El árbol de los elfos. Tamara Gutierrez Pardo
segundos de mutismo.
—El Árbol de los Elfos no ha sido destruido del todo. Aún se puede recuperar —anunció Dorcal.
Nuestros ojos se abrieron como lunas.
—¿Qué? —Rilam estaba atónito, al igual que todos nosotros—. Eso es… ¡Eso es fantástico! —Soltó una risotada—. ¿Dónde está? ¿Habéis dado con él?
—Ese es el problema —continuó Minn.
La alegría del grupo se desinfló repentinamente.
—¿Problema? —inquirió Mherl.
—El árbol… está roto.
—¿Cómo? —jadeó Berrof.
—Aunque Rebast intentó destruirlo, solamente consiguió romperlo, tal es el poder del árbol —explicó Sâsh—. Por fortuna, solamente se dividió en cuatro trozos; podía haber sido mucho peor, de haberse fracturado en más pedazos.
—Pero… si el árbol está roto… estará muerto —razonó Krombo, desconcertado.
Eso mismo pensaba yo. Pero no.
—Aún no —respondió Minn—. Su poder es tan grande, que es capaz de sobrevivir en ese estado. Sin embargo, solo puede hacerlo durante un tiempo limitado.
—Hemos detectado que esos trozos han caído en diferentes emplazamientos —relató Paireline—. Podemos sentir su energía, el árbol nos está llamando desesperadamente, indicándonos sus posiciones.
—Como si tuvieran un GPS —se le ocurrió a Tôrprof.
—Algo así.
—Entonces sabéis dónde se encuentran. —Ela sonrió, esperanzada.
—Sí, sabemos dónde están —asintió Minn.
—Y ¿cuál es el problema? —interrogó Rilam sin entender.
—Pues que esos cuatro emplazamientos están muy distantes entre sí, además de ser lugares muy lejanos —esclareció Paireline, visiblemente preocupada—. Tal y como hemos explicado, el árbol no puede sobrevivir así durante mucho tiempo, solamente puede hacerlo durante un tiempo limitado. No sabemos con exactitud cuándo comenzará su degradación, pero no disponemos de todo el tiempo que nos gustaría. Los trozos no podían haber caído más lejos unos de otros, nos costará mucho acceder a ellos. Eso sin contar con que después hay que regresar y juntarlos para que el árbol esté de una pieza y sobreviva.
—¿Y dónde se encuentran esos cuatro emplazamientos? —volvió a inquirir Rilam.
—El primero de ellos ha caído en las Montañas Rojas, el segundo lo ha hecho en el Mar Mitológico, el tercero en las Cuevas de Cristal y el último en el paraíso oculto donde fue encontrado —explicó Sâsh.
—El árbol se ha refugiado en lugares élficos —se percató Zheoris, expresándolo con la seguridad y facilidad con la que se dice que dos por dos son cuatro.
Mis ojos se fueron hacia la guerrera… y regresaron cuando volvió a pillarme. Me ruboricé, no quería que se diera cuenta de la fascinación que sentía hacia ella. Lo admito, la admiraba, sí. La admiraba por ser todo lo que yo no era. ¿Se habría dado cuenta?
—Exacto —ratificó Dorcal—. Son lugares élficos, donde nuestros antepasados se ocultaban y vivían en paz en tiempos muy remotos. Allí el árbol se siente a salvo.
—Os dividiréis en cuatro grupos. —El Gobernador comenzó a explicar el plan que ya había trazado previamente junto a los Buscadores. Aunque hizo una pausa—. Por desgracia, hemos tenido una trágica baja. Nuestra querida Breth ya no se encuentra entre nosotros para acompañarnos en esta misión. —Mientras todos agachábamos el semblante, excepto Zheoris, que ya estaba mirando a una de las columnas con atención, el Gobernador dio la noticia—. Sin embargo, como sabéis, el puesto de un guerrero es ocupado por otro guerrero del mismo signo al que la Madre Naturaleza elige. El círculo de Guerreros Elfos solamente se completa con los trece signos. Es por eso que ahora contamos con otra guerrera halcón. Hannä, por favor, pasa.
