El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila

El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos - Eliseo Vila


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estableció los principios sobre la palanca: «Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo», para indicar que la palanca es capaz de multiplicar la fuerza: puede levantar cualquier peso, por muy grande que este sea, siempre y cuando se encuentre un punto de apoyo adecuado. Desde el punto de vista técnico, la palanca es una barra rígida que oscila sobre un punto de apoyo debido a la acción de dos fuerzas contrapuestas: potencia (la fuerza que tenemos que aplicar) y resistencia (la fuerza que tenemos que vencer).

      16 Mateo 9:35-38.

      17 Los Padres de la Iglesia comentaron:

      –EUSEBIO DE CESAREA [267-338]: «Apartando el alma de las cosas terrenales, el salmista busca levantarla por encima de sí mismo hasta las alturas y situarla próxima al mismo Dios: “En ti confío” y es en base a esta confianza depositada en ti, no en mí, que me atrevo a desechar las cosas tangibles para elevarme por encima de ellas hacia ti. No permitas, pues, que sea avergonzado, que desde esas alturas que pretendo alcanzar me precipite de nuevo sobre la tierra».

      –ARNOBIO EL JOVEN [siglo V]: «Señor, por encima de todas las recompensas terrenales y cuantas cosas este mundo me pueda ofrecer, por buenas que parezcan, levanto mi espíritu y me acerco a ti. No confiando en el dinero, en las propiedades, en los negocios, o el poderío militar; ni tampoco en mis propios méritos o habilidades; sino única y exclusivamente en ti, para que cuando tenga que abandonar este cuerpo material no sea avergonzado».

      18 1 Corintios 3:10-14

      19 Colosenses 3:3.

      20 Salmo 145:16.

      21 Se refiere a CIPRIANO DE CARTAGO [principios del siglo II-258 d.C.], más conocido como SAN CIPRIANO, obispo de Cartago en el Norte de África y uno de los primeros Padres de la Iglesia. Murió mártir. Sus obras han sido publicadas por Editorial CLIE en la colección Obras Escogidas de Patrística.

      22 La expresión en latín es “sursum corda”: “arriba los corazones” o “levantemos nuestros corazones”. Actualmente forma parte de la liturgia de la Eucaristía, concretamente en el llamado “Prefacio” de la anáfora, conocido como “Oración Eucarística” que concluye el Ofertorio y da paso al rito de la Consagración; tanto en la Iglesia Latina o Romana, las Iglesias Orientales, la Iglesia Anglicana (Libro de Oración Común) y el rito mozárabe utilizado por la Iglesia Española Reformada Episcopal IERE. Sabemos que formaba ya parte de la liturgia eucarística de la iglesia primitiva desde el siglo III, puesto que la mencionan HIPÓLITO DE ROMA [170-235]; y CIPRIANO DE CARTAGO en su tratado sobre “El Padre Nuestro” (que es la cita de John Trapp): «Debemos apartar de nuestra mente todo pensamiento carnal y mundano y concentrarnos exclusivamente en la oración. Por ello el ministro, antes de ofrecer su propia oración, prepara las mentes de los hermanos pronunciando un prefacio que dice: “Sursum corda – Levantad vuestros corazones”, para que cuando el pueblo responda: “Los tenemos levantamos al Señor”, sean amonestados a no pensar en otra cosa que en el Señor»; CIRILO DE JERUSALÉN [315-386] la describe con mayor amplitud en una de sus veintitrés “Lecturas Catequéticas”, concretamente la 22, donde habla de la celebración de la eucaristía o mesa del Señor; y también la usa AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]. Los Reformadores reconocieron y aceptaron la sabiduría de esta antigua costumbre en la celebración de la Santa Cena y JUAN CALVINO [1509-1564] en su “Institución de la Religión Cristiana” Libro IV Capítulo 17.38 donde habla de la Santa Cena y lo que nos aporta, dice al respecto: «A fin de que las almas piadosas puedan asimilar debidamente a Cristo en la Cena, es preciso elevar sus mentes al cielo (…) Antiguamente se estableció que antes de la consagración se debía pedir al pueblo en voz alta que elevaran sus corazones al Señor (“sursum corda”). Y la Escritura misma aunque nos narra meticulosamente la ascensión de Cristo, con la cual retiró de nuestra vista y compañía la presencia de su cuerpo humano con el propósito de apartar de nosotros todo pensamiento carnal sobre él, nos ordena también que cada vez que lo recordemos elevemos nuestras mentes y le busquemos en el cielo, sentado a la diestra del Padre (Colosenses 3:1-2)»

