Ginger. Ximena Renzo 'Endlesscurl'

Ginger - Ximena Renzo 'Endlesscurl'


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bufé y di la vuelta dándome la sorpresa del lugar en el que me encontraba.

      —Oh, wow.

      Estábamos en la azotea del edificio más grande de la escuela que tenía una hermosa vista al techo del cafetín. En realidad era horrible, pero si caminabas un poco más, podías ver el campo que estaba detrás de la escuela, eso sí que era bonito.

      Ese lugar tenía muchas teorías que los alumnos crearon, muchos decían que había fantasmas, otra que los profesores usaban el lugar para «relajarse» y otros simplemente no subían porque el ingreso se hacía subiendo escaleras, y yo no iba a desperdiciar energías.

      —¿Aquí puedes leer tranquila? —preguntó metiendo las manos en sus bolsillos.

      —Hum, ¿sí? —respondí confundida ante su acto de buena fe.

      Buena fe los calzones de mi abuela. ¡Algo quería!

      —Bien, nos vemos. —Theo empezó a caminar a la salida, yo saqué mi libro y fruncí el ceño sentándome en una de las viejas bancas.

      —¡Oye! —Se detuvo y volteó a mirarme.

      —¿Sí?

      —¿Cuál es tu plan? —pregunté curiosa.

      —Ninguno. —Sonrió de lado y volvió a girarse.

      —Theo —le llamé levantándome de nuevo.

      —¿Qué pasó Huffy? —Rio bajito mirándome.

      —¿En serio? ¿Serás bueno y te irás? ¿Ningún plan para molestar?

      —¿Por quién me tomas? —Llevó una mano a su pecho fingiendo sentirse ofendido. Yo alcé una ceja y rio— Sí, es en serio. —Se encogió de brazos y volvió a girarse a la salida.

      —No, no. ¡Ahora te quedas! —Lo jalé pegándolo casualmente a mí. Y me alejé un poco incómoda aclarando la garganta.

      —¿Quieres que me quede, Huffy? —Sonrió dando un paso hacia mí, haciendo que yo de otro paso para atrás.

      —Eh, no. Es solo que me llama la atención que seas bueno y luego te vayas sin molestar. —Estiré los brazos deteniéndolo para que no siga avanzando.

      —¿Me parece o te pones nerviosa, Huffy?

      —Te parece, aléjate bicho.

      —Bien, a pedido tuyo, y solo por eso... Me quedo. —Sonrió empujándome un poco haciendo que me siente, y sentándose en el piso frente a mí.

      —Yo no pedí que te quedes —hablé abriendo el libro de nuevo.

      —Sí que lo hiciste. —Alzó una ceja mientras bajaba el libro para que lo vea.

      —No es cierto, ahora quédate en silencio. —Subí el libro.

      —¿Estás pidiendo que me quede? —Bajó el libro.

      —No, estoy diciendo que te calles. —Subí el libro.

      —No, dijiste que me «quede» en silencio. —Bajó el libro resaltando aquella palabra.

      —Pues cállate entonces. —Subí el libro.

      —Bueno. —Bajó el libro y me guiñó el ojo—. Supongo que eso es un quédate entre líneas.

      Rodé los ojos y volví a subir el libro.

      Entonces sonó la campana de clases.

      Bajé el libro y con el ceño fruncido.

      —¿En serio?

      —Bueno, al parecer el destino no quiere que sigas leyendo ese horrible libro.

      —Mira, Collins, te sugiero que te calles o…

      —Yo me callo si me das un beso, ¿qué te parece? —preguntó, ahí quedé sorprendida.

      ***

      —¿Que hizo qué? —gritaron Jake y Kim en unísono. Salimos de clases y me hicieron correr hasta el estacionamiento cuando supieron que les iba a contar algo, ya apoyados en el auto de Kim, empezamos a hablar.

      —Lo que oíste, Kim. Me pidió que lo bese —hablé directamente hacia mi mejor amiga.

      —De todas maneras no quería escucharte. —Jake cruzó los brazos y me reí hasta que volteó a verme, ahí puse cara de enojo.

      —Bien, porque no te lo diré —contesté rápido.

      —Bien.

      —¡Bien! —repetí más alto.

      —Bien. —Me retó con la mirada y yo cerré un poco los ojos.

      —¡¡Bien!! —grité. Yo gané.

      —A ver, ¡Se callan! —dijo Kim golpeándonos la frente.

      —Eso dolió —me quejé.

      —Estoy de acuerdo con ella, aunque no le hable.

      —¡Yo no te hablo a ti!

      —«Yi ni ti hibli i ti» —me imitó exageradamente y bufé.

      —Bueno, ya está. —Kim se dio la vuelta para dejar algo en su auto—. Yo no hablaré con ustedes hasta que arreglen las cosas.

      —Kim —hablamos al mismo tiempo provocando que giráramos a vernos.

      —¡Nada de Kim! Se arreglan o se arreglan, yo iré a saludar a Bradley porque hoy vamos por un helado.

      Dicho esto, nos dejó solos. De verdad se fue con Brad y nos dejó solos.

      Miré a Jake con una ceja alzada y encogió los hombros.

      —¿Solo yo veo el brazo de Brad en la espalda de Kim?

      —Ves igual que yo —hablé confundida.

      —Mira...

      —Lo siento, Jake, sé que esto era importante para ti, más porque es el último año y es el último equipo al que te inscribes.

      —No, yo exageré. —Sonrió comiendo de su sándwich— perdóname por hacerte sentir mal, eres la mejor amiga que conozco. Olvidar un solo día no hace malo todos los demás a los que me acompañaste a pesar de que no te gusta el fútbol, el béisbol o cualquier deporte que te demande hacer esfuerzo físico… O sea, todos. —Rio pasando mi mano por su brazo—. Ya pasó, no te disculpes.

      —Te quiero, ¿lo sabes?

      —Y yo a ti, zanahoria. ¿Mejores amigos de nuevo y por siempre?

      —Siempre, tonto. —Abracé a Jake y suspiré—. Pobre de ti que vuelvas a armarme un drama de ese tipo.

      —¡Síííííí! —alargó Kim gritando de lejos, y cada vez se le oía más cerca, entonces un peso cayó sobre nosotros— ¡Los quiero! —gritó abrazándonos.

      —No, a ver. Señorita no les hablo y me voy con Bradley. —La separé estirando los brazos.

      —Sí, es cierto. Me siento reemplazado, ¿tú no, Carrie?

      —Sí, yo creo que nos vamos, ¿no? —Enrollé mi brazo en el de mi mejor amigo y asentí.

      Y nos fuimos. No sin antes girarnos y despedirnos de Kim.

      Me alegraba tener a mi amigo de vuelta.

      ***

      Un miércoles cualquiera en Counterville High School era ver alumnos correr por los pasillos cuando estaban llegando tarde, a los monitores controlando que no corriesen cual medidor de velocidad que medía a los autos.

      A mí me tocaba la clase de música, una de mis clases optativas. Ni siquiera sabía por qué me había metido ahí, tenía menos ritmo que un ciempiés con zancos marchando, solo quería probar algo nuevo. Al menos tenía a Jake conmigo.

      —¡Giiiiiinger!


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