El cuerpo en la danza. Núria Massó Ortigosa

El cuerpo en la danza - Núria Massó Ortigosa


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problemas que vamos a encontrar en la rodilla del bailarín/a van a venir condicionados por una serie de factores:

      1. La existencia del en déhors. En las posiciones en déhors, existe una limitación a esta rotación externa a nivel de la cadera, limitación que viene condicionada en mayor o menor grado por la forma de esta articulación y por sus estructuras ligamentarias. En cambio, en el pie que se ha posicionado sobre el suelo en dicha posición en déhors, el rozamiento con el suelo se opone justamente a la pérdida de este en déhors. Podríamos comparar la extremidad inferior con una cuerda que se torsiona, sometida a dos fuerzas opuestas de rotación (una desde cadera y otra desde el pie en contacto con el suelo). Ello es especialmente importante no sólo en las posiciones estáticas, sino también en gestos como el plié relevée y el temps levée (figura 1-25). En un estudio que realizamos mediante análisis cinemático (Massó, 1991) constatamos que existe un incremento del grado de valgo y de rotación externa a nivel de la rodilla y pie durante el demi-plié, analizado en primera, segunda y quinta posición. Ello también se hace evidente durante la ejecución del temps levée, concretamente en las fases del démi-plié previo al salto y durante la fase de la recepción o caída al suelo tras el salto.

      2. Las variaciones morfológicas. Es frecuente, como hemos comentado, la existencia de un genu recurvatum o hiperextensión de la rodilla, de un ángulo Q aumentado o de un exceso de rotación externa a nivel de la extremidad inferior. En estos casos, suele haber un mayor grado de compresión sobre el cartílago femororrotuliano, especialmente en la mitad externa. Es decir, la rótula “choca” con mayor intensidad contra el cóndilo externo del fémur, siendo causa de dolor y degeneración del cartílago (figura 1-26).

      3. La hipertonía que existe a veces a nivel del músculo cuádriceps aumenta mucho el esfuerzo por compresión de la articulación entre el fémur y la rótula. A mayor fuerza generada por el cuádriceps, mayor es la componente anteroposterior de dicha fuerza y también el grado de compresión soportado por el cartílago. Algunas veces, este hecho coincide con la existencia de un genu recurvatum.

      4. La frecuencia con la que la rodilla debe mantener una postura fijada en flexión (especialmente en jazz y moderno y en los pliés en segunda) condiciona un trabajo del músculo cuádriceps de tipo isométrico cuando es una postura estática o de tipo excéntrico contra la acción de la gravedad (trabaja enlenteciendo la “caída” en flexión de la rodilla en la recepción tras el salto). Este esfuerzo del cuádriceps, así como la propia postura en flexión, incrementan la compresión sobre el cartílago femororrotuliano (figura 1-27).

      5. El baile español y el flamenco añade otro aspecto destacable, que es la fuerza de reacción del suelo que se transmite hacia la rótula, el cartílago articular y el ligamento rotuliano a partir del choque de la punta contra el suelo. En el claqué y las danzas célticas, el efecto se aproxima también al mencionado en flamenco.

      Figura1-25. Efecto torsional que se constata en la ejecución de secuencias como el temps levée.

      Figura1-26. Influencia del ángulo Q sobre la componente de desplazamiento externa de la rótula generada por la acción del músculo cuádriceps. Cuando el ángulo es más marcado, se incrementa dicha componente externa.

       Músculos de la rodilla en la danza

      Los estudiaremos más adelante como “músculos de la rodilla y la cadera en la danza”, puesto que gran parte de ellos actúan sobre ambas articulaciones.

      Figura1-27. Con la rodilla en flexión, la acción del cuádriceps genera una fuerza de compresión entre la rótula y el fémur.

      La cadera es una de las grandes articulaciones del sistema musculoesquelético, que enlaza la cintura pélvica con el conjunto de la extremidad inferior. Recibe la carga correspondiente al peso corporal, que le es transmitida desde el tronco y la pelvis, y la transmite a la extremidad inferior. Por ello, debe soportar fuerzas de compresión importantes. A la vez, posee un elevado grado de movilidad. De ella depende la posición en déhors, que no es más que la posición de la cadera en rotación externa máxima, permitiendo la posición deseada de máxima abertura del pie.

       Sistemas de estabilización

      La cadera posee una cápsula muy reforzada y unos potentes ligamentos, sobre todo en su cara anterior. Estos ligamentos son los encargados de limitar la extensión y la rotación externa. Por tanto, son limitadores de las posiciones en déhors. En su cara posterior destaca la existencia de potentes músculos (glúteos y pelvitrocantéreos) que actúan en parte como estabilizadores de esta articulación por su cara posterior. En el aspecto evolutivo es interesante recordar el gran papel desempeñado por los glúteos en la adquisición de la postura bípeda propia del ser humano. El glúteo mayor mantiene el tronco y la pelvis en su posición respecto a las extremidades inferiores, gracias a lo cual nos valemos de dos extremidades y no de cuatro para mantenernos erguidos y desplazarnos. A nivel del tronco y el abdomen, el centro de masas se halla anteriorizado, por lo que, de forma natural, el tronco tiende a “caer” hacia delante. Para que esto no ocurra, contamos con la acción de los extensores del tronco, como el glúteo mayor, que mantiene continuamente un cierto tono (figura 1-28).

      Figura 1-28. Papel del músculo glúteo mayor en el mantenimiento de la bipedestación.

      El glúteo medio es responsable del equilibrio lateral de la pelvis. Evita la caída del tronco y la pelvis hacia el lado contrario cuando nos mantenemos en equilibrio sobre una sola pierna. Si ya en la postura bípeda y en la locomoción habitual son tan importantes, podemos suponer la relevancia que cobra el control de estos músculos para lograr las posturas y los gestos de la danza (figura 1-29).

      Figura 1-29. Papel del músculo glúteo medio en el equilibrio de la pelvis.

       Movilidad de la cadera

      La articulación de la cadera puede realizar tres tipos de movimientos (figura 1-30).

       Flexión-extensión.

       Abducción-aducción.

       Rotación externa-rotación interna.

      Aunque éstos son los movimientos básicos de la articulación, en la práctica, como siempre, se combinan entre ellos. Para nosotros es de especial interés la combinación global de los tres utilizada, por ejemplo, en el rond de jambe.

      Figura 1-30. Movimientos de la cadera.

       Variaciones morfológicas

      Ángulo cervicodiafisario. Corresponde


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