El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila

El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos - Eliseo Vila


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      No se alegren de mí mis enemigos.37 Que no tenga que soportar a bocas perversas regocijándose de mis congojas blasfemando con la pregunta: “¿Dónde está tu Dios?”.38 Los creyentes sienten un celo especial por el honor de Dios, y no puedan soportar que los incrédulos se burlen de ellos debido al fracaso de sus expectativas en el Dios de su salvación. Todas las demás confianzas terminarán en decepción y vergüenza eterna, pero nuestra confianza en Dios jamás resultará frustrada.

      C. H. SPURGEON

      Vers. 2-3. Después de haber orado diciendo: “Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado”, como si hubiera reflexionado y tomado conciencia de que su plegaria era restrictiva, limitada y mezquina, en el versículo siguiente, ensancha sus límites construyendo un marco más amplio: “Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido”. Del “yo” personal al “cuantos esperan”. En el ejercicio de la piedad, en nuestras oraciones, el amor cristiano debe tener rehoboth,39 espacio suficiente para expandirse y abrirse a otros. Nuestras peticiones no deben estar confinadas a nuestro beneficio privado, han de abarcar el beneficio de todos los siervos de Dios en general, cualesquiera que sean.

      THOMAS FULLER [1608-1661]

      “The Cause and Cure of a Wounded Conscience”, 1647

      Vers. 3. Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa. [Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa. RVR] [Ciertamente ninguno de los que esperan en ti será avergonzado; sean avergonzados los que sin causa se rebelan. LBLA] [Ciertamente ninguno de los que confían en Ti será defraudado. Serán avergonzados los que se rebelan sin causa. BTX] [Quien en ti pone su esperanza jamás será avergonzado; pero quedarán en vergüenza los que traicionan sin razón. NVI] [Quien en ti espera no quedará defraudado; pero sí quedará confundido el que es infiel sin motivo. BLP] [Nadie que confíe en ti será jamás avergonzado, pero la deshonra les llega a los que tratan de engañar a otros. NTV]

      Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será avergonzado.40 El sufrimiento ensancha el corazón, al crear capacidad y poder para simpatizar. Si oramos por nosotros mismos con ansiedad, no podremos dejar por mucho tiempo en el olvido a nuestros compañeros de sufrimiento. Nadie puede compadecerse mejor de un pobre como aquel que ha sido pobre o sigue siéndolo; nadie trata con mayor ternura al enfermo que quien tiene la salud delicada. Si las penas ocasionales nos preservan de la dureza crónica del corazón, hemos de sentirnos agradecidos por ellas; pues de todas las aflicciones, la peor es un corazón cruel: es una plaga para el que lo tiene y un tormento para los que le rodean. La oración, cuando es dirigida por el Espíritu Santo, nunca es egoísta; el creyente no demanda privilegios para sí mismo, antes bien está siempre dispuesto a compartir con otros las misericordias divinas. La oración puede ser vista como una promesa, pues nuestro Padre Celestial jamás se mostrará cruel o falso para con sus hijos que confían en él: Para siempre se acordará de su pacto.41

      Sean avergonzados los que se rebelan sin causa.42 David no había provocado a sus enemigos; su odio era totalmente inmerecido. Los pecadores no tienen razón justificable o excusa válida para transgredir; con sus pecados no benefician a nadie, ni tan siquiera a ellos mismos; la ley contra la cual faltan no es dura ni injusta; Dios no es un gobernante tiránico, la providencia no es esclavitud: los hombres pecan porque quieren pecar, no porque sea provechoso o razonable hacerlo. Por tanto, la vergüenza es su recompensa adecuada. Y más les vale sonrojarse ahora con vergüenza penitencial, pues de otro modo, no podrán escapar al desprecio perdurable y la vergüenza amarga que es la porción de los necios en el mundo venidero.

      C. H. SPURGEON

      Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será avergonzado. A saber, ni en razón de sus propios fracasos, ni por causa del mío. Pues si David fracasaba en sus esperanzas, era consciente de que sería causa de gran desaliento en los demás.

