Manual profesional del masaje. Jesús Vázquez Gallego

Manual profesional del masaje - Jesús Vázquez Gallego


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y tendones.

      Pero tal vez la mayor aplicación sea como medio de derivación circulatoria para mejorar la circulación venosa de retorno y la linfática. Puede usarse con precauciones (sin provocar dolor) después de microtraumatismos o inflamación en áreas articulares y edematosas. No obstante, la fuerza que se aplica aquí es mayor que en el roce superficial, ya que es necesario llegar a tejidos más profundos.

      En caso de que la frotación o roce profundo se aplique como técnica de retorno venoso-linfático, los movimientos serán más lentos y siguiendo la dirección de los trayectos vasculares, hacia el corazón (equivale al vaciaje venoso del quiromasaje) (fig.4.11).

      La frotación o roce profundo, aplicado a problemas no vasculares, suele realizarse con las yemas de los dedos juntas, la palma de la mano (más difícil y menos eficaz) o los nudillos.

      Se puede realizar de forma lineal, en zigzag, en espiral o circular preferentemente. Con una o ambas manos que se alternan, o simultáneamente sobre dos áreas contiguas y opuestas (por ejemplo en ambas caras de la rodilla), o bien se utilizan las últimas falanges del pulgar, o uno o varios dedos, sobre pequeños campos. En ocasiones se frota y se estira con los antebrazos (fig. 4.12).

      Figura 4.11a-b. Frotación

      Figura 4.12. Frotación circular

      La fuerza e intensidad de las presiones que se realizan dependen de la patología a tratar, de la sensibilidad del paciente y del estado de la piel.

      Es útil la frotación en técnicas de calentamiento articular previo a la sesión de rehabilitación, movilización articular y en el calentamiento del deportista que va a competir, con el fin de favorecer la oxigenación del músculo.

      Otra aplicación importante es como técnica de masaje de descarga postcompetición con el fin de descongestionar la circulación periférica y favorecer la salida de detritos.

      Fricción

      En ella los dedos del masajista no se desplazan sobre la piel, sino que permanecen fijos sobre ella.

      Con esta maniobra lo que se pretende es un desplazamiento de la piel sobre las estructuras profundas. Este desplazamiento será tan amplio como la laxitud existente en el tejido celular subcutáneo lo permita.

      En la fricción no es la mano del terapeuta la que provoca directamente el efecto deseado de masaje, sino que es la cara interna de la piel del paciente la que fricciona o frota sobre los planos subyacentes más profundos al deslizarse sobre estos.

      El masaje de fricción se realiza con el pulpejo del índice, apoyado en su acción por el segundo dedo (o a la inversa) (fig. 4.13).

      Figura 4.13. Fricción con el primer dedo apoyado por el índice

      Otras veces se realiza con ambos pulgares que se deslizan sobre el tejido celular subcutáneo, mientras los otros cuatro dedos permanecen apoyados sobre la piel (fig. 4.14).

      La presión será siempre firme, rítmica y profunda. En zonas amplias se aplica con el talón de la mano, puño o codo (fig. 4.15).

      Los movimientos de fricción tienen habitualmente como objetivo despegar la piel de los planos profundos subyacentes. Suelen ser movimientos breves y precisos sobre zonas muy concretas, en general profundas, a las que se llega con maniobras correctamente ejecutadas. Puede realizarse de forma rápida y enérgica (hiperemia) o lenta y suave (relajación, analgesia), con movimientos longitudinales a la lesión (músculo) o transversales (tendón), circulares o elípticos.

      Figura 4.14. Fricción con ambos pulgares

      Una variedad importante que se describe en otro capítulo es la fricción transversa profunda de Cyriax.

      Figura 4.15. Fricción con los puños

      Amasamiento (petrissage)

      La base de esta maniobra es la compresión y estrujamiento en masa de la piel, el tejido celular subcutáneo y el músculo, o músculos subyacentes, hasta llegar a la profundidad del hueso.

      La presión que requieren las maniobras de amasamiento exige una mayor fuerza de las manos e intensidad de las maniobras que la modalidad anterior.

      Los músculos deben ser trabajados con destreza, lentitud y presión enérgica adecuada. Cuando las maniobras de masaje se realizan de forma incorrecta, como puede ser ejecutar pellizcos agresivos más que amasamientos, además de provocar un aumento del tono y la contractura musculares, pueden producirse microrroturas de las fibras musculares.

      La maniobra se realiza inicialmente aprehendiendo entre los dedos la masa muscular (el pulgar se opone a los otros cuatro). A continuación se juntan los dedos (el pulgar se cierra y aproxima a los otros cuatro), para luego aflojar, disminuyendo la presión, y los dedos sueltan el músculo, pero la palma continúa presionando el músculo intensamente. A continuación, la mano se desplaza 2-3 centímetros hacia el área vecina para repetir la maniobra, a modo de amasamiento de reptación (fig. 4.16).

      La maniobra puede ser realizada con una o ambas manos. Al emplearse el pulgar se hace presa contra el resto de los dedos de la mano, se traccionan los tejidos y elevan los tejidos subyacentes. Los cuatro dedos seguirán a lo largo del borde muscular o grupo muscular y el pulgar por el borde opuesto, hasta el origen del músculo. Si una vez realizada esta última presa se hace un movimiento de torsión, la maniobra se denomina “retorcimiento” o “amasamiento de torsión” (fig.4.17).

      Figura 4.16. Amasamiento nudillar con reptación longitudinal

      El pulgar y los otros cuatro dedos han de trabajar sincrónicamente aproximándose y soltándose. Si en el amasamiento con ambas manos los pulgares buscan los otros dedos avanzando longitudinalmente a lo largo de un músculo de un miembro, estamos ante el amasamiento longitudinal, que se aplica casi exclusivamente en el vientre muscular. Es muy útil en masaje deportivo.

      Figura 4.17. Amasamiento con “retorcimiento” o “amasamiento de torsión”

      Otra técnica es el amasamiento transversal. En él los pulgares, centímetro a centímetro, van “recorriendo” todo lo ancho del músculo, separando las fibras.

      La tercera modalidad utilizada también en medicina del deporte es aquella en la que el músculo es amasado-sacudido entre el pulgar y el índice.

      La dirección del amasamiento no ha de ser forzosamente centrípeta. En esta maniobra el tratamiento puede comenzar proximalmente (en una extremidad) y continuar en sentido distal.

      El amasamiento moviliza eficazmente los líquidos intersticiales, llegando en algunas modalidades a “exprimirlos”. No está indicado en músculos excesivamente dolorosos, ya que por su intensidad puede provocar una reacción contraria a la deseada (hiperalgesia), como por ejemplo, en agujetas y calambres.


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