El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila
Líbrame, pues, Señor, y también libra
a tu pueblo infeliz, aunque es ingrato,
de las calamidades que le afligen,
que al fin es pueblo tuyo, y pueblo amado.
DEL “SALTERIO POÉTICO ESPAÑOL”, SIGLO XVIII
Salmo completo: Es el primero de los siete salmos acrósticos o alfabéticos, los otros son el 34, 37, 111, 112, 119, y el 145.6 Todos ellos son hermosas muestras de poesía acróstica, estilo que al parecer fue popular entre los antiguos judíos, y al que se sumaban otras las formas de composición originales, como atestiguan numerosos ejemplos en diversas obras. Contamos con muchos ejemplos de poemas en los que las letras iniciales de cada estrofa forman un nombre propio, o algún sentimiento en particular. Y en la “Bibliotheca Rabbinica” de Bartolocci,7 Vol. 2, pag. 260, tenemos diversos ejemplos de ello.
GEORGE PHILLIPS [1804-1892]
“The Psalms in Hebrew with a Critical, Exegetical and Philological Commentary”, 1846
Salmo completo: Este es el primer salmo de estructura totalmente alfabética (…) La única lección que el uso de la forma alfabética de composición puede enseñarnos es la siguiente: que el Espíritu Santo está dispuesto a volcar sus palabras en los moldes de la mente y el discurso humano sin limitaciones; cualquier ingenio que el ser humano pueda exhibir en sus esfuerzos intelectuales, debe consagrarlo a su Señor, convirtiéndole en el “Alfa y Omega” de todas sus búsquedas.8
ANDREW ALEXANDER BONAR [1810-1892]
“Christ and His Church in the Book of Psalms”, 1859
Salmo completo: La gracia salvadora es un secreto que nadie conoce fuera de los elegidos; y aún los elegidos no alcanzan a conocerlo sin una iluminación especial. Necesitan:
1 Contemplación especial: “Muéstrame, oh Jehová”, implora el salmista (25:4a).
2 Enseñanza especial: Solo contemplar no es suficiente, es preciso aprender: “Enséñame” (25:4b).
3 Inculcación especial. La enseñanza debe ser inculcada, grabada en la mente en todas sus peculiaridades: “Enséñame tus sendas” (25:4).
4 Dirección especial. Y debe ir acompañada de una especial tutela: “Guíame en tu verdad” (25:5).
5 Inducción especial. Esa guía tiene que ser inductiva: “Encamíname en tu verdad” (25:6).
6 Elección especial. Y finalmente, ha de ser escogida, tiene que haber un determinante de la voluntad: “Él le instruirá en el camino que debe escoger” (25:12).
¿Y qué camino secreto es este? No el de la gracia común, pues esta no es el secreto de los elegidos, sino el de la gracia especial y peculiar:
1 La gracia especial de la oración: “A ti, oh Señor, elevo mi alma” (25:1).
2 La gracia especial de la fe: “Dios mío, en ti confío” (25:2).
3 La gracia especial del arrepentimiento: “No te acuerdes de los pecados de mi juventud” (25:7).
4 La gracia especial de la esperanza: “Porque en ti he esperado” (25:21).
5 La gracia especial de vivir con la mirada puesta en el Señor y con total dependencia de él: “Mis ojos están siempre vueltos hacia Jehová” (25:15). Que es la raíz de todo favor especial y misericordia eterna por parte de Dios: “Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas” (25:6); incluida la misericordia especial otorgada al propio salmista: “Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande” (25:11).
WILLIAM FENNER [1600-1640]
“Hidden Manna”, 1626
Salmo completo: En los cuatro salmos correlativos que van del Salmo 22 al Salmo 25, encontramos el reflejo del alma de David presentada en sus cuatro distintas posturas: tendido, de pie, sentado y de rodillas.
