Tras medio siglo. Ramón Rosal Cortés

Tras medio siglo - Ramón Rosal Cortés


Скачать книгу
obra. Lo mismo ocurre con la valiosa obra de Edgar Vinacke, Psicología General, que apareció en 1972, y que en su edición española en dos volúmenes ocupa 1225 páginas. También aquí se da un silencio total sobre el concepto de voluntad. Y esto ocurre a pesar de que hemos elegido dos obras de las que aceptan y dedican atención al concepto holista de personalidad. Al menos en el caso de la obra de José Luis Pinillos, Principios de Psicología, ocupa un par de páginas –sobre un total de 731-, un apartado titulado Motivación y personalidad, en el que se permite llamar la atención sobre los peligros de este silencio.

      En la medida en que los problemas de la acción humana se subsuman en las categorías motivacionales corrientes, los fenómenos de la decisión y la libertad corren el peligro de disolverse y quedar reducidos a una secuencia causal, donde la elección y el asentimiento tienen escasa cabida. Planteado en términos autorregulativos de necesidades, impulsos y reducción de los mismos, o de operantes refuerzos, la conducta motivada queda sujeta a unas leyes que, de suyo, tienden a la necesidad.

      Sin embargo, es bien notorio que la acción voluntaria del hombre presenta unos grados de libertad poco compatibles, en principio, con el concepto de necesidad. La solución de esta antinomia de la psicología no se resuelve, desde luego, por el cómodo procedimiento de suprimir uno de sus términos; en la conducta del hombre coexisten ambos aspectos, el de la necesidad y el de la libertad, sólo que no en el mismo plano. La necesidad de los procesos motivacionales afecta a una variable de la conducta, pero ésta es algo distinto y superior a cada una de las variables que la integran. La conducta es la función de un sistema abierto, cuyas propiedades no pueden medirse con iguales criterios que los aplicables al estudio de los procesos aislados. Y es este hecho fundamental, el hecho de que la psicología ha propendido, por razones sin duda muy imperiosas, al estudio de procesos, más que al de la actividad general del sistema, lo que ha privado de lugar adecuado al problema de la libertad (Pinillos, 1975, pp. 545ss.).

      Sin embargo, al margen de los paradigmas dominantes en los últimos decenios, en la psicología científica, no han faltado los psiquiatras y psicólogos que desde la investigación de la experiencia clínica han contribuido a revalorizar la actividad voluntaria y libre en la existencia humana. Entre éstos cabe destacar la contribución de Otto Rank (1976), que llega a titular su obra de madurez Will Therapy, Psicoterapia de la voluntad. Y que sitúa a ésta en el lugar que la libido ocupaba en Freud y el deseo de poder (o superación) en Adler, aunque con un concepto de voluntad que no anulaba sino que integraba estas tendencias. Está también Rollo May, psicoterapeuta humanista-existencial, que fue figura relevante por sus ponencias en los Congresos europeos de la Psicología Humanista, en los años setenta del pasado siglo, y que de entre sus publicaciones, donde aborda de forma más completa el tema de la voluntad humana es en Amor y voluntad. Las fuerzas que dan sentido a la vida, cuyo original en inglés, con el título de Love and will, se publicó en 1969. También hay que destacar la contribución del creador del modelo psicológico-humanista denominado Psicosíntesis –Roberto Assagioli- que, aparte de lo que considera sobre esta cuestión en su obra principal Principi e metodi della Psicosintesi terapeutica (1973a), es sobre todo en The act of will (El acto de voluntad), 1973b, donde se ocupa exclusivamente de este tema. Cuestiones que aborda en esta obra son, entre otras: la voluntad fuerte, la voluntad sabia, la voluntad buena, la voluntad transpersonal, los estadios de la voluntad y la voluntad gozosa. Fuera del campo de la psicoterapia, y entre los tratados psicológicos que profundizan sobre la naturaleza y relevancia del potencial volitivo es el psicólogo fenomenológico Philipp Lersch el que reconocemos como más matizado, en los apartados en los que se ocupa de la voluntad en su magistral obra La estructura de la personalidad (1974). Finalmente, buscando entre los filósofos de los últimos decenios una contribución profunda sobre el tema, aquí se ha seleccionado como más matizada y convincente la obra del metafísico español Xavier Zubiri en su obra póstuma Sobre el sentimiento y la volición (1992). Queremos también mencionar aquí el excelente capítulo titulado “Dinámica: volición y libertad”, del polifacético sabio Luis Cencillo (filósofo, antropólogo, psicoanalista independiente y psicólogo), en su obra Dialéctica del concreto humano (1975).

