Multitrauma y maltrato infantil: evaluación e intervención. Miguel Eduardo Barrios Acosta

Multitrauma y maltrato infantil: evaluación e intervención - Miguel Eduardo Barrios Acosta


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maltrato físico severo, ya que desde el punto de vista práctico no existen lineamientos claros para ser seguidos por los médicos y pediatras según el reporte obligatorio. Por lo tanto, hasta donde conoce el autor, hay carencia de cifras confiables al respecto.

      Sin duda, la participación de los pediatras especializados en el MI dentro de los procesos judiciales en casos de maltrato severo y de abuso sexual ha jugado un papel significativo para la transformación social e institucional sobre el tema, especialmente en aquellos países que han implementado el reporte obligatorio. Las sentencias condenatorias, que no necesariamente están ligadas con la pérdida de la libertad, han permitido realizar un mejor control e intervención sobre los padres abusivos. A su vez, esto ha posibilitado establecer el registro de los ofensores en bases de datos públicas para evitar el empleo de estas personas en oficios relacionados con el cuidado y la atención de los niños.

      Así, la participación del pediatra especializado en el MI mediante su testimonio como experto en el tema, dentro de procesos judiciales civiles o penales, permite una adecuada preparación de cada caso. Históricamente, los médicos y pediatras han sido renuentes a vincularse en este tipo de procesos. No obstante, la capacitación y formación en esta área es uno de los compromisos que adquieren los pediatras que quieren trabajar en el MI. La incursión en el campo judicial puede percibirse como un reto y compromiso lejano a los conocimientos y experticias del campo de la pediatría. Sin embargo, se especifica que dichas sapiencias y prácticas se aprenden y aprehenden a través del estudio, el esfuerzo y la experiencia.

      Lo más importante dentro de la participación del pediatra y de cualquier otro profesional en los procesos judiciales es tener claridad sobre el papel que desempeña: es un testigo experto (TE). Stern (s.f.) propuso 12 reglas que se deben seguir para evitar caer en errores que repercuten de forma negativa en los intereses del niño. El TE está en la corte para educar, independientemente de si es pediatra, psiquiatra, psicólogo, trabajador social, forense o cualquier otro profesional. Se educa al juez, al jurado, a los abogados que acusan, a los que defienden, a los representantes del sistema de protección y a los asistentes sobre temas, situaciones e interpretaciones que ellos desconocen. El proceso educativo depende de cada caso, del tipo de juicio y de la normatividad de cada país. El TE educa sobre los conceptos, hechos específicos y sobre su participación que le son consultados. El TE no asiste a los procesos judiciales para acusar o defender a nadie ni tampoco para justificar o juzgar las acciones de otras personas; lo que hace es ofrecer opiniones ilustradas y enseña acerca el significado de los hechos que se le preguntan (Stern, s.f.).

      Entonces, un TE es una persona que tiene la educación, conocimientos, habilidades, experiencia y práctica para ayudarle a quien toma las decisiones judiciales a comprender la evidencia y analizar las situaciones como hechos jurídicos. En otras palabras, es alguien que tiene una opinión que es esencial vincular al proceso. Por lo tanto, el TE solo opina sobre lo que tiene conocimiento sólido basado en criterios científicos y académicos y sobre lo que puede sostener dentro de la corte. De ese modo, como el testimonio está sustentado por encima del conocimiento general, podrá ser aceptado en cambio de ser rechazado (Stern, s.f.).

      Es esencial que el TE se mantenga enfocado solo en el área que domina y siempre diga la verdad. Los abogados defensores de los abusadores de los niños tienen como estrategia lograr que el TE opine sobre temas que sobrepasan su experticia, los cuales pueden ser fácilmente desestimados y con ello logran que se rechace todo el testimonio. Mantenerse centrado en el área de experticia es una demostración de competencia y humildad, pero hay que estar alerta y ser inteligente durante el juicio. Hay que evitar dar opiniones sin previa reflexión y análisis. Los defensores se preparan para tender trampas a los TE, que pueden servir para deslegitimar las opiniones (Stern, s.f.).

