El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila

El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos - Eliseo Vila


Скачать книгу
juventud, su comportamiento con Betsabé,88 ya en edad avanzada, da mucho que pensar respecto a lo que pudo ser su juventud. No concluiré que David era de carácter licencioso porque tenía una tez rubicunda.89 Es injurioso concluir que todas las personas de buen parecer son moralmente cuestionables, como lo sería decir que todos los honestos son deformes. Más bien me inclino por pensar que su pecado de juventud fue el libertinaje por haber tenido tantas esposas y concubinas. Pero mejor no adentrarnos en este análisis. De lo que no hay duda es de que tenía pecados. Pero ¿cómo puedo yo a pretender averiguarlos cuando ni él mismo era capaz de hacerlo: “¿Quién podrá descubrir sus propios errores? Absuélveme de los que me son ocultos”.90 Lo que sí podemos y debemos hacer, es sacar de ello una lección moral de carácter personal: si los años jóvenes de David, aun habiendo vivido en la pobreza, trabajando duramente, y practicando la piedad, son cuestionables en cuanto a pecados, ¿qué diremos de aquellos cuya educación ha sido en la abundancia, libres de preocupaciones y dados a dejarnos llevar por los instintos? Afirmo que lo único que podemos hacer es leer las palabras de este versículo cabizbajos, con oprobio, dolor, y guardando silencio en la conciencia.

      THOMAS FULLER [1608-1661]

      “The Cause and Cure of a Wounded Conscience”, 1647

      Los pecados de mi juventud. Dos creyentes ancianos, uno de ellos de ochenta y siete años ya, se encontraron un día y el más joven preguntó al mayor: «¿Cuánto tiempo llevas en la fe?», a lo que el anciano respondió con lágrimas en los ojos: «Cincuenta años». «¿Y por qué lloras? – preguntó el otro– ¿acaso te arrepientes de haberte convertido tan joven?» A lo que replicó: «¡No, todo lo contrario! Lloro cuando pienso en los pecados cometidos en mi juventud; esto es lo que me hace llorar ahora».

      KAZLITT ARVINE [1819-1851]

      “Cyclopaedia of Moral and Religious Anécdotes”, 1848

      Conforme a tu misericordia. No la mía, la tuya. Porque yo he abandonado esa misericordia que tú me mostraste e hiciste mía:91 aferrándome a mi pecado, desconfiando de tu promesa, y obstinándome en mi arrogancia. Oh sí, Señor, que sea por amor a tu bondad, no a la mía; porque en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno. Que sea, pues, tu bondad el motor de tu misericordia, la norma de toda gracia, la fuente de todas las bendiciones que te dignas otorgar a mi alma.

      ROBERT MOSSOM [1617-1679]

      “The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

      Conforme a tu misericordia. Moisés es el primero en acuñar tan feliz expresión,92 es decir, de acuerdo con la infinita misericordia que anida en tu corazón y tu propia naturaleza. David fue el siguiente, primero en el Salmo 25, y después en el caso de su pecado de adulterio: “conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades”.93 El caso era extremadamente grave y para resolverlo necesitaba de todas las misericordias de Dios; de modo que también confesó el pecado de su naturaleza y recurrió a las misericordias en la naturaleza de Dios. Pero el Salmo 25 va más allá; no se contenta con decir “conforme a tu misericordia”, sino que añade otra frase: “por tu bondad, oh Jehová” (25:7). Por la coherencia que ello presenta con la frase siguiente en el versículo siguiente (25:8): “Bueno y recto es Jehová”, Muis94 considera que el salmista centra el argumento de su súplica en la naturaleza misma de Dios. La idea es: “Señor, por un lado tienes una naturaleza misericordiosa, y por el otro eres justo y recto; de modo que, conforme a tu naturaleza misericordiosa, y siendo que eres justo y recto, trátame con bondad”. El fundamento de su fe y su oración, parten de su reflexión sobre la naturaleza y atributos divinos.95 Así vemos como en el versículo once (25:11) cuando exclama: “Perdonarás también mi pecado, que es grande” hace referencia directamente a la experiencia de Moisés proclamando el nombre de Jehová: “fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad”.96 Pero el lector dirá, ¿Qué certeza tenemos que expresiones “por amor de tu nombre”, “por tu bondad”, y “conforme tu misericordia”, implican lo mismo que decir: “por amor a ti mismo”, o “por tu propio bien”, cuando estamos hablando de la divinidad? ¿cómo se involucra la Divinidad? Veamos lo que dice al respecto el profeta Isaías: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo”,97 es decir, por mi propio bien, como leemos más adelante: “Por mí, por mi propio bien, lo haré, para que no sea amancillado mi nombre”.98 Dos veces encontramos esta expresión en un mismo versículo; y lo que en uno dice: “por amor de tu bondad” equivale en el otro a: “por amor de mi mismo”.

