El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila

El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos - Eliseo Vila


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y elevar nuestros corazones al cielo, para que no sigamos tendidos chapoteando en el charco de esta tierra.17

      ARCHIBALD SYMSON [1564-1628]

      “A Sacred Septenarie or A godly and fruitful exposition on the seven Psalmes of repentance. A Godly and Fruitful Exposition on the Twenty-fifth Psalme, the second of the Penitentials”, 1623

      A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. La persona piadosa ora igual que un albañil edifica. Primero excava los fundamentos, y como no puede terminarlos regresa al día siguiente y encuentra que el trabajo realizado el día anterior está firme; por lo que añade un día más de trabajo excavando y rellenando; y al tercer día, encontrando firme el trabajo de los dos primeros días; sigue adelante y levanta las paredes, y así sucesivamente hasta que todo el edificio está terminado.18 De modo similar, la oración es la edificación del alma, que debe irse levantando hasta llegar al cielo; por tanto, un corazón piadoso ora y sigue orando, elevándose cada vez más en la oración, hasta que finalmente sus oraciones llegan a Dios.

      WILLIAM FENNER [1600-1640]

      “A discourse of the nature of Prevalent Prayer”, 1649

      A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. A ti, y solo a ti; apoyándome en la plenitud de tus méritos, en las riquezas de tu gracia; en los abrazos de amor y el consuelo de tu Espíritu; a ti: para que tus espinas puedan ser mi corona, tu sangre mi bálsamo, tu maldición mi bendición, tu muerte mi vida, tu cruz mi triunfo. Pues estando mi “vida escondida con Cristo en Dios”19 ¿dónde debe estar mi alma, sino donde está mi vida? Y, por tanto: “A ti, oh Señor, levantaré mi alma” (...) Oh Señor, haz que tu buen nombre sea en mí; reprende a Satanás y restringe en mí todos los apetitos carnales y terrenos; que el Maligno no se atreva de nuevo a susurrarme tentaciones ni a distraer mis pensamientos, mientras permanezca en comunión contigo en oración según tu santa ordenanza. Gobiérname como Señor soberano por medio de tu gracia, dirígeme a través de tu Espíritu, defiéndeme con tu fortaleza, y coróname con tu salvación. Porque tú eres, Señor, el protector de cielos y tierra, “abres tu mano, y colmas de bendición a todo ser viviente”.20 Abre pues ahora tu mano, tu seno, tu generosidad, tu amor, y satisface los deseos de mi alma menesterosa, que “a ti, oh Jehová, levanto”.

      ROBERT MOSSOM [1617-1679]

      “The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

      A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Cipriano21 afirma que en la iglesia primitiva los ministros preparaban las mentes de los creyentes antes de la oración pidiéndoles que levantaran sus corazones.22 Sursum corda, “levantad vuestros corazones”. Los antiguos judíos solían escribir en las paredes de las sinagogas las siguientes palabras: “Tephillah belo cavannah ceguph belo neshamah”, “Una oración sin la intencionalidad del afecto es como un cuerpo sin alma”; y con todo, su piedad seguía siendo algo frío y externo, como dijo alguien: «una cabeza sin cerebro, y un cuerpo sin alma», lo que llevó al profeta a exclamar: “este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí”.23 El hombre carnal es incapaz de levantar su corazón en oración, lo mismo que un topo no puede volar. Por ello David encuentra la tarea tan difícil, pues aún el mejor de los corazones es pesado, y tira hacia abajo, como el contrapeso de un reloj o el plomo de una red. Por tanto, “despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia”24 y oremos al Señor para que nos levante y nos atraiga hacia él, como el imán al hierro.

