Juan Bautista de La Salle. Bernard Hours

Juan Bautista de La Salle - Bernard Hours


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la Asunción de la Virgen, alimentado por las contribuciones de varios doctores, pero ¿hay que ver allí la fuente de la tesis «asuncionista» afirmada por Juan Bautista, en particular en Los deberes de un cristiano? (Poutet, 1970, t. I, n.º 3, pp. 256-257). En 1671 la Sorbona condena al cartesianismo sin que se conozca el impacto sobre él. A lo sumo se puede intentar caracterizar a los profesores cuyos cursos siguió y emitir, sin poder verificarla, la hipótesis de que sus orientaciones quizás contribuyeron a forjar la sensibilidad del joven remense. Guillermo de Lestocq aparece como romano a lo largo de su carrera, tanto sobre el plano teológico como sobre el eclesiológico. Él apoya la censura del libro de Arnauld, de hecho como de derecho, y toma de modo sistemático posturas favorables a la autoridad del Papa. Las religiosas Bargellini en 1670 y Nerli en 1673 lo califican respectivamente de «mejor intencionado» y de «católico romano insigne y fuerte». Santiago Despériers manifiesta una sensibilidad bastante cercana. Aunque haya podido aparecer a veces como galicano moderado o romano al comienzo de su carrera, se le señala a Colbert como un «devoto romano» desde 1664 y las dos religiosas usan para con él los mismos calificativos que para su colega. A finales del año 1672, cuando Juan Bautista ya ha regresado a Reims, él hace parte del grupo de doctores que denuncia ante el arzobispo a un doctor que había manifestado sus reservas sobre la Inmaculada Concepción con ocasión de una predicación del 8 de diciembre. Y en 1682 él toma partido contra la certificación de los Cuatro artículos por la asamblea de la Facultad de Teología (Grès-Gayer, 2002, p. 467).

      Del Seminario de San Sulpicio Juan Bautista conserva una huella profunda, aunque sea difícil identificar los vectores de esta influencia. Comentando a Abelly, La Barmondière utiliza a un autor de la época reconocido como adversario de los jansenistas, con los cuales él había tenido polémica, en particular con Martín de Barcos, sobre la biografía de Vicente de Paúl. No es sorprendente que Maillefer, contestando la bula Unigenitus, no se extienda en nada sobre esos dieciocho meses en San Sulpicio. Por el contrario, Bernardo hace de él el crisol de la vida espiritual de Juan Bautista:

      fue en ese santo lugar donde él puso el fundamento de todas las virtudes que practicó por el resto de su vida con tanto coraje y perseverancia. Fue, digo yo, en ese lugar donde fue abrazado por el amor de Jesús y de María. Y, en fin, fue en esta casa de Dios donde se consagró a él de una manera particular. (Bernardo, 1965, CL 4, p. 15)

      Blain reporta también ciertos testimonios de los hermanos al respecto: «él amaba singularmente ese santo vivero de obreros evangélicos, y no hablaba de él sino con grandes pruebas de estima y de respeto» (Blain, 1733, t. I, p. 127). De regreso a Reims, Juan Bautista se reintegra a la universidad en el mes de abril. Vuelve a encontrar a Miguel de Blanzy y a Daniel Egan, cuyos cursos sigue al comenzar la mañana, para el primero, y al comenzar la tarde, para el segundo. Termina ese año con las vacaciones universitarias que se inician en el mes de agosto. Luego, durante un año completo, de agosto de 1672 a septiembre de 1673, interrumpe sus cursos universitarios para consagrarse a sus responsabilidades de jefe de familia. En octubre de 1673 retoma sus estudios, que van a llevarlo hasta el birrete de doctor en siete años, cuando muchos estudiantes logran obtener los grados dos veces con mayor rapidez. No hay que asombrarse: el ritmo de los cursos universitarios es susceptible de muchas más adaptaciones a las presiones y a las opciones de cada uno que hoy. Tampoco se puede deducir nada de ese ritmo sobre las capacidades intelectuales de los estudiantes, pero en esa época la rapidez es más a menudo reveladora de prebendas que de facilidades para el estudio, de la lentitud de las restricciones extrínsecas que de seriedad.

