El deseo prohibido de Doug. Darlis Stefany
lo que puede existir entre ustedes.
—¿Quién eres? ¿Cúpido?
—Sí, solo que dejé mis alas y flechas en el otro traje, eres tonta.
—También dejaste el pañal, ¿o lo llevas bajo el jean?
• • •
—Eres una cosita tan hermosa —murmuro hacia mi sobrina que me observa acostada en mis brazos—, provoca raptarte.
—No tía, Hil —dice mi sobrino negando con su cabeza.
—Solo bromeo —aseguro riendo viendo a Halle bostezar y quejarse un poco, la mezo porque lo último que deseo es que llore.
—¿Eres la pequeña Jefferson? —pregunta una voz femenina, alzo mi vista encontrándome con Milla y Nanette.
—Bueno, no soy pequeña, pero sí soy la hermana menor —digo haciendo una mueca—. Hola, Nanette.
—Hola, Hilary… ¿A que no te esperabas verme de nuevo?
—Ciertamente, no —respondo mientras mi sobrino las observa con curiosidad.
—¿Son esos los niños de Harry?
Asiento mientras Milla se acomoda a mi lado y Nanette frente a mí.
—Bueno, verás, Hilary —comienza Nanette—, te preguntarás por qué estamos abordándote de esta forma.
Asiento de nuevo, aunque en realidad también me pregunto por qué Ethan está teniendo una «cita» o lo que sea con ella una vez más.
—Voy con papi —dice mi sobrino aburrido de la presencia de desconocidas antes de ir corriendo hacia mi hermano.
—Qué encantador —murmura Milla ahora concentrada en Halle—, los hijos de tu hermano son realmente hermosos.
—Lo son.
Estoy impaciente de que digan lo que quieren seguir y creo que Nanette también se impacienta mientras observa a Grace acercarse.
—Hilary, vengo por Halle, Kae va a darle de comer —anuncia Grace aceptando a Halle cuando se la entrego.
Veo a mi sobrina con anhelo, dándome cuenta de que ahora estoy sola con dos mujeres que no trato.
—Muy bien… ¿Entonces qué tienen que decirme?
—Bueno al grano, creo que sabes que ella es Milla —la señala y la susodicha me sonríe—, ella tuvo como «algo» con Doug.
—Por algo supongo que te refieres a sexo una noche con Doug —la interrumpo con una falsa sonrisa, no es como si ella hubiese estado en una relación con él, y, por Dios, solo fue una noche, no tiene que agrandarlo ni hacerlo lucir como que fue un «algo». Vale, estoy celosa.
—Son detalles técnicos —dice Nanette haciendo un gesto con su mano—, a Milla le gusta Doug y no solo lo quiere para una noche, lo quiere para ella, por eso recordé que tú pareces llevarte muy bien con todos ellos, así que quizás puedas ayudarla y…
No puedo evitar comenzar a reír. Es la broma más divertida que he escuchado en este mes. Yo ayudando a Milla con Doug, yo haciendo que Doug se fije en Milla, yo haciendo que los besos que ansío sean para Milla y no para mí, el chiste se cuenta solo.
Ellas me observan, no entendiendo al parecer el chiste. Sacudo mi cabeza y me inclino un poco hacia ellas.
—No, no va a suceder —murmuro y justo Ethan llega hasta nosotras.
—Te estaba buscando Nanette, quiero hablar contigo sobre algo…
—Claro, Ethan, vamos, vamos —creo ver que Ethan rueda sus ojos mientras se la lleva, dejándome sola con Milla.
—Soy una grandiosa mujer con muy buenas cualidades para hacer feliz a Doug —veo hacia sus pechos grandes que aún no sé si son verdaderos o falsos pero le lucen bien.
—Apuesto a que sí tienes muchas cualidades —me pongo de pie—, cuando quieres algo Milla, luchas por tenerlo, te lo ganas, no vas pidiendo ayuda.
—Pensé que eras dulce.
—Pensé que eras inteligente y sabrías ver cuando un hombre dice no —digo antes de comenzar a caminar hacia el baño del salón.
Cuando estoy en el baño me observo frente al espejo. Mis mejillas lucen sonrojadas mientras que la piel se encuentra caliente, es estúpido que esa proposición me haya molestado más que la de Robert.
Cierro los ojos con fuerza y respiro hondo.
«Calma, Hilary, ella no sabe que te gusta y no sabe que ante su proposición solo quieres sacarle los ojos, no sabe que está haciéndote tener pensamientos violentos», murmuro para mí misma.
¿Por qué siquiera ellas están en cumpleaños de Adam? No es como si ellas tuvieran una importancia o relevancia en la vida del niño.
Suspiro y lavo mis manos antes de posarlas sobre mis mejillas intentando disipar el rubor, pero este se queda en mi piel porque aún estoy molesta ante el hecho de que alguien me pidiera ayuda para conquistar al hombre que me gusta.
Creo que no estoy enojada, quizás la palabra idónea para describir cómo me siento es la indignación.
Me doy un último vistazo en el espejo antes de salir del baño y caminar por el pequeño pasillo para llegar a la fiesta.
El destino o casualidad es algo muy hermoso.
Doug viene caminando, distraído, revisando su celular y no me ve venir cuando lo empujo presionando su espalda contra la pared, jadea de la sorpresa.
Eso ha sido un grandioso impulso de mi parte.
—¡Mierda! —dice respirando hondo—, Hilary, ¿te crees una ninja o algo así? Me has asustado.
—Pensé que no venías —murmuro, estrechando mis ojos hacia él.
—¿Qué? ¿Me extrañabas?
—¿Por qué llegaste tan tarde? —Ladeo mi cabeza. Es agradable tenerlo acorralado, tomar las riendas de la situación.
Su pecho se eleva ante la larga respiración que toma notando que realmente tengo mi rostro muy cerca del suyo.
—No iba a venir, pero decidí hacerlo.
—De acuerdo —concedo.
Nos mantenemos en silencio solo viéndonos y antes de que pueda darme cuenta de mis movimientos, estoy presionando mi boca sobre la de Doug.
Antes de darme cuenta, estoy besando a Doug.
Él, con velocidad, abre su boca y atrapa levemente mis labios antes dejarlos ir, creo que sonrío un poco antes de presionarme contra él y sentirlo hacer el mismo movimiento de atrapar mis labios entre los suyos una vez más.
—¿Qué está haciendo? —escucho una voz infantil.
Me alejo de Doug al instante y encuentro a mi sobrino viéndonos con curiosidad. Paso una mano por mi boca y aclaro mi garganta.
—Yo… Yo estaba ayudando al tío Doug, pero vamos, vamos, volvamos a la fiesta —digo y camino hasta él tomando su mano entre la mía.
Volteo brevemente mi vista hacia atrás y Doug mantiene dos dedos sobre sus labios mientras me observa.
Cada vez la tentación es más grande.
• • •
—Estás callada —murmura Asthon, mientras espera junto a mí a que Katherine llegue de la fiesta de Adam luego de quedarse un poco más con su familia.
—Solo estoy pensando —murmuro jugando con las puntas de mi cabello, alzo mi vista para verlo con curiosidad—, tengo una pregunta para ti.
—De acuerdo, hazla.
—Si Katherine y tú nunca hubiesen estado juntos o si no lo estuvieran, aunque