El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila

El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos - Eliseo Vila


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Es vivir una vida de devoción a Dios. Esperar “en Dios” es esperar con los ojos puestos en él, como los siervos miran a la mano de sus señores,62 observando atentamente para captar su voluntad y llevar a cabo su obra, defendiendo en todo su honor y sus intereses. Esperar en Dios es atenerse completamente a sus instrucciones, disposiciones y consejos, sabios y santos, acatarlos como un privilegio y cumplirlos todos con la mayor fidelidad. El sirviente que espera las ordenes de su amo, no las escoge a su antojo y las cumple a su manera, sino que las sigue todas paso a paso. Debemos, por tanto, esperar en Dios prescindiendo de nuestra propia voluntad, resueltos a someternos completamente a la suya, buscando la forma de acomodarnos a ella.

      MATTHEW HENRY [1662-1714]

      “Daily Communion with God”, 1712

      En ti he esperado todo el día. En ti, cuya mano generosa, cuyo seno amoroso, sí, cuyas entrañas misericordiosas, no tan solo están abiertas sino extendidas a todos los penitentes humildes. “En ti he esperado”. Esperado para escuchar la voz secreta de tu Espíritu infundiendo paz en mi conciencia; para sentir el vigor renovador de tu gracia avivando mi obediencia; para contemplar el poder subyugador de tu Espíritu Santo sofocando la rebeldía de mi pecado; para sentir la virtud alentadora de tus consuelos celestiales refrescando mi alma que desmaya; por todas estas bendiciones, oh Dios de mi salvación, en ti he esperado todo el día. ¡Todo el día! Nunca he estado más satisfecho de tu bondad ni he deseado tan ávidamente tu plenitud celestial. Así, pues, reanima ahora mis desalientos; no trunques mis deseos, al contrario, permite que cuanto más me des, más ambicione yo; cuánto más dulce sea tu misericordia, más profundos sean mis anhelos. Para que mi vida por entero aquí en la tierra no sea más que un continuo jadeo anhelando esta fraternidad y comunión contigo en los cielos; por ello, déjame esperar, aunque tenga que esperar toda mi vida: déjame esperar todo el día.

      ROBERT MOSSOM [1617-1679]

      “The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

      Vers. 6. Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas. [Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas. RVR] [Acuérdate, oh Señor, de tu compasión y de tus misericordias, que son eternas. LBLA] [Acuérdate, oh YHVH, de tus compasiones y de tus misericordias, que son perpetuas. BTX] [Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor, que siempre me has mostrado. NVI] [Recuerda, Señor, tu misericordia y tu amor que desde siempre existen. BLP] [Recuerda, oh Señor, tu compasión y tu amor inagotable, que has mostrado desde hace siglos. NTV]

      Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias.63 En épocas de aflicción, a menudo nos vemos tentados por el temor de que Dios se ha olvidado de nosotros o de su benevolencia habitual hacia nosotros; el alma recuerda al Señor y le suplica rememorar las dádivas amorosas que antaño le había otorgado. Es una peculiar osadía santa que se atreve a tratar así con el Altísimo: cultivémosla. Pero hay también una incredulidad profana que es la fuente de nuestros temores: no dudemos en combatirla con todas nuestras fuerzas. ¡Qué gemas tan preciosas son estas dos expresiones: “tus piedades y tus misericordias”! Son como la miel natural del lenguaje: en dulzura no hay palabra que las supere; y sin embargo faltan vocablos para describir los favores de misericordia que implican.

       Dios mío, cuando pienso en las mercedes

       que tu bondad sin par me prodigó;

       mi espíritu se enciende en alabanzas,

       en gratitud y amor. 64

      Si tan solo el Señor hiciera con nosotros en el futuro como ha hecho en el pasado, estaríamos más que satisfechos; no buscamos cambio alguno en la acción divina, tan solo anhelamos que el río de la gracia no deje de fluir.

