción alimentando algo en mí. Pero esa canción realmente era mi canción. No sé si puedas entenderlo. Pero tus palabras unidas a una melodía fue mayor ayuda que las razones por las que todos me decían que yo debía salir adelante.
—¿Yo hice eso por ti?
—El Ethan Jones de BG.5 lo hizo —sonrío.
—Dios mío. Tú eres trágica y poéticamente hermosa —sacude su cabeza—. No puedes solo decirme eso. —Lleva una mano a su pecho, se inclina para susurrar—. No puedes revelar algo como eso y esperar que yo te ignore y no piense en eso. No busques atraparme, no quiero ser atrapado.
—No busco atraparte.
Pasa una mano por su cabello, parece debatir en sus pensamientos. Es un hombre algo complejo y difícil de entender, me he dado cuenta.
—¿Por qué no tienes novio?
—¿No eres tú mi novio? —Bromeo, él ríe.
—Bueno… ¿Por qué antes de tener a este novio sexy y candente tú no tenías novio? ¿No estabas saliendo con alguien?
Me sorprende que sepa de Charlie. El pobre Charlie.
—Porque nadie me gustaba. Y cierto que estaba saliendo con alguien pero él era tan cursi y yo tan mala riéndome en mi mente de cómo quería bajarme las estrellas aunque ninguna de ellas opacara mi belleza.
—¿No se supone que las chicas quieren escuchar eso?
—No sé de qué chicas me hablas, pero no es mi caso. Las personas cursis y muy chicles me hacen sentir asfixiada. No me gusta.
—Eres complicada.
—Eres muy cínico al decir eso. Ahora hablemos sobre lo que te preocupa.
—¿A mí?
—Sí. Sexo. Parecía que estabas muy resentido conmigo por no tener sexo.
—¡Joder! Mierda, lo siento mucho. Estaba siendo un idiota, yo…
—Al grano.
—¿Cuándo fue la