En el Salmo 22 le vemos tendido, postrado sobre su rostro y gimiendo en el suelo, casi en estado de desesperación; describiendo a través de su propia experiencia la historia de Cristo envuelta en misterio: “Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.9
En el Salmo 23 le encontramos de pie, disfrutando del pleno favor de Dios a pesar del antagonismo de sus enemigos; erguido y triunfante sobre toda oposición: “El Señor es mi pastor, nada me faltará”.10
En el Salmo 24 está sentado, como un doctor en su cátedra o profesor en su estrado, impartiendo una conferencia sobre la divinidad y describiendo el carácter del hombre “que ascenderá el monte santo”,11 sobre cómo realizar ese ascenso y participar después en su felicidad.
Y en este Salmo 25 le hallamos de rodillas, elevando su voz y clamando al Dios todopoderoso apoyado en los dos goznes fundamentales sobre los que gira todo el contenido del salmo: un lamento humilde exponiendo su desgracia, y una súplica ferviente implorando misericordia: “Las angustias de mi corazón se han aumentado (…) sácame de mis congojas” (25:17).12
THOMAS FULLER [1608-1661]
“A collection of sermons, together with Notes upon Jonah”, 1656
Vers. 1. A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. [A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. RVR] [A ti, oh Señor, elevo mi alma. LBLA] [A Ti, oh YHVH, elevo mi alma. BTX] [A ti, Señor, elevo mi alma. NVI] [A ti me dirijo, Señor. BLP] [Oh Señor, te entrego mi vida. NTV]
A Ti, oh Jehová. Ved cómo el alma santa vuela a su Dios como una paloma a su cobijo. Cuando se desatan vientos de tempestad, los creyentes, cual navíos del Señor, se dirigen al puerto de refugio. ¡Qué misericordia la del Señor al condescender a escuchar nuestro clamor en tiempo de tribulación, a pesar de habernos casi olvidado de él en nuestras horas de supuesta prosperidad!
Levantaré mi alma.13 Si no levantamos el alma en santa devoción, levantar las manos y los ojos es una burla. La verdadera oración puede describirse como el alma que se eleva de la tierra para entablar comunión con el cielo; ascendiendo por la escalera de Jacob,14 dejando al pie todos sus temores y preocupaciones, para reunirse en la cima con el Dios del pacto. Sin embargo, a menudo el alma es incapaz de levantarse; ha perdido sus alas, se siente pesada, atada a la tierra; más semejante a un topo que hurga que a un águila que levanta el vuelo. Es en tales situaciones opacas cuando menos hemos de renunciar a la oración, al contrario, debemos poner en práctica con la ayuda de Dios todas nuestras habilidades para elevar nuestros corazones. Pues si dejamos que la fe haga de palanca y la gracia actúe de punto de apoyo, el peso muerto de la duda se moverá. 15 ¡Y qué alivio tan grande sentimos entonces! Ya que por nosotros mismos, y a pesar de nuestros mayores esfuerzos, no logramos desplazarlo un solo milímetro y nos declaramos derrotados; hasta que finalmente la piedra celestial imanada del amor divino despliega su atracción omnipotente, y entonces, nuestros corazones remontan libremente hacia nuestro Amado cual las llamas se elevan en medio el fuego.
C. H. SPURGEON
A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Levantar el corazón presupone un abatimiento previo del alma. El alma se ve oprimida por el pecado y las cuitas de este mundo, que, como los plomos a la red, hacen que se hunda; y no puede volver a la superficie hasta que Dios le proporciona oraciones espirituales, como corchos a la red. Oraciones que proceden de la fe, como la llama procede del fuego, que nos libran de las cuitas terrenales y de lo que nos aplasta, y que evidencian por qué los mundanos son incapaces de orar, como el topo no puede volar. Pero los cristianos son como águilas: se remontan hacia el cielo. Viendo, pues, que el corazón del hombre está por naturaleza apegado a la tierra, cual piedra al suelo, y que por sí mismo