El cuerpo en la danza. Núria Massó Ortigosa
porcentaje de pies cavos.
Influencia de la posición en déhors
En algunos estudios que hemos realizado sobre las posiciones en pie plano y en déhors hemos observado que la mayoría de las bailarinas analizadas, al pasar de la sexta posición a la primera o la quinta, cambian el tipo de apoyo. En la primera y la quinta posición, que son posiciones en déhors, el pie se “caviza”, esto es, pasa a mostrar menor contacto de su superficie plantar con el suelo. Por tanto, la posición de la extremidad inferior en conjunto influye en el tipo de contacto adoptado por el pie. Probablemente existe un cambio también en la actividad de los músculos participantes (plantares, peroneos...). Hemos observado, asimismo, que en las posiciones en déhors existe menor actividad del músculo abductor del dedo gordo, que es un importante controlador de la postura de este dedo (Massó et al., 2004). Si este músculo es poco activo, el arco interno y la articulación metatarsofalángica del primer dedo son más inestables y quedan más supeditados a fuerzas externas. El primer dedo tiende entonces a desviarse en valgo (hallux valgus o juanete).
La media punta
En el apoyo en media punta, el astrágalo continúa recibiendo carga, pero el retropié no puede recogerla y transmitirla al suelo, por lo que el peso se dirige de manera importante hacia el antepié. Ello supone un mayor esfuerzo para los huesos y las articulaciones del antepié. Hay estudios que muestran este esfuerzo tanto en punta como en media punta. Algunos trabajos han medido el importante incremento del esfuerzo de compresión que soportan las estructuras osteoarticulares en dicha posición del pie, las cuales se ven afectadas por el cambio de posición de los huesos y por el esfuerzo de contracción de los músculos participantes (Galea V, Norman RW, 1985). Los músculos deben hacer un importante trabajo para mantener los arcos plantares y para estabilizar el tobillo en esta posición.
En un estudio que realizamos observamos que la mayor parte del peso, en relevé o media punta, se distribuye sobre las cabezas del primero y segundo metatarsianos (Massó N, 1995). Durante un determinado salto, el temps levé, vimos que la cabeza del primer metatarsiano y la región de la primera articulación metatarsofalángica suelen ser las primeras que contactan con el suelo, y de forma muy importante en los instantes precisos de impulso (despegue) y de recepción del salto (figura 1-11). Considerando que en estos instantes actúan importantes fuerzas de contacto con el suelo, y viendo que la superficie de contacto es tan pequeña, podemos deducir que ello comporta un elevado esfuerzo para esta zona, que hay que tener en cuenta para comprender las patologías halladas a este nivel (patologías por sobrecarga de la primera articulación metatarsofalángica y de las cabezas de los metatarsianos).
Es posible que las variaciones descritas en cuanto a la fórmula metatarsal influyan en la forma de contactar con el suelo durante las posiciones en media punta, atendiendo a si el pie posee una fórmula con un segundo metatarsiano más largo que el resto o bien que sea el primero el más largo.
Figura 1-11. Instante de la recepción de un salto solo en quinta posición (temps levé) captada por podometría. Obsérvense las zonas más claras, correspondientes a las de mayor grado de presión, situadas a nivel del primer dedo y primera articulación metatarsofalángica (imágenes obtenidas en C.P. Martín Rueda).
La punta
En la posición de punta colocamos el peso sobre el primero y segundo dedos. Esta forma peculiar de distribuir la carga hace que la forma supuestamente ideal del antepié sea, para la punta, el pie cuadrado, ya que aporta una superficie de apoyo mayor (figura 1-7). Ello no significa que los otros tipos de antepié no sean aptos, ni que forzosamente vayan a sufrir problemas. Simplemente, tendrán mayor predisposición a algunas alteraciones de la forma del pie, que exponemos a continuación. En las observaciones sobre un grupo de 106 bailarines hemos encontrado un porcentaje del 67% de pies cuadrados, un 26% de pies egipcios y un 8% de pies griegos (Massó N, 1991). Respecto a los porcentajes hallados en la población general (Viladot A, 2001), supone un aumento del porcentaje de pies de tipo cuadrado. En otros estudios se observan menores porcentajes de pies cuadrados entre los bailarines, aunque también superan a los encontrados entre la población general (Viladot A, 2001).
Hallux valgus
Es la desviación en varo del primer metatarsiano y valgo del primer dedo. Llamamos comúnmente “juanete” a esta deformación con ocasional y secundaria inflamación de la articulación (figura 1-12). Según los estudios de Viladot et al. (Viladot Pericé, 2001), el hallux valgus de la población general es más frecuente entre los pies de tipo egipcio (en los que el primer dedo es más largo que el segundo) y en pies con poco tono muscular.
En la bailarina influye el trabajo sobre la punta, por el efecto de la posición y la forma de la zapatilla. El pie egipcio cuenta con menor base de sustentación en la posición de punta, ya que el primer dedo es más largo y contacta él en esta posición. Tiende a adaptarse y desviarse hacia el segundo dedo para igualar la longitud y ampliar el contacto. No es el único factor que favorece la aparición de un hallux valgus. Ya hemos visto cómo disminuye el control muscular de este dedo por parte del músculo abductor o separador del dedo gordo en las posiciones en déhors.
Nosotros hemos encontrado un elevado porcentaje de hallux valgus en bailarines. Recogiendo datos entre bailarines profesionales, hemos observado presencia de hallux valgus bilateral en un 50% de los casos con una relación estadísticamente significativa con el baile clásico respecto a otras modalidades y con la edad de inicio de la danza (Massó N, 1991, 1998, 2001). En su mayoría, no ocasionan molestias al menos en la edad y etapa profesional en las que han sido estudiados.
Figura1-12. Hallux valgus.
Dedos en garra
Son más frecuentes en los pies de tipo griego, en los que el segundo dedo tiene que adaptarse y tender a igualarse con el primero (figura 1-13).
Figura1-13. Dedos en garra.
No hay que olvidar que existen también otros factores predisponentes para el hallux valgus y los dedos en garra de carácter más general y sin relación con el trabajo en punta o media punta. Nos referimos a factores genéticos, calzado utilizado, tono muscular global, la propia morfología ósea y articular, etc.
La sobrecarga que produce la posición de punta sobre el primero y segundo radios (o esfuerzo que realizan el conjunto del primero y segundo dedos y metatarsianos) queda patente cuando realizamos un estudio radiológico del pie en un bailarina de clásico. El antepié se ha adaptado a la posición de punta, hipertrofiando la cortical de los dos primeros metatarsianos para soportar mejor la carga. Es decir, el segundo metatarsiano suele ganar densidad de tejido óseo para resistir mejor la carga correspondiente al peso. Ello nos da idea de los mecanismos de defensa que nuestros tejidos pueden generar para adaptarse al esfuerzo requerido.
LOS MÚSCULOS DEL PIE EN LA DANZA
Dado que el objetivo del presente libro no es la descripción anatómica, recordaremos únicamente el papel de los músculos que tengan una función destacable en el gesto dancístico y, sobre todo, de los aspectos anatomofuncionales de interés para la comprensión de los siguientes capítulos.
Como ya hemos mencionado, existen menos músculos con una importante función de mantenimiento de la forma del pie y de la cohesión de sus huesos y articulaciones, con el fin de que no se pierda dicha cohesión cuando el pie sea sometido a cargas o al gesto involucrado en la marcha y otras funciones. Otros músculos poseen una función más directa sobre el gesto. La mayoría de las veces realizan una función mixta.
Destacamos entre ellos:
Tríceps sural