Tras medio siglo. Ramón Rosal Cortés
de técnicas con imágenes. En cambio, quiero referirme a tres elementos importantes en el trabajo terapéutico humanista.
2.2.3.3. El uso del espacio y los elementos materiales
Es habitual en la Psicología Humanista desarrollar la práctica terapéutica grupal en un espacio con pocos objetos decorativos con la finalidad de conseguir una focalización de la atención en lo que está ocurriendo en ese momento.
Parte de los terapeutas han preferido el uso del suelo, sin sillas o sillones, así como el hecho de ir descalzos, dado que esa ruptura con la postura y el contacto directo de los pies con el pavimento facilitan una disposición a hacer más asequibles al campo de la conciencia las propias emociones.
Normalmente habrá allí algunos elementos materiales tales como almohadones que se utilizarán como elemento auxiliares simbólicos. Según el tipo de trabajo que se vaya a llevar a cabo aparecerá también toda clase de materiales que se crea conveniente. El psicoterapeuta se da amplio permiso para utilizar pinturas, arcilla, papel, elementos naturales (piedras, flores, hojas, etcétera), maquillajes, espejos, sillas, música y cualquier otro objeto. Si el terapeuta se decanta por un modelo concreto de práctica terapéutica, los materiales serán diferentes para cada uno de ellos: por ejemplo un colchón, mantas, una raqueta para la bioenergética; sillas y máscaras para el Psicodrama y materiales pictóricos y música para arte-terapia. La disposición espacial puede convertirse en un requisito indispensable de la terapia, por su contenido simbólico, como ocurre por ejemplo en el escenario dramático de Moreno (Moreno, 1946-1969, p. 112).
2.2.3.4. El uso del tiempo: centramiento en el aquí y ahora
Uno de los objetivos de la Psicoterapia Humanista, como antes hemos visto lo constituye el facilitar la toma de conciencia de lo que pasa “aquí y ahora” es decir, en el presente.
Los medios utilizados para el logro de ese centramiento en la actualidad son múltiples, y cada uno de los modelos de la Psicoterapia Humanista lo hace por sus propias vías. Probablemente la que mayores aportaciones ha realizado en este sentido sea la Psicoterapia Gestalt. Levitsky y Perls proponen:
Con el fin de fomentar la conciencia del ahora sugerimos a la gente que se comunique en tiempo presente. ‘¿De qué tiene conciencia en este momento?’ ‘¿Qué está pasando ahora?’ ‘¿Qué está sintiendo en este instante?’. La pregunta ‘¿Cuál es su ahora?’, es eficaz para terapeutas y para pacientes (Levitsky y Perls, 1973, p.145).
Como aportaciones procedentes de la Psicoterapia Gestalt, además del uso del presente en la comunicación verbal también se utilizan juegos como los de decir frases en las que se incluya la palabra “ahora”, o el empleo del “continuo de conciencia” y la sustitución de los “¿por qué?” o “porque” por “¿cómo?” Y “así” en el diálogo terapéutico y grupal, y la focalización de la atención sobre la conciencia.
Otro recurso es pedir a la persona que “permanezca en la emoción en que se encuentra” sin hacer nada con ella, simplemente observando los cambios que en la misma se producen.
También se estimula el permanecer en el presente mediante la lentificación de los movimientos, e igualmente mediante la repetición de los mismos y de las frases, cuando el terapeuta intuye que la persona está “pasando por encima” de ellos para evitar contactar con emociones desagradables.
Aportaciones concretas del Análisis Transaccional para la contribución al centramiento en el tiempo son los análisis de las transacciones grupales que están teniendo lugar en el momento, y en especial el de las transacciones redefinitorias (con cambio de tiempo gramatical del verbo en algunos casos) que señalan la zona del presente peligrosa para el sujeto y que está tratando de evitar, reconduciendo así al mismo a esa zona.
La terapia rogeriana utiliza la vía de sintonización con las emociones de la persona que aparecen expresadas en el aquí y ahora, bien de forma clara, bien en forma encubierta.
El Psicodrama, por su parte, y también la Psicoterapia Gestalt, utilizan el soliloquio como un medio de llevar a la persona a la conciencia de emociones presentes que no se están manifestando.