      ARTHUR JACKSON [1593-1666]

      “Annotations upon the five books immediately following the historical part of the Old Testament (commonly called the five doctrinal or poetical books) Iob, the Psalms, the Proverbs, Ecclesiastes, and the Song of Solomon”, 1658

      Sean avergonzados los que se rebelan sin causa. Todos los que transgreden lo hacen, en cierto sentido, sin causa, ya que no pueden excusar ni justificar su conducta. Dios es tan benévolo y excelente en todos los aspectos de su gran nombre,43 que merece nuestro respeto y amor constantes. Su ley es tan santa, justa y buena; y todos sus preceptos sobre todas las cosas tan justamente calculados para buscar nuestro bien, que la boca del rebelde debe enmudecer. De ahí que todos quedaríamos cubiertos de vergüenza si se nos tratara como merecemos, pues todos hemos pecado.44 Pero Dios ha prometido ser misericordioso con los que se arrepienten de veras y creen sinceramente su santo Evangelio,45 la vergüenza será porción de aquellos que voluntariamente persisten en su maldad, y se niegan a volver a Dios por medio de Jesucristo. Estas son, pues, las personas a las que el salmista describe como rebeldes sin causa, y, con razón, pues no tienen excusa para su pecado.

      WILLIAM RICHARDSON

      1825

      Sean avergonzados los que se rebelan sin causa. Que la vergüenza caiga implacable sobre los que la merecen, incluidos los que obran con deslealtad, sin provocación por mi parte. Y así fue; porque Ahitófel se ahorcó él mismo;46 Absalón quedó colgado por la mano de Dios y Joab le dio muerte;47 y todos los que conspiraron contra David perecieron, en parte por la espada, y en parte huyeron, avergonzados de su empresa. ¡Oh el poder de la oración! ¿Qué hay que no consigan los santos si lo piden?

      JOHN TRAPP [1601-1669]

      “A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

      Vers. 4. Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. [Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. RVR] [Señor, muéstrame tus caminos, y enséñame tus sendas. LBLA] [Muéstrame, oh YHVH, tus caminos, enséñame tus sendas. BTX] [Señor, hazme conocer tus caminos; muéstrame tus sendas. NVI] [Señor, muéstrame tus caminos, enséñame tus sendas. BLP] [Muéstrame la senda correcta, oh Señor; señálame el camino que debo seguir. NTV]

      Muéstrame, oh Jehová, tus caminos.48 La naturaleza no santificada demanda seguir su propio camino, pero el espíritu lleno de gracia clama: “no se haga mi voluntad, sino la tuya”.49 No siempre podemos discernir el camino del deber, y en tales circunstancias es de sabios apelar al Señor para que nos lo muestre. Con frecuencia, el trato que nos da Dios es misterioso; entonces podemos pedirle que haga él mismo de intérprete, y con el tiempo nos esclarecerá todas las cosas. Los formatos de dirección divina, ya sean por vía moral, providencial o mentales, son dones preciosos de un Dios clemente a un pueblo deseoso de aprender.

      La segunda petición, “enséñame tus sendas”, parece ir más allá de la primera. Puede ilustrarse con el ejemplo de un niño pequeño que dice a su padre: «Padre, primero dime cuál es el camino; y luego enseña a mis pequeños y temblorosos pies la manera de caminar por él». ¡Qué criaturas tan débiles y dependientes somos! ¡Con cuánta frecuencia deberíamos clamar al Fuerte50 para implorarle fuerza!

      C. H. SPURGEON

      Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Hay caminos de los hombres, y “caminos” de Dios; sendas de pecado, y “sendas” de justicia; “sus caminos”, y mis caminos. Los suyos son caminos de verdad, los míos de error; los suyos son buenos ante sus ojos, los míos buenos ante mis ojos; los suyos llevan al cielo, los míos al infierno. Por tanto, oh Señor: “Muéstrame tus caminos, enséñame tus sendas”, para que no confunda mis caminos con los tuyos; sí, guíame en la verdad, y enséñame, para que no me desvíe de tus caminos y entre


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