      De las ideas de Rollo May sobre la voluntad, en especial las que expone en su libro Amor y voluntad. Las fuerzas humanas que dan sentido a la vida (1985) aquí se destacarán las siguientes, esquemáticamente:

      1 La descalificación freudiana de la voluntadSe puede reconocer como una contribución valiosa de Freud el que haya mostrado de forma convincente la futilidad y autoengaño que supone el concepto victoriano de ‘fuerza de voluntad’. Freud mostró con claridad cómo en importantes áreas de la vida el protagonismo de las motivaciones y las conductas dependen no de la fuerza de la voluntad sino de impulsos, ansiedades, temores inconscientes y fuerzas instintuales.Ahora bien, el conjunto de las aportaciones de Freud sobre este tema, centrado únicamente en una concepción distorsionada de la voluntad, acarreó una socavación del concepto genuino de voluntad sana, y con ello el socavamiento de la responsabilidad personal.Las ideas de Freud sobre la voluntad, entendida únicamente en su versión degradada, dieron pie al desarrollo de una tendencia acentuada en el ser humano a mediados del siglo XX:la tendencia a verse como un producto pasivo, irresoluto, del poderoso conjunto de pulsiones psicológicas (y como producto de fuerzas económicas, podríamos agregar, como lo demostró Marx en el plano social-económico mediante un análisis tan brillante como el de Freud) [...] En verdad, puede afirmarse que el núcleo central de la “neurosis” del hombre moderno está en el hecho de que se ve minada su experiencia de sí mismo como ser responsable, de que se ve socavada su voluntad y su capacidad de tomar decisiones (May, 1985, pp. 151s.).

      2 Debilitación de la voluntad tras el desarrollo tecnológicoLos indudables logros técnicos producidos en los últimos decenios, con aplicaciones en distintas áreas de la vida, han dado pie a una posición pasiva en muchos de sus consumidores. “¿Y no consiste acaso lo esencial del acto de tomar una droga, lo mismo que cuando usamos las máquinas, en hacernos también pasivos? [...] Y es inevitable que así nuestras voluntades queden debilitadas, minadas” (May, ibidem, p. 153).

      3 Psicoterapias productoras de impotencia volitivaTal como se ha llevado a la práctica el psicoanálisis, y también otras corrientes psicoterapéuticas en las que en el fondo se parte de la negación del potencial genuino de la voluntad en el ser humano sano, se ha contribuido a desarrollar la impotencia respecto a esta facultad y, por consiguiente, la incapacidad para decidir de forma humanizadora.En las raíces de esta crisis [por el abandono del psicoanálisis por miembros sobresalientes de grupos freudianos] está la circunstancia de que el psicoanálisis no logra resolver el problema de la voluntad y la decisión [...] Otras formas de psicoterapia tampoco escapan al problema que se le presenta al psicoanálisis, es decir, que el proceso psicoterapéutico mismo tiene tendencias intrínsecas que suscitan al paciente a renunciar a su posición de agente que decide (May, 1985, p. 160).

      4 La “antivoluntad” de Freud contra la “fuerza de voluntad” victorianaEl sistema de antivoluntad de Freud parece haber sido una reacción contra un concepto victoriano de “fuerza de voluntad”, predominante en su época, y que hay que reconocer inválido e insano, una interpretación distorsionada del genuino concepto clásico de voluntad. Era un concepto de voluntad voluntarista en la que las tendencias o deseos no quedaban integrados, orientados y armonizados, sino reprimidos.La “fuerza de voluntad” designaba los arrogantes esfuerzos del hombre victoriano para manipular su ambiente y regir la naturaleza con mano de hierro, así como para manipularse él mismo y gobernar su propia vida como si fuera un objeto (May, Ibidem, p. 167).

      5 La voluntad sana como protectora de las tendencias

      Un concepto genuino de voluntad, que al parecer Freud desconoció, implica una dialéctica de la interrelación de voluntad y deseo. Podemos comprobar la coincidencia de estas afirmaciones de Rollo May con las del psicólogo fenomenólogo Lersch (1974) y el filósofo Zubiri (1992). Asimismo aparece bastante afinidad con la interpretación de Otto Rank (1976) –el que pasó de destacado colaborador de Freud a disidente-, y Roberto Assagioli (1989), el creador de la Psicosíntesis. Todos estos autores interesados por la revalorización de la voluntad no la entendían en su interpretación victoriana, que es la única que Freud, al parecer, conoció, y que le condujo a prescindir del reconocimiento de este potencial humano.

      Puede


Скачать книгу