Amarillo. Blanca Alexander
que sucedía y corrió para obedecer la orden de Diora. Mientras tanto, Marcus miraba conmocionado al comandante.
—Lo siento, padre...
—¡Yo no tuve la culpa de lo que le ocurrió a Matías! ¡No tuve la culpa! ¡No tuve la culpa! ¡No tuve la culpa! —Milton no paraba de gritar entre lágrimas.
Matilde llegó con un pequeño frasco que entregó a Diora, quien se valió de un gotero para dejar caer el líquido incoloro en la boca de Milton. De inmediato, el señor Tyles se quedó dormido sin dejar de musitar que estaba libre de culpa.
La familia, la criada y el invitado permanecieron en silencio durante unos instantes, sin saber cómo reaccionar. La tensión del momento fue interrumpida por Kike, quien irrumpió en el salón con Sebastián en sus brazos.
—¡Señora, el niño está inconsciente! ¡Lo encontré así en el jardín!
—¡Por el Santo! ¡Mi hijo!
—Llévelo a su habitación, lo examinaré.
—Kike, sigue las instrucciones del doctor y luego regresa para que lleves a Milton a su recámara, por favor.
—Enseguida, señora.
Sebastián fue llevado arriba. Luego de corroborar que estaba en perfectas condiciones y que debían esperar que despertara para saber qué había ocurrido, Diora, Darío y Marcus bajaron a la sala, mientras conversaban en voz baja sobre el verdadero motivo que llevaba al doctor a la mansión. En ese momento, Kike se había encargado de llevar a Milton a su recámara para que descansara.
—¡No esperaré hasta mañana para saber por qué puedo ver brujas y me atacan sombras en medio del bosque!
—Solo fue una sugerencia, mi amor. Me pareció que lo ocurrido esta noche con tu padre y hermano resultaría abrumador para ti.
—Padre bebe de esa manera desde que tengo memoria y el doctor Darío aseguró que Sebastián estará bien, así que no hay impedimento. —Se arrellanó en el sillón—. Soy todo oídos, señor Cavini.
Darío asintió con la cabeza y respiró profundo antes de tomar asiento.
—En los días posteriores a la muerte de mi padre, encontré en su caja fuerte un libro con hojas amarillentas escritas a mano; sobre este reposaba una nota que decía: “Entrégale esto a Diora, debe saber la verdad”. El libro es el diario del ser celestial del cual descienden ustedes.
Extrajo el ejemplar encuadernado en cuero desgastado de su maletín negro y lo entregó a Marcus, quien lo sostuvo entre sus manos con asombro.
—Mi padre nunca reveló cómo llegó a sus manos, deduzco que tu abuela se lo entregó para que lo ocultara. De ser así, desconozco sus motivos.
Marcus miró a Diora y luego el libro.
—Tardaré mucho en comprender lo que dice aquí, doctor.
—¿Por qué?
—Desde pequeño me resulta muy difícil leer, en mi cabeza el orden de las palabras y las letras se alteran. Cuando mi padre se enteró de que esto no tiene cura, exigió que lo mantuviera en secreto. —Lucía apenado—. Pocas personas lo saben.
—Entiendo. No sientas vergüenza, esa condición se llama dislexia y es más común de lo que piensas.
Diora acarició la mano de Marcus y lo miró con pesar.
—¿Lo ves, amor mío? Es lo mismo que te he dicho millones de veces. Como veo que no me has hecho caso, te ruego que escuches al doctor Cavini.
Marcus frunció el entrecejo y la miró con expresión cortante para ocultar la vergüenza que le originaba exponer aquello que consideraba un defecto.
—Ya, entiendo, pero no estamos reunidos aquí para hablar de eso. Todavía espero respuestas.
Diora respiró profundo, resignada.
—Doctor, ¿podría comentarle con brevedad el contenido, como hizo conmigo? Después Marcus leerá este diario con detenimiento.
—Por supuesto. Como comenté, lo leí de arriba abajo al menos un centenar de veces… Es muy importante que sepas que el diario no presenta fechas, eso hace imposible precisar el momento en que fue escrito.