      THOMAS GOODWIN [1600-1679]

      Vers. 8. Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. [Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. RVR] [Bueno y recto es el Señor; por tanto, Él muestra a los pecadores el camino. LBLA] [Bueno y justo es YHVH; por tanto Él mostrará a los pecadores el camino. BTX] [Bueno y justo es el Señor; por eso les muestra a los pecadores el camino. NVI] [El Señor es bueno y recto, él muestra el camino a los pecadores. BLP] [El Señor es bueno y hace lo correcto; les muestra el buen camino a los que andan descarriados. NTV]

      Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. La bondad y la rectitud del carácter divino se presentan aquí en una unión amistosa; pero quien quiera contemplarlos de esa manera, unidos en un lazo de cordialidad perfecta, debe acudir al pie de la cruz y verlos entrelazados en el sacrificio de Cristo. Pues es tan cierto como maravilloso que, en la expiación, la justicia divina se declara a favor de la salvación de los pecadores por los que Jesús murió con tanta intensidad como su gracia. Además, de la misma manera que una persona buena se esfuerza, de modo natural, en lograr que otros sean también buenos, así también el Señor nuestro Dios, en su compasión, busca conducir a los pecadores por el camino de la santidad y conformarlos a su misma imagen; por tanto, la bondad de nuestro Dios nos lleva a esperar la restauración del hombre pecador. Ello no nos da pie para concluir que la bondad de Dios va a salvar a los pecadores obstinados que siguen vagando a su antojo por sus propios caminos, pero sí podemos estar seguros de que va a renovar los corazones de los transgresores y a guiarlos hacia el camino de la santidad. Sirva esto para consolar y reconfortar a todos aquellos que desean ser liberados del pecado. Dios mismo se digna en su bondad y condescendencia a ser el maestro de pecadores. ¡Qué escuela tan precaria para que Dios se digne a enseñar en ella! Pero allí la enseñanza divina es absolutamente práctica; enseña a los pecadores no solo la doctrina, sino “el camino”.

      C. H. SPURGEON

      Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Así como la elección es el efecto de la soberanía de Dios, nuestro perdón es el fruto de su misericordia, nuestro conocimiento un soplo de su sabiduría, nuestra fuerza un impacto de su poder; y nuestra pureza un rayo de su santidad. En la misma medida que en la primera creación la rectitud de la criatura fue el efecto de la santidad divina; en la nueva creación, la pureza de la criatura, es también un esbozo de la misma perfección. Razón por la que en Isaías, el profeta evangélico que nos habla de la restauración de Sión y de Dios escogiendo un pueblo para sí, se menciona a Dios como: “El Santo de Israel” más veces que en el resto de la Escritura.

      STEPHEN CHARNOCK [1628-1680]

      “The Existence and Attributes of God”, 1682

      Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores en el camino. ¿No será el Señor, que es bueno, tan misericordioso con sus enemigos como nos exige que lo seamos los nuestros?99 Así es su ley: “Si encuentras el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo”.100 Dios nos encuentra en condición de pecadores, y en tanto que todos los pecadores son sus enemigos, nos encuentra extraviados cual bestias sin entendimiento.101 ¿Y qué hace? Pues conducirnos de nuevo al legítimo propietario, él mismo, por derecho


Скачать книгу