El deseo prohibido de Doug. Darlis Stefany

El deseo prohibido de Doug - Darlis Stefany


Скачать книгу
como si aún yo no comprendiera el significado de ser platónico, supongo que es lo que sienten muchas fivers frustradas que aman a cada miembro de la banda y deprime la sensación de no ser la mujer de sus sueños.

      Me siento de esa misma manera, ese tipo de sentimiento, como cualquier otra emoción, no se puede evitar.

      —¿Hil? —dice Dexter desde la puerta de donde lo encuentro observándome—. ¿Bajarás del auto?

      —Sí, sí —digo y bajo con rapidez.

      —¿Sucede algo, cariño?

      —Para nada, Dex, solo estaba pensando.

      Él me escruta por un momento antes de atraer mi cuerpo al suyo y envolverme en sus brazos, ya lo he dicho antes, en los brazos de mis hermanos me siento protegida.

      —Solo falta Harry para que demos el abrazo sándwich que tanto amabas cuando estabas niñita —dice contra mi frente—, nuestra hermanita, de nosotros, de más nadie.

      —Después te queja de que Harry sea posesivo con los niños —comenta Ethan arrancándome de los brazos de Dexter y estrechándome en los suyos propios. Dexter finge gruñir mientras yo río—, también puede ser mi hermana.

      No puedo evitar reír mientras voy de unos brazos a otros entre estos dos idiotas que, al final, terminan abrazándose entre ellos y empujándome para entrar al pequeño restaurante.

      Pero, cuando me siento para ordenar, recuerdo lo que Ethan dijo: «Doug ligando con una modelito».

      No sé qué pasa con los músicos que van detrás de modelos, es innecesario y… No hace sentir bien a las chicas que no somos modelos.

      Doug no me hace sentir bien, al menos no en este momento.

      Capítulo IV

      28 de septiembre, 2012.

      —¿Qué es lo que vamos a comprar? —le pregunto a Harry mientras él conduce y bebo de mi chocolate caliente.

      —Un triciclo para Harry Daniel —me responde—. Kae dijo que esperara a que compremos una casa, pero, bueno, ella no puede culparme de querer comprarle algo a mi hijo… ¿Cierto?

      —Nadie puede detenerte de comprarle algo, ciertamente —digo riendo—. ¿Puedo yo también comprarle un regalo a mi sobrino?

      —Desde luego —dice, deteniéndose frente a un centro comercial —también tengo que pasar por pañales y las vitaminas de Kae.

      —Todo un hombre de familia.

      —Ni que lo digas —dice riendo y colocándose su gorra y sus lentes de sol—, espero y no muchos me reconozcan.

      Bajamos del auto y camino detrás de él, quien se encarga de hacerme algunas preguntas. En cierta forma, Harry es un poco más tranquilo que Dexter, no tanto, pero algo es algo, creo que es más acerca del hecho de que Harry intenta ser discreto con algunas cosas.

      Una vez estamos dentro del centro comercial, Harry es quien nos guía, de hecho, está algo mandón, pero aún así lo amo.

      Primero nos dirige a un gran súpermercado, toma, incluso, una cesta mientras nos aventuramos por los pasillos.

      —¿Aún sin conducir, Hil?

      —Pronto lo haré, de verdad.

      —¿Te creo? —me pregunta con una sonrisa ladeada y una risa por lo bajo, le doy un pequeño empujón.

      —Estoy hablando muy en serio, dejen todos ustedes de acosarme, incluso Andrew está molestándome sobre eso.

      —Bueno, todos ansiamos estar vivos el día que decidas vencer tu miedo a conducir, soñamos con ese día, y creo que el pequeño Jefferson está esperando por ese día —luego parece pensativo—, aunque no creo que me sienta seguro con eso de dejarlo en un auto que tú conduzcas.

      —Kaethennis tiene razón cuando dices que puedes llegar a ser un idiota.