      El caso debe preparase a profundidad. Tanto los abogados acusadores como los defensores leen los expedientes varias veces, lo mismo debe hacer el TE. El TE lleva copia del expediente médico al juicio y debe conocer dónde están los soportes sobre los hechos que se le preguntan. Ubicar con claridad y prontitud los puntos en debate adiciona credibilidad. La preparación también incluye las reuniones previas al juicio con el abogado acusador. Estas sirven para que se aclare qué se espera del TE dentro del proceso, para educar al fiscal acerca de los aspectos más importantes dentro de los elementos probatorios, de tal modo que el testimonio sea lo más beneficioso para los intereses del niño. Asimismo, reunirse con el abogado acusador posterior al juicio es importante. Hay que discutir sobre las preguntas y las respuestas que se hicieron, así como las que hizo el defensor. Este tipo de análisis sirve para mejorar el testimonio en un próximo juicio. La meta es aprender de cada testimonio para mejorar en la siguiente oportunidad (Stern, s.f.).

      El lenguaje y el modo de vestir deben ser compatibles con la categoría de experto. Hablar dentro de un juicio como TE tiene el reto de explicar las cosas de un modo sencillo, para que los términos, diagnósticos y procedimientos médicos se comprendan fácilmente. Para esto, se recomienda que la comunicación se haga como si se le estuviera explicando a un adolescente de 12 años. Cuando hay un jurado presente, hay que mirar a los ojos de las personas para saber si lo que se está diciendo se está comprendiendo. El contenido del testimonio debe decirse en tres niveles y de tres modos distintos para que adquiera mayor peso probatorio. El abogado acusador debe ser capaz de facilitarle al TE, mediante preguntas específicas, que lo anterior se cumpla. En un primer nivel, el TE intenta educar al auditorio sobre los aspectos generales de la violencia en evaluación. Es decir, se abordan aspectos generales teóricos y prácticos del tema, por ejemplo, qué es el abuso sexual, cómo se define, cuáles son los factores de riesgo, cuáles son las dinámicas que usa el ofensor, etc. En un segundo nivel, el TE instruye sobre un caso hipotético o similar al que se está procesando. En el tercer nivel, el TE educa sobre su participación en el caso, esto es, explica qué se hizo con el paciente, qué se encontró durante la realización de la historia clínica, qué significan los hallazgos y demás. Si los anteriores pasos se llevan a cabo adecuadamente, el juez y los jurados estarán satisfechos porque el procedimiento se hizo de un modo adecuado y porque el testimonio es válido para ser incorporado (Stern, s.f.).

      El TE debe ser auténtico durante el juicio. Durante los procesos de formación, los profesionales observan la participación de colegas o profesores en juicios, pero este tipo de instrucciones solo sirven de guía y cada persona debe generar su propio estilo. La única manera de ayudar al trabajo de los abogados acusadores es responder exclusivamente a las preguntas que se hacen y evitar dar información adicional. El papel del abogado es el de preguntar y el del TE, el de responder. Dar y presentar datos adicionales puede ser perjudicial para sustentar la evidencia de acuerdo con las reglas locales, que normalmente solo las conocen los abogados; violar alguna restricción puede limitar el testimonio o dañar una estrategia diseñada por el fiscal (Stern, s.f.).

      El TE debe saber que si el acusado es condenado, el defensor tiene la opción de apelar la decisión y, si es absuelto, la justicia no puede apelar. Entonces, todo el testimonio debe ser ilustrado, coherente, consistente y ordenado; por lo anterior, las transcripciones del mismo que se usan dentro de las apelaciones se deben leer expertas, profesionales y convincentes (Stern, s.f.).

      Hay que conocer que las verdades jurídicas tienen su propio paradigma de construcción, por lo tanto, son diferentes a aquellas que cimientan en los preceptos científicos, más afines a los profesionales de las ciencias sociales y de la salud. Por esto, las lógicas del sistema de justicia pueden parecer ilógicas a otros profesionales. Dicho en otras palabras, para efectos de la aplicación de la justicia, lo importante es que los hechos se puedan probar jurídicamente (Latour, 2013). Entonces, una participación inadecuadamente preparada, errática, perezosa, deshonesta o extralimitada de un TE puede facilitar la impunidad del maltrato infantil, sin importar que este evidentemente haya ocurrido. La tabla 1.2 sintetiza las reglas que los profesionales vinculados a la atención del maltrato infantil deben seguir dentro de los procesos judiciales como TE.

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