      23 Isaías 29:13.

      24 Hebreos 12:1.

      25 Salmo 24:7-10.

      26 En las liturgias de culto católica-romana y anglicana, se da el nombre de COLECTA a la oración especial de súplica relacionada con la festividad del día, y que suele hacer, por regla general, el oficiante en nombre de toda la congregación.

      27 “The Ancient Liturgy of the Church of England: According to the Uses of Sarum Bangor York & Hereford”, 1844.

      28 Levítico 9:16, 22.

      29 Lamentaciones 3:44.

      30 2 Samuel 6:18; Hechos 10:4; Apocalipsis 8;4. YLT (Young’s Literal Translation) traduce el texto de 2 Samuel 6:18: “And David finisheth from causing to ascend the burnt-offering, and the peace-offerings”.

      31 1 Corintios 6:20; 7:23.

      32 Efesios 1:7-8.

      33 Efesios 5:26-17; Gálatas 5:5.

      34 Apocalipsis 19:6-9.

      35 Dice al respecto CASIODORO [485-583]: «Confiar en Dios implica seguir esperando en él mientras nos vemos acosados por todo tipo de adversidades y tribulaciones (Job 13:15), para que cuando tengamos que presentarnos ante el para juicio pueda otorgarnos aquello por lo cuan hemos esperado (2 Timoteo 2:12; 1 Pedro 4:13-16)»

      36 Salmo 28:7.

      37 En hebreo אַל־יַֽעַלְצ֖וּ אֹיְבַ֣י לִֽי’al-ya‘alṣū ’ōyəḇay lî. En el salmo 30:1 encontramos una expresión similar: “Y no permitiste que mis enemigos se alegraran a costa mía”.

      38 Salmo 43:3; 115:2.

      39 Génesis 26:22. En hebreo רְחֹב֔וֹת rəḥōḇōwṯ, “amplitud, lugar amplio y espacioso”.

      40 Ver al respecto el pasaje de Romanos 5:3-5: “la esperanza no avergüenza”.

      41 Salmo 105:8; 111:5.

      42 En hebreo יֵ֝בֹ֗שׁוּ הַבֹּוגְדִ֥ים רֵיקָֽם yêḇōšū habbōwḡḏîm rêqām de בָּגַד bagad. KRAUS sostiene que el verbo בָּגַד bagad tiene en este caso el sentido de renegar o apostatar: «la defección traidora de quien no tiene fe» y lee רֵיקָם reqam por “vacío” (como en 2 Samuel 1:22; Isaías 55:11; Jeremías 50:9) en lugar de “sin razón” o “sin causa”; planteando una traducción distinta: “pero los renegados tienen que salir vacíos”. SCHÖKEL traduce: “quedan defraudados los desleales sin razón”, entendiendo por deslealtad sin razón traición porque “han transgredido el pacto” (Oseas 6:7); o bien “no guardan tus palabras” (Salmo 119:158).

      43 Josué 7:9; 1 Samuel 12:22; Jeremías 14:21.

      44 Romanos 3:23.

      45 Juan 3:16.

      46 2 Samuel 17:1-23.

      47 2 Samuel 18:9-15.

      48 En hebreo דְּרָכֶ֣יךָ יְ֭הוָה הֹודִיעֵ֑נִי dərāḵeḵā Yahweh hōwḏî‘ênî de דֶּרֶךְ derek, camino: “tus caminos”, una expresión muy habitual para referirse a la voluntad de Dios o instrucciones divinas (Job 12:14; 21:14; Salmo 27:11; 51:13) En el salmo 119 aparece diecinueve veces, cinco de ellas en una misma octava Dalet (119:25-32). Aquí en el Salmo 25 además de en este versículo דֶּרֶךְ derek aparece tres veces más; en el versículo el 8: בַּדָּֽרֶךְ baddāreḵ, “el camino”; en el 9: דַּרְכּֽוֹ darkōw,


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