El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila
Es probable que el autor lo utilizara para facilitar su memorización; y el Espíritu Santo para mostrarnos que es absolutamente correcto utilizar en el canto cristiano todas las virtudes del estilo y el arte de la poesía. ¿Por qué no debería el ingenio humano ser santificado, utilizado en el más noble fin, y depositado sobre el altar de Dios? Dada la singularidad de la estructura del Salmo, no es fácil encontrar en él divisiones marcadas: hay importantes cambios de pensamiento, pero sin variar el tema. El estado de ánimo del autor presenta una doble vertiente: de la oración a la meditación; y siguiendo esta alternancia, podemos dividir los versículos de la siguiente manera: Versículos del 1-7: oración; versículos del 8-10: meditación; versículo 11: oración; versículos del 12-15: meditación; versículos del 16-22: oración.5
C. H. SPURGEON
Versión poética:
AD TE DOMINE LEVAVI ANIMAM MEAM
A ti, mi Dios, se eleva el alma mía,
a ti con ansia el corazón levanto,
porque en tu amor y tu bondad espero,
no permitas que quede avergonzado.
No se burlen de mí mis enemigos,
ni me puedan decir que espero en vano,
pues los que en ti confían sometidos
nunca pueden quedar abandonados.
Que queden confundidos los rebeldes,
que queden sin recurso los malvados,
que cometan inútiles delitos,
es justo; pero no los que te amaron.
Muéstrame tus caminos siempre rectos,
enséñame tus reglas y mandatos,
instrúyeme en tu ley, y que ella sola
mueva mi voluntad, rija mis pasos.
Tú eres el solo, que salvarme puede
de los riesgos continuos en que ando,
y tú me salvarás, porque tú eres
el Salvador, de quien mi bien aguardo.
Acuérdate, Señor, de las antiguas
misericordias de tu dulce mano,
de esas misericordias infinitas,
que en todos tiempos has ejercitado.
Olvida los errores, los delitos
de mi joven edad y pocos años,
y no te acuerdes de las ignorancias,
con que mis ojos se han tupido tanto.
Recuerda solo tus misericordias,
y tu carácter compasivo y santo,
perdóname Señor, porque eres bueno,
perdóname mi Dios, porque eres blando.
El Señor sabe unir con sus justicias
a sus misericordias, enseñando
al inicuo los medios, con que pueda
evitar sus castigos, y aplacarlo.
Dichosa el alma dócil, que obediente
a los preceptos que le dan sus labios,
también oye su voz en los impulsos
que le da porque vuelva a su rebaño.
Las vías del Señor, para el que quiere
observar con ardor su estrecho pacto,
son la verdad y la misericordia,
estos son los caminos de ser santos.
Tú, Señor, por la gloria de tu nombre
perdonarás piadoso mis pecados,
que por ser tan enormes son idóneos,
para que puedas tu bondad mostrarnos.
¿Quién es el hombre justo y temeroso,
que la ley del Señor está estudiando,
para observarla fiel, y exacto cumple
con las obligaciones de su estado?
¡Alma feliz! Pues gozará tranquila
de dulce calma, de reposo blando,
y después a heredar vendrán sus hijos
los muchos bienes que el Señor le ha dado.
El Señor es el polo o es la estrella
que guía a los que temen disgustarlo,
y el fundamento de sus esperanzas
consiste en las promesas de su pacto.
Y por eso mis ojos cuidadosos
siempre estarán en el Señor clavados,
él sabrá libertarme de las redes,
que me tienden mis pérfidos contrarios.
Vuélveme pues los tuyos compasivos,
vuelve hacia mí tus ojos adorados,
y con lástima mira a este infelice,
que es un pobre, y está desamparado.
Las angustias que el pecho me acongojan,
me oprimen y atormentan sin descanso,
y cada día más se multiplican;
sácame ya de tan cruel quebranto.
Mira mi abatimiento y mis dolores,
mira el mal que me han hecho mis pecados,
perdónalos, Señor, en tu misericordia
y no vuelvas jamás a recordarlos.
Mira esa muchedumbre de enemigos,
que con odio feroz y encarnizado,
tenaces me persiguen, sin que aflojen
un ligero momento, un breve rato.
Defiéndeme, Señor, guarda mi vida,
líbrame de estos pérfidos tiranos.
¡Ah mi Dios! no confundas al que pudo
en tu sola bondad esperar tanto.
Los inocentes justos corazones,
viendo que