La Bioenergética utiliza entre otras vías los ejercicios de grounding o asentamiento, de centramiento en sensaciones corporales y de percibir conexiones entre la realidad corporal del momento y la conciencia, e igualmente ejercicios en los que la atención está plenamente focalizada en el cuerpo. Tanto este modelo como la Biosíntesis prestan una atención especial a los bloqueos que se producen en el lecho muscular y en la respiración, y trabajan a partir de ellas el presente corporal como punto de partida del presente global de la persona.
Otros de los recursos más extendidos –comunes a varios modelos– son los de “hacer de espejo” del individuo; para confrontarle con sus contradicciones y ayudarle a la toma de conciencia más amplia de su presente y del conflicto que se está manifestando a través bien de su postura o gesto, bien en la contradicción entre éstos y sus palabras o de éstas con los contenidos no semánticos de la comunicación verbal.
2.2.3.5. El uso de la regresión
El que antes se haya dicho que uno de los objetivos de la Psicología Humanista es la toma de conciencia del presente no es contradictorio con el hecho de que la mayoría de los modelos terapéuticos humanistas utilicen, como una de sus herramientas, la regresión. Esta se puede buscar como un medio de acceder a la parte de experiencias antiguas que está viva en el presente y que interfiere en el contacto directo con la calidad del aquí y ahora.
Es en este sentido en el que se utiliza la regresión en la Terapia Primal, en Bioenergética, en Análisis Transaccional, o en el Rebirthing. Algunas maneras de provocar esta regresión tienen unas características de trabajo corporal, como ocurre en el uso de la hiperventilación, o en los trabajos en piscina, o que tienen lugar a partir de un determinado ejercicio de estrés. Otras se producen utilizando como medio únicamente la fantasía, como ocurre en la mayoría de las regresiones que se practican en Análisis Transaccional. EI Psicodrama y la Terapia Gestalt, por su parte, lo harán a raíz de la representación de una escena ancestral. Dos de los modelos terapéuticos que la utilizan como una de sus vías de trabajo principales son la Terapia Primal y el Análisis Transaccional.
En la Terapia Primal se ayuda al cliente a revivir como si tuvieran lugar en el presente las experiencias traumáticas antiguas, a partir de la regresión, para lograr la integración total de la experiencia que no se pudo realizar anteriormente, y permitir que el presente, que permanecía atado a aquel momento justamente por no haberlo integrado, fluya con libertad.
En el Análisis Transaccional la regresión tiene lugar, dentro del trabajo de “redecisión”, con la finalidad de revisar decisiones de guión tomadas por el “Pequeño Profesor” y que están actuando en forma destructiva. Se trata, pues, de obtener una nueva decisión, tomada desde ese momento imaginario vivido como actual (en general a partir de la fantasía y del diálogo gestáltico con figuras parentales interiorizadas) que sea más positiva que la anterior.
Un caso espectacular de regresión que se da a partir del modelo del Análisis Transaccional es el que practica la “Escuela de Cathexis” iniciada por el matrimonio Schiff (1969) mediante el método de reparentamiento de adolescentes esquizofrénicos. En este método (que incluye la regresión al momento del nacimiento y la convivencia y adopción como hijo del paciente) se trata de hacer posible, mediante la regresión, la anulación del antiguo “Estado Padre” del esquizofrénico y permitir así la creación de un nuevo “Estado del Yo Padre” más sano.
Para una fundamentación de las conclusiones que presentamos en este apartado pueden consultarse principalmente una selección de obras básicas de los iniciadores de las diversas terapias humanistas, por ejemplo: J.L. Moreno (1946-1969), F. Perls (1974 y 1976), E. Berne (1983), A. Lowen (1977 y 1982), C.R. Rogers (1966), A. Janov (1975), entre otros. Asimismo las obras principales que han tratado sobre los elementos comunes y básicos de las psicoterapias humanistas, entre las que destacamos las de J. Rowan (1976a, 1976b, 1983) y S. Ernst y L. Goodison (1981).
2.3. Enumeración esquemática de otros contenidos que una parte de los modelos