Pensamiento educativo en la universidad. Fabiola Cabra Torres
relevante en los innumerables temas emergentes del desarrollo rural en nuestro país, con sustento en una pedagogía rural construida en Colombia, dirigida a la construcción de paz de este momento, como se destaca en uno de los testimonios:
Yo le apostaría a una pedagogía orientada a las tres dimensiones que ya mencioné, que retomo de Fraser y que están articuladas entre sí: reconocimiento, redistribución y participación de la gente del campo. […] La universidad en general y la Javeriana en particular podrían participar y construir desde la experiencia de las gentes del campo alianzas continuas para que los estudiantes y profesores pudiesen acercarse más al campo y a las problemáticas de las comunidades rurales para pensar un proyecto de mediano plazo, que pueda generar un impacto significativo. […] Este es un momento histórico en el que el compromiso de la universidad con sus muchos actores y posibilidades no solo aporta al mundo rural, que en ese proceso va a resultar beneficiado, por lo que significa la formación integral y la práctica de estudiantes en tantas disciplinas y el ejercicio docente e investigativo de sus docentes que podrían construir un diálogo interdisciplinario. (F. E. Osorio Pérez)
Estas reflexiones de los maestros universitarios nos advierten sobre la importancia de poner en juego la creatividad social, tanto del estudiante como del profesor y el egresado universitario, en tiempos desafiantes. Esperamos que sean fuente de inspiración, de ahí la invitación a profundizar en la lectura de esta obra, mediante la cual buscamos que las diversas vidas y testimonios de maestros y maestras estén presentes en la memoria de las comunidades universitarias.
FABIOLA CABRA TORRES
Profesora titular, Facultad de Educación
Pontificia Universidad Javeriana
NOTAS
1 Søren Kierkegaard (1962 [1848]), The point of view for my work as an author. Nueva York: Harper, p. 27. Trad. R. Jaramillo. Disponible en http://eleazarojedasalamanca.blogspot.com/2009/08/maestro.html
2 Fernando Savater (1997). El sentido de educar. Barcelona: Ariel.
3 Carles Feixa (2014). De la Generación @ a la # Generación. La juventud en la era digital. Barcelona: NED.
4 Francisco de Roux, S. J. (2008). La responsabilidad de los científicos sociales en la actual situación del país. Orientaciones Universitarias 24, 1-9.
5 De Roux, S. J. La responsabilidad de los científicos sociales, p. 5.
Educación y pedagogía
Alfonso Quintana Cárdenas, S. J.,
in memoriam
EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA
FABIOLA CABRA TORRES
Profesora titular
Pontificia Universidad Javeriana
Al padre Alfonso Quintana Cárdenas, S. J., se le reconoció por su profunda pasión por la educación. Filósofo y licenciado en Teología de la Universidad Gregoriana en Roma, obtuvo su título de máster en Educación en la Fordham University, en 1950, y recibió el doctorado honoris causa de la Universidad Católica de Chile. Fue prefecto de estudios de los colegios de la Compañía de Jesús de Colombia, profesor y asesor espiritual del Colegio Berchmans de Cali, del Colegio Máximo y del Colegio Mayor de San Bartolomé. Se desempeñó como presidente de la Confederación Nacional Católica de Educación (Conaced) y durante 19 años, de 1967 a 1985, fue decano académico de la Facultad de Ciencias de la Educación1, creada en 1965.
Se destacó por su carisma cercano y cordial, amigo de sus múltiples estudiantes y de los profesores, a quienes acompañaba desde su virtud de consejero. Recibió en 1994 la Orden Universidad Javeriana en el grado de comendador, en reconocimiento de sus aportes a la educación en Colombia y por promover la presencia de la Universidad Javeriana en las regiones del país. Sin lugar a dudas, pueden contarse como sus mayores aportes a la educación sus profundas reflexiones acerca del valor formativo del bachillerato y su constante preocupación por la figura y formación del maestro, fruto de la cual se creó un programa dirigido a los maestros rurales de primaria, aquellos a quienes el sistema educativo colombiano tenía en el olvido.
EL VALOR FORMATIVO DEL BACHILLERATO
La amplia experiencia del padre Alfonso Quintana Cárdenas, S. J., en los colegios de la Compañía de Jesús le permitió comprender los problemas de la educación media colombiana. Se interesó por la significación reflexiva del bachillerato como punto vertebral de conexión entre la enseñanza primaria y la universitaria y destacó la importancia de la integración entre la educación elemental y secundaria con los estudios superiores, de modo que se pudiera configurar sólidamente la función educativa en la realización de una formación con compromiso cultural y ciudadano, de cara a las condiciones cambiantes de la sociedad moderna e internacional, en las que veía un amplio valor formativo.
Su preocupación se centró en la actividad de los docentes, muchos de ellos aún arraigados a una larga tradición de enseñanza disonante con las escuelas nuevas de pedagogía, obstáculo para la implementación de mejores propuestas didácticas que permearan la fisonomía de las instituciones y, desde allí, enriquecieran los planteles educativos con los últimos avances de las ciencias pedagógicas. Afirmaba que
para que los estudios secundarios llenen a cabalidad su función formativa urge revisar otros aspectos, tales como textos y programas, los sistemas metodológicos, la formación de hábitos de estudio y de trabajo, la recta valoración de los conocimientos adquiridos por el alumno por medio de las calificaciones y de los exámenes, la dotación de material didáctico, la eficiente organización escolar y, sobre todo, la preparación adecuada del profesorado.2
Le preocupaba el excesivo contenido memorístico de la educación, la estructura escalonada, ordenada e intensiva del sistema, con la consiguiente saturación de información, que consideraba perjudicial para el crecimiento de los escolares. Explicaba que
un plan que fija un número excesivo de clases y actividades, llenará casi por completo el horario escolar y hará imposible la implantación de nuevos métodos didácticos que, como dijimos, son los que dan fisonomía propia a los colegios y los que vienen a enriquecer nuestros planteles con los últimos avances de las ciencias pedagógicas.3
Le preocupaba el excesivo contenido memorístico de la educación, la estructura escalonada, ordenada e intensiva del sistema, con la consiguiente saturación de información, que consideraba perjudicial para el crecimiento de los escolares.
Se opuso a un tipo de bachillerato anquilosado con un plan de estudios congelado y poco versátil, que se caracterizaba por de la rigidez de la implantación de estrictas normas pedagógicas. De ahí que llamara la atención sobre su diversificación, pues consideraba que no era posible llevar a todos los jóvenes en un mismo trayecto sin distinción de sexo, medios sociales, capacidades, aptitudes y aspiraciones. Al respecto señalaba:
Es conveniente tener en cuenta que hoy resulta imposible preparar a los jóvenes para las múltiples necesidades de la vida moderna con un tipo único de bachillerato. La amplia gama de necesidades y la variedad de nuevas profesiones que se abren ante los ojos de la juventud impusieron, desde hace años, en las naciones europeas la diversificación de los estudios que preparan para las carreras universitarias.4
El padre Quintana hizo un análisis profundo de la crisis que transitaba la educación media del sistema colombiano. Subrayó como causas de su fracaso: el enciclopedismo pedagógico que se abraza a la acumulación excesiva de asignaturas, el fraccionamiento del conocimiento, la imposición de programas especializados que exigían gran intensidad horaria, la falta de planes estructurados de corte humanístico moderno y científico. En fin, consideraba que se trataba de un sistema cíclico que incidía en el poco rendimiento de los estudios de secundaria. En su opinión, la superficialidad en los estudios de bachillerato se daba por
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