Manual profesional del masaje. Jesús Vázquez Gallego

Manual profesional del masaje - Jesús Vázquez Gallego


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de fatiga o dolores de columna en el quiromasajista.

      La postura a adoptar dependerá del tipo de masaje que se vaya a aplicar y de los objetivos del masaje; así, será distinta la de un masaje estimulante a la de uno relajante, o la de un masaje cervical a la de uno podal.

      Este trabajo está dividido en dos partes muy diferenciadas; la primera trata la posturología en relación con el cliente o el paciente, es decir, cómo colocar al cliente para que el masaje sea eficaz. Y la segunda parte trata las posturas que debe adoptar el quiromasajista a la hora de aplicar el masaje. Además lo complementamos con un pequeño estudio del dolor de espalda en los quiromasajistas y la manera de evitarlo.

      POSTURAS PARA EL CLIENTE

      Es evidente que el cliente acude al quiromasajista para obtener unos beneficios por medio del masaje. Para ello no se le puede administrar de cualquier forma ni en cualquier postura, sino que le será aplicado de manera que se cumplan una serie de objetivos, como son:

       Lograr una posición fácil de mantener.

       Máxima relajación y comodidad.

       Garantizar una respiración correcta y relajada.

       Fácil acceso a las zonas masajeadas.

      El paciente debe colocarse de manera que su musculatura quede relajada, ligeramente acortada, aproximando el origen a la inserción del músculo. Para ello usaremos rodillos, cuñas, cojines, apoyacabezas especiales, etc. con el fin de conseguir la postura adecuada. Siempre que sea posible se utilizarán camillas articuladas o sillas especiales de masaje. En otras ocasiones, cuando se aplique un masaje total o un masaje casero, es conveniente aplicarlo en el suelo.

      POSTURAS PARA EL MASAJISTA

      El quiromasajista, al realizar su trabajo, ha de cuidar su propio cuerpo y tener presente que debe estar en plenas condiciones físicas tanto al comienzo como al final de la jornada. Para ello se le recomienda que preste especial atención a la postura que adopta en su trabajo. Con la postura correcta perseguimos obtener los siguientes objetivos:

       Gozar de la máxima movilidad, fluidez y acceso a las zonas que se debe masajear.

       Postura cómoda de trabajo.

       Preservar el propio cuerpo, en especial la columna, para evitar dolores y posturas viciosas.

       Saber utilizar el peso del propio cuerpo para redoblar la fuerza de las manos y de los brazos en las maniobras que así lo requieran.

      La postura que adoptará el quiromasajista dependerá de la zona a tratar y del tipo de masaje que deba aplicar en cada cliente. De todas formas es imprescindible que su postura sea móvil, nunca estática, que se mueva a ambos lados de la camilla y también por la cabecera y los pies de ésta. La altura de la camilla será tal que el paciente quede al nivel de las caderas del quiromasajista.

      El quiromasajista se colocará con una pierna adelantada con respecto a la otra, con las rodillas en ligera flexión y con un muslo apoyado en la camilla, si ello fuera posible. Es muy importante que el masajista se apoye en la camilla, ya que así su cuerpo tendrá tres puntos de apoyo (uno en cada pie y otro el que esté en contacto con la camilla), con lo cual una parte del peso de su cuerpo no se transmite a los miembros inferiores, con la consiguiente descarga que ello supone.

      La postura correcta de los pies es importante para facilitar los desplazamientos en torno a la camilla de masaje y al mismo tiempo, en cualquier posición que se adopte, para facilitar la eficacia de las manipulaciones y para prevenir los frecuentes dolores de espalda del terapeuta. El ritmo de los pies en relación y coordinación con el tronco y el movimiento de los brazos debe buscar fundamentalmente tres objetivos: movilidad, potencia corporal y prevención de lesiones profesionales del masajista.

      También se aconseja la utilización de pequeños bancos donde poder apoyar uno de los pies, de manera alternativa, para evitar las hiperextensiones lumbares, que a la larga ocasionan frecuentes lumbalgias.

      EL DOLOR DE ESPALDA DEL QUIROMASAJISTA

      Una de cada tres personas sufre dolor de espalda a lo largo de su vida. La mayoría de las bajas laborales son debidas a dolor de espalda y el 45-50% de las consultas de ambulatorios y hospitales se producen por dolor de espalda. Aproximadamente el 65-70% de las jubilaciones anticipadas por enfermedad se deben a problemas de la espalda. Este dolor es muy frecuente entre el personal sanitario y el quiromasajista, como cualquier otro trabajador, está expuesto a sufrir dolor en la columna vertebral, sobre todo en la columna dorsal y la lumbar. Uno de cada cinco quiromasajistas lo sufre. Pero se puede luchar contra su aparición mediante una serie de normas posturales, ejercicios, deportes y también realizando lo que actualmente se conoce como “escuela de la espalda” (back school).

      Las causas de este dolor son fundamentalmente:

       Los movimientos repetitivos en posiciones forzadas.

       Los movimientos unilaterales, con sobrecarga de un lado.

       El trabajo monótono en la misma posición.

       La falta de aprendizaje de posturas correctas.

       No mover el cuerpo adecuadamente.

       La falta de ritmo pélvico.

       La falta de ejercicio físico correcto y programado.

       La atrofia de la musculatura paravertebral.

       La falta de descanso y de relajación.

       La falta de sueño.

       Dormir en posturas incorrectas.

       El sobrepeso.

       Los problemas emocionales.

       Sacudidas y vibraciones repetitivas.

      Normas recomendadas al quiromasajista para evitar el dolor de espalda

      Siguiendo unas normas muy sencillas el quiromasajista podrá evitar la aparición de dolores de espalda:

       Realizar un descanso entre cliente y cliente.

       Realizar algunos ejercicios sencillos en los descansos, fundamentalmente estiramientos de la columna cervical y la lumbar y de los miembros inferiores.

       Adoptar posiciones adecuadas y nunca forzadas.

       Dedicar al cuidado de la espalda al menos 30 minutos diarios.

       Aprender a relajarse.

       Aprovechar el peso del cuerpo en el trabajo.

       Relajar la columna lumbar colocando la espalda apoyada en una pared, de manera que la columna lumbar contacte con la pared.

       Practicar de manera regular algún deporte. Los más recomendados son: natación, jogging, gimnasia de colchoneta, fisioculturismo y aeróbic. También hay deportes que no son recomendables para los quiromasajistas: deportes unilaterales (tenis, squash, ping-pong, frontón), ciclismo, equitación, lanzamientos y piragüismo.

      En general para la preparación física y el mantenimiento de la forma, se recomienda al quiromasajista:

       Natación 2-3 días por semana.

       Jogging 2 días por semana.

       Ejercicios táctiles en diversas y variadas texturas y estructuras.


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