      JOHN TRAPP [1601-1669]

      “A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

      A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Tras la apelación sublime del salmo anterior a las puertas del cielo a levantar sus cabezas para recibir a Cristo, el Señor de los ejércitos y Rey de la gloria, ascendiendo al cielo en poder y majestad,25 esta oración es una consecuencia natural. Como bien lo expresa la liturgia de Colecta26 para el día de la Ascensión: «Concédenos, oh Señor, al expresar nuestra fe afirmando que tu Hijo unigénito, nuestro Señor Jesucristo, ascendió a los cielos, que nuestros corazones y mentes asciendan también a tu presencia»;27 y para el domingo después de la Ascensión: «Oh Dios, que has exaltado a tu Hijo unigénito con gran triunfo a tu reino en los cielos, envía tu Santo Espíritu para consolarnos, y levántanos hacia ese mismo lugar donde nuestro Salvador Jesucristo ha sido exaltado».

      CRISTOPHER WORDSWORTH [1807-1885]

      “Commentary on the Whole Bible”, 1856

      Levantaré mi alma. Aludiendo con ello a los sacrificios que para que ascendieran solían ser levantados.28 Por eso de las oraciones no contestadas, no aceptadas, se dice que no ascienden.29 Siempre que en el Antiguo Testamento nos encontramos con expresiones semejantes sobre la oración, debemos entenderlas como alusiones a los sacrificios, puesto que los sacrificios eran levantados y ascendían.30

      JOSEPH CARYL [1602-1673]

      “An Exposition with Practical Observations upon Chapters 1-3 of the Book of Job”, 1651

      Mi alma. Pero ¿cómo puedo llamarla mía, si te pertenece a ti? Es tuya porque la compraste por precio;31 tuya porque la adquiriste con tu sangre.32 ¿No es tu esposa, a la que te juntaste por el Espíritu a través de la fe?33 ¿No es este el santo sacramento del banquete de bodas?34 En tal caso, no hay duda, Jesús mío, que antes me hallaba completamente perdido en mí mismo, hasta que finalmente tú me encontraste, y yo me encontré a mí mismo en ti. Por tanto, es ahora, y no hasta ahora, cuando mi alma es verdaderamente mía, mía en tanto que completamente tuya; y por ello puedo exclamar con confianza: “Levanto mi alma a ti”.

      ROBERT MOSSOM [1617-1679]

      “The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

      Vers. 2. Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. [Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. RVR] [Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, que no se regocijen sobre mí mis enemigos. LBLA] [¡Oh Elohim, en Ti confío! No sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. BTX] [Mi Dios, en ti confío; no permitas que sea yo humillado, no dejes que mis enemigos se burlen de mí. NVI] [Dios mío, en ti confío, no me defraudes, que mis enemigos no se burlen de mí. BLP] [¡Confío en ti, mi Dios! No permitas que me avergüencen, ni dejes que mis enemigos se regodeen en mi derrota. NTV]

      Dios mío. Un apelativo más directo y entrañable que el nombre de Jehová utilizado en la primera frase. Ya el dulce cantor de Israel ha subido la escalera aproximándose a su Ayudador celestial, y extiende la mano con audacia para agarrarlo como algo suyo, llamándole: “Dios mío”. ¡Oh la música más que celestial de esta expresión: “Dios mío”! Es preciso señalar como el salmista expresa los sentimientos de gracia con los que Dios lo había favorecido; no cae en una falsa y odiosa modestia, todo lo contrario: su alma arde en deseos de buscar al Señor, y le da vía libre; considerando que tiene un interés legítimo en Jehová, lo declara; y consciente de que tiene una confianza absoluta en su Dios, la profesa:

      Dios mío, en ti confío. La fe es el cable que amarra nuestro bote a la orilla, y al tirar de él nos acerca a la tierra; la fe nos une a Dios y nos aproxima a él. Si el ancla de la fe se mantiene firme, no hay motivos de temor aún en la peor tempestad; y si falla, no nos queda esperanza.35 Procuremos que nuestra fe se mantenga sana y fuerte, pues de otro modo la oración no prevalece ante Dios. ¡Ay del guerrero que arroja su escudo! ¿Qué defensa le queda al que no encuentra defensa en su Dios?36

      No sea yo avergonzado. Que mis esperanzas frustradas no me lleven a sentir vergüenza


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