Marcus escuchaba atento.
—Kurt es el nombre del ser sobrenatural del cual desciendes, pertenece a una raza celestial llamada caballeros de luz. Mucho tiempo atrás, él y otros dos caballeros de luz vinieron a la Tierra para recobrar una esfera que contenía un gran poder del universo, había sido robada de su lugar de origen por un ser malvado y poderoso llamado Xirus. Una vez en nuestro mundo, se hicieron pasar por humanos para hallarlo. En ese período Kurt se enamoró de una humana que conoció mientras compraba frutas, leerás detalles de su encuentro más adelante. En el diario, se refiere a ella como “mi lucero” y dice que quedó prendado de su belleza y la amó… se amaron. Su romance fue secreto, pues quebrantaba todas las reglas.
»Tiempo después, los caballeros de luz hallaron a Xirus, se había aliado con Satro, un mago oscuro que era líder y miembro más poderoso de una secta de hechiceros corrompida. Satro hechizó a Xirus para que fuera más poderoso, pero esto no fue suficiente. Kurt y sus hermanos, como los llama en el diario, lucharon contra él. Cuando Xirus yacía en el suelo malherido, le arrebataron la esfera y la resguardaron de inmediato. Sin embargo, justo antes de propinarle la estocada mortal, experimentaron malestares. Solo en ese momento se dieron cuenta de que la espada que Xirus utilizó contra ellos contenía cenizas de serpiente, una sustancia de alta toxicidad para los caballeros de luz cuando no presentan su forma celestial. El veneno disminuyó sus fuerzas, los paralizó y, por último, los convirtió en piedra. Kurt asegura que se experimenta mucho dolor en el proceso.
»En ese momento, no pudieran actuar y se transformaron en piedra. Poco después, Kurt despertó con sabor a miel en su boca, la mujer que amaba estaba a su lado. La humana a quien tu ancestro llamaba mi lucero, acudió al lugar del enfrentamiento y lo rescató. No le fue fácil, tuvo que atar la estatua a su caballo y llevarla ante una bruja, quien dio con el antídoto; gracias a eso, Kurt regresó a la normalidad. Al indagar sobre el destino de sus hermanos, la humana aseguró que no estaban en el campo de batalla cuando lo encontró. Kurt retornó allí en múltiples ocasiones, pero jamás halló siquiera una pista sobre su paradero. Experimentó culpa y mucho dolor por este hecho.
»Poco tiempo después, descubrió que era incapaz de volver a su forma real, estaba condenado al estado terrenal. Creyó que era un castigo por enamorarse de una humana, así que su dolor y culpa incrementaron, esto lo repite en el diario. luego contrajo matrimonio con la mujer que amaba y formaron una familia, pero una parte de su alma estaba muerta, jamás se perdonó lo que había ocurrido.
»En las últimas líneas del diario escribe que no le quedaban fuerzas para seguir plasmando en papel sus memorias, esperaba su muerte con ansias.
—Entonces los caballeros de luz son ángeles. —Marcus estaba desconectado de la sentida narración del doctor Cavini.
—¡No! Aunque ambos son seres celestiales y sus funciones tienen algunas similitudes, los caballeros de luz no son ángeles. Los ángeles permanecen en el mismo lugar a la espera de órdenes para desplazarse entre las naciones, mientras los caballeros de luz se encuentran repartidos en las naciones a la espera de recibir llamados para reunirse y cumplir misiones. Otra diferencia es que los ángeles poseen alas y armaduras doradas, mientras que los caballeros de luz pueden volar sin ellas y usan armaduras blancas. En el diario, Kurt también menciona que los ángeles no son tan hermosos como muchos creen, algunos poseen hasta cinco ojos. Además, asegura que su especie es más atractiva y se desempeña mejor en la música. Es más, acabo de recordar algo muy importante que debes tener en cuenta: la música es vital para los caballeros de luz, es una especie de alimento que incrementa sus fuerzas y los traslada a un estado puro que les permite ver las situaciones con claridad.
—Suena como si los caballeros de luz y los