Alzamos los rostros con sorpresa hacia la zona que señalaba. ¿Ya disponíamos de un guerrero halcón? ¿Tan pronto? Normalmente a la Madre Naturaleza eso le llevaba semanas, meses…
La nueva guerrera halcón salió de detrás de la columna con gracia y desparpajo, aunque su semblante mantenía el respeto que sentía por la muerte de nuestra compañera.
—Hola —saludó, acompañándolo de un asentimiento.
Intentamos sonreírla, sin embargo, lo cierto era que hacerlo inmediatamente después del funeral de Breth se nos antojaba más que difícil.
Ella se dio cuenta.
—Lamento muchísimo vuestra pérdida —murmuró—. Me gustaría… Me gustaría aclarar algo, si es posible —le pidió al Gobernador.
—Por supuesto —accedió él, extendiendo la mano para darle la palabra.
Prestamos atención.
—Solo quería decir que, aunque pudiera parecer que a mí me ha venido bien la muerte de Breth, no es así en absoluto —afirmó, bajando esos ojos de color morado que contrastaban tanto con su cabello dorado—. No vengo a sustituir a nadie, y sé que jamás seré como ella. Ojalá hubiera podido llegar a ser la guerrera halcón por otro motivo, pero la Madre Naturaleza me ha elegido a mí para ocupar su lugar, yo no lo he elegido así.
—Oh, claro que no —le calmó el Gobernador.
Rilam esbozó una ligera sonrisa amistosa.
—No te preocupes, Hannä, eres bienvenida. Es solo que… esto ha sido un shock para todos, nada más.
Y ya vería cuando se enterara Lugh.
—Lo sé. —Sonrió ella con empatía. Luego, se dirigió a mí—. Intentaré hablar con Lugh, especialmente.
Mi boca se quedó entreabierta. ¿Ella también… veía los pensamientos, como Breth?
—Suerte —dijo Zheoris con indiferencia mientras tanto.
—Bueno, hechas las presentaciones, pasemos al plan —prosiguió el Gobernador—. Tenemos que ponernos manos a la obra lo antes posible, la vida del Árbol de los Elfos, de la Tierra, depende de nosotros. Ni qué decir tiene que Rebast no puede saber de esta misión. Si Rebast se enterase de que el árbol continúa con vida, y de que vamos en su busca, la misión correría grave peligro.
»Como ya he dicho, os dividiréis en cuatro grupos. Cada grupo irá encabezado por uno de los Buscadores. El grupo de Minn irá a las Montañas Rojas, y por la dureza del terreno es el único que constará de cuatro guerreros. El resto de grupos constará de tres. El grupo de Paireline irá al Mar Mitológico. El grupo de Sâsh irá destinado a las Cuevas de Cristal. Y el grupo de Dorcal será el encargado del paraíso oculto. Para formar los grupos, el anillo mágico de los Buscadores os elegirá uno a uno.
Les dedicó un asentimiento para que procedieran y los Buscadores formaron un círculo. Se cogieron de las manos y cerraron los ojos. La magia élfica no tardó en actuar. Una ligera brisa comenzó a revolotear en torno a ellos, transformándose en un anillo dorado que los envolvió. Uno a uno, el anillo fue eligiendo a los miembros que iban a conformar los grupos.
Sobre la cabeza de Minn apareció el caballo, la serpiente, el gato y el toro. Sobre la de Dorcal aparecieron el ciervo, el cisne y el zorro. Sobre Paireline se dibujó al cuervo, al lobo y al halcón. Y sobre Sâsh apareció la mariposa, el caballo de mar y mi signo: el salmón.
Estaba en el mismo grupo que Zheoris…
Rilam y Jän ya estaban intercambiando una mirada sorprendida, aunque la rabia pronto tiñó la del guerrero caballo. Jän y Noram iban a ir en el mismo grupo, juntos, y eso no gustó a Rilam. Pero yo ya estaba tan tensa y nerviosa, que fue lo único a lo que fingí prestar atención antes