      Dos años de Filosofía lo conducen al bachillerato en Teología en agosto de 1675, durante el cual sustenta su Tentativa. En el otoño siguiente, Juan Bautista se prepara para el examen de admisión en licencia, dándose una cultura a la vez bastante general y bastante completa en materias tan diversas como Teología Escolástica, Teología Positiva, Historia de la Iglesia, Escritura Santa. En el curso de los dos años siguientes, a partir de enero de 1676, prepara su licencia. Como los otros estudiantes inscritos para ese grado, él guía la controversia de los estudiantes de grados menores al presentar sus Tentativas para el bachillerato. El 19 de agosto de 1677 es el turno de su primo Felipe Maillefer, quien ofrece un festín en la casa familiar a la salida de la ceremonia. La licencia se obtiene pasando, en un orden indiferente, dos sustentaciones: la Mayor ordinaria, que trata sobre teología moral, y la Patricia, sobre teología positiva. Igualmente, en el curso del segundo año hay que sustentar la Menor ordinaria, sobre la apologética y la controversia. Una vez pasadas esas pruebas, a comienzos del año 1678, él pasa la Paraninfo en enero. La promulgación de los «puestos» de la licencia, dicho de otro modo, la clasificación, tiene lugar en el mes de febrero. Este resultado nos es desconocido; la única certeza: probablemente Juan Bautista no es el primero, porque no pronuncia el discurso de agradecimiento al canciller, al decano y a los profesores.

      Licenciado en Teología, tiene de ahora en adelante el derecho a enseñar teología; puede también considerar una carrera eclesiástica que le conduciría, con un poco de suerte, hasta el episcopado. El Concilio de Trento había decidido que la licencia en Teología o en Derecho Canónico constituía el grado mínimo para aspirar a una diócesis. Seguidamente, él hubiera podido también desear el grado de doctor: para eso hay que sustentar las Vesperies, acto bastante formal, y Juan Bautista habría podido presentarlo entre la primavera y el verano de 1678. Pero él interrumpe, entonces, una segunda vez, y esta pausa va a durar más de dos años, de febrero de 1678 hasta la Pascua de 1680. Veremos que es en ese momento cuando se produce el verdadero giro en la vida de san Juan Bautista: vuelve la espalda a toda perspectiva de carrera en la Iglesia y descubre su vocación. Veremos también que la ruptura se declina realmente en varias etapas. El hecho de consagrar la primavera del año 1680 a la obtención del doctorado, el grado universitario más elevado, no pone en cuestión el proceso de conversión que está viviendo. Él va hasta el final antes de voltear definitivamente la página, consciente de que, si no quiere utilizar el doctorado para favorecer una bella ascensión en la institución, el grado le será siempre útil para sentar su legitimidad a los ojos de ella, tanto más útil que la vía en la cual se lanza es una aventura de pionero. En una fecha desconocida situada entre la Pascua, celebrada ese año el 21 de abril, y el fin del mes de junio, él toma juramento, recibe el birrete de doctor y preside la sustentación de una Menor ordinaria. Juan Bautista de La Salle, canónigo de la catedral, es de ahora en adelante doctor en Teología. Él hace parte de la élite del clérigo diocesano. Cabe imaginar cuál habría sido el orgullo de sus padres si hubieran vivido hasta ese momento. También se puede imaginar que en el círculo familiar él disfruta de una consideración a la altura de las expectativas sociales que su función autoriza.

      Es difícil caracterizar la manera como recibió y se apropió de la enseñanza recibida en la Universidad de Reims. Daniel Egan es un jacobita irlandés, originario del condado de Longford, lleno de celo por mantener el catolicismo en su patria. En general, los sacerdotes irlandeses eran en ese entonces poco inclinados tanto al galicanismo como al jansenismo. D. Egan murió en 1699 como gran maestro de la universidad y canónigo de la catedral. En cuanto a Miguel de Blanzy, es un pariente de Juan Maillefer padre; canónigo de San Timoteo y luego de la catedral. En 1689 legó al capítulo de Nuestra Señora su biblioteca, de unos 2800 volúmenes; él murió el año siguiente. En 1685


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