      Harry ríe mientras toma al menos cuatro paquetes de pañales para Halle arrojándolos a la cesta, miro a mi alrededor y puede que no lo reconozcan, pero muchas mujeres ya lo están viendo como buitres y algunas se atreven a darme miradas maliciosas. Estoy tentada a decir «no soy la mujer a la que deben odiar y ciertamente no tienen oportunidad frente a la mujer que sí deben envidiar», pero decido ignorar las miradas mientras sigo a Harry que ahora se detiene frente a la sección de leche de fórmula para bebé.

      Toma un solo envase y lo arroja a la cesta, seguido de unos cuantos yogurts que dice son para Harry Daniel, pero yo sé que él también ama comerlos.

      —Entonces, Dexter me dijo algo…

      —¿Qué te dijo? —cuestiono, arrojando palomitas de maíz a la cesta, él arquea sus cejas hacia mí—, estoy segura de que en algún momento Kae y tú querrán un momento para ustedes y de nuevo cuidaré a mis sobrinos, así que guarda muy bien esas palomitas, Harry.

      —De acuerdo —sonríe, agregando tres paquetes de palomitas más—, con respecto a Dexter, me dijo que ya no estás saliendo con ese chico que él llama «enclenque».

      —Si es chismoso —ruedo mis ojos—, no es gran cosa, como dije, solo estuvimos saliendo.

      —Bueno, nunca nos los presentaste… ¿Hay alguna razón para ello, Hil?

      —Iba a presentarlo el día de la boda de Bridget, pero ese día fue que dejé de salir con él.

      —Vale, pero me gustaría que a la próxima nos presentaras a la persona con la que sales, de lo contrario se siente como si nos escondieras.

      —Lo haré, lamento si te molestó.

      —No me molestó, Hil, solo me da curiosidad el hecho de que los últimos dos chicos con los que saliste no nos lo presentaste.

      —No es nada, Harry, no seas paranoico.

      Él me da otra sonrisa antes de pasar por otro pasillo y agarrar tampones, lo miro divertida.

      —Kae dice que en cualquier momento su periodo bajará de nuevo, es mejor prevenir que lamentar —dice con una risa atravesada en los labios.

      —Me alegra estar viva para ver este momento en el que Harry Jefferson hace las compras para sus chicas y su hijo mientras las mujeres salivan por él.

      —Bueno, ahora tú estás siendo tonta.

      Ambos reímos mientras él se dirige al pasillo de jabón y utensilios para el baño. Definitivamente Harry Jefferson está tomado, uno menos en BG.5.

      • • •

      30 de septiembre, 2012.

      —¡La amo! —digo con entusiasmo dando una vuelta alrededor de Katherine—, eres toda un genio, muy buena idea llevar esa camisa de «Chica Bratter».

      Miro la parte de atrás y aplaudo con entusiasmo notando que dice «amo con absoluta locura a Ashton Bratter». Katherine se sonroja un poco pero ríe.

      Va vestida de una manera acorde para un concierto, pantalón purpura ajustado, zapatillas planas, camisa blanca ajustada al cuello v con excelente mensaje en ella y su cabello está recogido en una de esas trenzas que tanto le encanta hacer en las melenas de todas las chicas que conoce.

      Camino en sujetador arrojando camisas a la cama, en busca de una camisa color gris y holgada lo suficientemente cómoda para, además, combinar de maravilla con mis súper ajustados jeans color negro.

      —¿Qué es lo que buscas? —pregunta Katherine realmente divertida—, al paso que vas sacarás gran parte de tu ropa y mira que tienes una cantidad anormal de ropa.

      La ignoro tomando una toalla para cubrir mi sujetador mientras me asomo por la puerta de mi habitación y aclaro mi garganta.

      —¡Mamá! —grito y escucho una cucharilla caer, no puedo evitar reír, voy hacia la cima de las escaleras,


Скачать книгу