Ginger. Ximena Renzo 'Endlesscurl'
del libro, podríamos agregarlo a la lista del plan lector del próximo mes si les parece bien. —Nadie refutó, yo solo asentí y le comenté que luego buscaría el libro. —Bueno, graciosos. Se acabó la clase, quiero que traigan la próxima semana una reseña del libro que estamos leyendo. Solo faltan tres capítulos. Sé que pueden hacer un buen trabajo, recuerden ir más allá de lo que la mente piensa a primera vista, tómense un tiempo para reflexionar. La mejor reseña estará en el mural de la escuela junto a la de los demás salones. Váyanse ya, hiede a adolescente aquí —habló saliendo del lugar con cara de asco fingido y todos empezamos a reír. A diferencia de Elmer Butts, él se había ganado la confianza para bromear así sin que nos sintiéramos ofendidos.
—Vi que te inscribiste en teatro, ¡genial! —Sonrió Derek saliendo a mi lado.
—Sí, Kim estaba entusiasmada y me obligó. —Encogí los hombros desbloqueando mi teléfono.
Tenía un par de mensajes y eran de números que desconocía.
—Hum. Bueno, nos vemos en el taller entonces. Adiós, G. —Se despidió con la mano y yo lo imité mientras se alejaba. Suspiré y caminé por el pasillo hacia mi casillero.
Desconocido
Hola, Huffy.
13:50
Huffy
¿Cómo rayos conseguiste mi número? ¡Deja de molestarme!
14:05
Desconocido
Te veo justo ahora :)
14:05
—Hola —dijo él, logrando que pegara un brinco, pero reaccioné rápido y sin pensar giré dándole una cachetada.
—¡Uy! ¡Lo siento! —Reí al ver su rostro de sorpresa y dolor mientras tocaba su mejilla—. ¡No te me aparezcas de esa manera, Theo!
—Bueno, ya sé que te gusta saludarme con golpes.
—En realidad, no me gusta saludarte. —Fingí una sonrisa y dejé el cuaderno de literatura que nunca usé en el casillero.
—Te encanto y lo sabes, Huffy.
—Theo, largo de aquí. —Señalé la salida y él rio alejándose de mí, antes de irse por completo, me lanzó un beso al aire.
Se estaba poniendo cada vez más molesto conmigo, y si seguía, lo iba a dejar sin descendencia.
—¡Alerta! ¡Tenemos un código rojo! ¡Es una gran alerta! —gritó Kim corriendo por el pasillo, tenía a mi mejor amigo del brazo siguiéndola también. Tampoco veía que tuviese otra opción.
—¿Qué pasó? —pregunté confundida y fui llevada por Jake llegando a nuestro lugar de encuentro, la entrada al huerto de la escuela—. ¿Me van a decir qué pasa?
—Han pasado el rumor de que Theo es tu novio y que te vieron coquetear con Derek, que Theo lo amenazó y casi pelean por ti en plena clase de literatura —Kim soltó todo eso sin respirar.
—¿Qué?
—Yo oí que se habían retado para pelear en la salida porque estabas besando a Derek —acotó Jake confundido.
—¿Qué?
—También oí que Theo, al ver que estaban coqueteando en sus narices, marcó su territorio besándote en clase. Amiga, ¿qué hiciste?
—¡¿Qué?!
—Hum... ¿G?
—Yo le voy a quitar esa sonrisita de… —Jake me tapó la boca y se negó—. ¡De niño engreído! —grité quitando la mano de mi amigo—. Toma. —Le lancé mi mochila y volví al pasillo buscando al culpable.
¡Yo le iba a hacer daño!
—¿Dónde está Theo Collins? —le pregunté a Bradley, su amigo.
—Buena esa, Huff. No sabía que estabas con...
—¿Dónde? —Lo empujé contra el casillero agarrando su camiseta.
—¡En el campo de fútbol! —agudizó la voz, lo solté y respiró.
—¡Gracias! —fue lo único que dije antes de dirigirme hacia donde me indicó. Empujé a un par de personas en el camino cegada por la ira. Mi única meta era encontrarlo y desfigurar su cara.
«La violencia es la excusa del ignorante».
Eso lo había leído en True Colors. Pero Sky también había dicho que a veces estaba bien ser un poco ignorante. No era un buen ejemplo, pero el enojo me impulsaba a hacer tonterías.
—¡Tú! —murmuré al encontrar mi objetivo, Theo sonrió, pero su sonrisa se borró al verme enojada.
Oí un «oh, oh» de lejos, y salió corriendo.
—¡Cobarde! ¡¡Ven acá o me desgracio!! —le grité corriendo tras él.
—¡Ayuda! ¡Socorro! —se burlaba avanzando por delante de mí con gran ventaja.
—¡Espera que te atrape y vas a ver lo divertido que será, Collins! —le grité corriendo más rápido, entonces logré tomar ventaja y me lancé cayendo sobre su espalda, él cayó al suelo. Lamentablemente era césped y no le había dolido tanto como una caída en el asfalto. Rodó y terminé sentada sobre su estomago con las rodillas rodeándolo.
—¡Tú hiciste eso! ¡Es tu culpa! —le gritaba removiendo sus hombros sobre el jardín, separaba las palabras por cada golpe, pero él se estaba riendo. Mis golpes le daban risa. Salté sobre su estomago y pegó un grito de dolor mientras se carcajeaba.
Le di un par de cachetadas y luego sentí como un par de brazos me cargaban y me alejaban de mi objetivo.
—¡Déjame que no le he dicho un par de cosas aún! —grité salida de la tranquilidad que me caracterizaba.
—¡Se acabó, Ginger! —me gritó Jake apoyando mi estomago en su hombro derecho.
Theo estaba en el piso rodando mientras se reía. ¡El muy bobo! Quería volver y mostrarle los colores de la vida con un par de buenos puños en su cara; pero mis golpes le darían risa.
Entonces fui cargada por mi mejor amigo fuera del campo viendo como ayudaban a Theo a levantarse. Estaba intacto, solo estaba sucio y sudado. ¡No parecía haber sido golpeado!
—No puedo creer esa clase de comportamiento, Ginger. —me regañó Jake, me bajó al piso y logró que cruce los brazos.
—Eso que no me dejaste terminar. —Me sequé el sudor con el brazo y le quité la mochila.
—Ginger...
—¡Ya, ya oí! —Alcé los brazos en forma de paz—. Tal vez no estuvo bien, pero estoy harta.
—Eres increíble. —Mi mejor amigo cambió su rostro y empezó a reírse—. ¿Se puede saber qué originó todo? —Rodeó mi hombro y me calmé un poco para tratar de explicarlo.
—Jake, Theo me besó en la mejilla en clase y sin contexto alguno, le mostró su puño a Derek. ¡Lo hizo a propósito porque sabe que todos en esta escuela son unos chismosos de primera! —Inhalé un poco y solté el aire cansada—. Solo para que el rumor corra… ¡Y lo logró!
Ya me las pagaría. Eso no iba a terminar ahí, Theo Collins.
—CAPÍTULO 7—
Estás castigada
Punto de vista de Theo
—¿Estás bien, amigo? —preguntó Brooks extendiéndome la mano para que me levante. Tomé aire limpiando la grama de mi espalda y asentí aún riendo.
—Todo bien, viejo. —Moví la mano con desdén y me dirigí a Brad que entraba