      Que son perpetuas. David era un fiel creyente en la doctrina del amor eterno de Dios. Las bondades del Señor no son novedades; por tanto, cuando le rogamos que nos las conceda, podemos apelar a usos y costumbres muy antiguos. En los tribunales los juristas hacen mucho hincapié en las sentencias precedentes,65 en especial si son de tribunales superiores; y nosotros podemos hacer lo mismo ante el trono de la gracia. «La fe -afirma Dickson-,66 partiendo del registro de una memoria santificada, tiene que usar experiencias precedentes y repetirlas ante Dios, a modo de recordatorio que él jamás puede olvidar».67 Con un Dios inmutable, recordarle sus anteriores misericordias y su amor eterno, es un argumento especialmente eficaz. Rastrear todo aquello que es de nuestro agrado hasta el manantial de la fuente del amor eterno, alegrará y alentará en gran medida nuestros corazones; y quienes tratan de disuadirnos que meditemos sobre la elección y sus tópicos relacionados nos hacen un flaco favor.

      C. H. SPURGEON

      Acuérdate, oh Señor, de tus piedades y de tus misericordias. ¡Oh en qué forma un abismo llama a otro abismo!68 ¡La profundidad de mis numerosas miserias llama, llama a voz en grito, a la profundidad de tus muchas misericordias! Incluida esa misericordia especial con la que perdonas mi pecado y sanas mis enfermedades;69 esa misericordia por con la cual me santificas a través tu gracia, y me consuelas por medio de tu Espíritu; esa misericordia con la cual me libras del infierno y me otorgas posesión en los cielos. Acuérdate, oh Señor, de todas esas misericordias, tus misericordias, que desde el principio, desde la eternidad, otorgaste a tus santos.

      ROBERT MOSSOM [1617-1679]

      “The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

      Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas.70 Que lo ancestral del amor divino atraiga nuestros corazones a valorarlo mucho más dignamente y entrañable. ¡Qué valiosas son las antigüedades para los expertos, aún cuando su utilidad presente y valor material sea limitado! Los documentos antiguos, son guardados con esmero; aún cuando no contengan más que derechos y privilegios temporales propios de su época. ¡Cuánto más deberíamos guardar en memoria perpetua ese gran documento otorgado en el cielo, mucho más antiguo que el mundo! Deberíamos valorar los pensamientos que contiene más que cualquier otra cosa; cuando nos acostamos, cuando nos levantamos, y doquiera que vayamos a lo largo del día.71 (…) Lo que es desde siempre, será para siempre; si la raíz es eterna, eternas son las ramas (…) El amor divino es un manantial perpetuo que no se agota mientras haya un recipiente vacío o a medio llenar; y está abierto a todos los que quieran acercarse a él. Por tanto: Id y saciaos en él sin dinero y sin precio;72 y si no tenéis suficiente: pedid vasijas prestadas de todos vuestros vecinos, vasijas vacías, no pocas… pagad vuestra deuda… y vivid con lo que os quede,73 por toda la eternidad.

      ELISHA COLES [1608-1688]

      “God’s Sovereignty”, 1673

      Vers. 7. De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová. [De los pecados de mi juventud, y de mis transgresiones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová. RVR] [No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis transgresiones; acuérdate de mí conforme a tu misericordia, por tu bondad, oh Señor. LBLA] [De los pecados de mi juventud y de mis rebeliones, no te acuerdes. Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh YHVH. BTX] [Olvida los pecados y transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, Señor, eres bueno. NVI] [Olvida mis faltas de juventud y mis pecados, recuérdame en tu amor, por tu bondad, Señor. BLP] [No te acuerdes de los pecados de rebeldía durante mi juventud. Acuérdate de mí a la luz de tu amor inagotable, porque tú eres misericordioso, oh Señor. NTV]

      De los pecados de mi juventud, y de mis transgresiones, no te acuerdes.74 El pecado es la piedra de tropiezo, y es preciso eliminarlo por


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