Equilibrio y movilidad con personas mayores. Debra J. Rose
Enfermedad de Parkinson
Bradicinesia. Enlentecimiento extremo del movimiento.
Marcha festinante. Aumento anormal y voluntario de la velocidad de la marcha.
La enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad neurológica progresiva producto de una reducción de la disponibilidad de un neurotransmisor vital llamado dopamina en la sustancia negra de los ganglios basales. Debes esperar que los participantes en tu programa con esta enfermedad muestren uno o más de los siguientes síntomas: temblor estático, bradicinesia (lentitud de movimientos), anomalías en la marcha y el equilibrio y aumento de la rigidez. Son posibles problemas a los que te enfrentarás: dificultad al iniciar los movimientos; patrón de marcha lenta y torpe con pasos cortos festinantes (precipitados e incontrolables); reducción del balanceo de los brazos, y una incapacidad general para mover las extremidades con rapidez y responder con eficacia a la pérdida inesperada del equilibrio.
Como el equilibrio y la movilidad resultan particularmente afectados por la presencia de EP, el riesgo de caídas es muy elevado en este grupo de posibles participantes, y requiere medidas de seguridad adicionales para garantizar un entorno fiable. Estos participantes deben emplear algún apoyo adicional como una silla o pared cuando realicen ejercicios de equilibrio en bipedestación, así como una estrecha supervisión durante cualquier actividad para la mejora y variación del patrón de la marcha. Lo que todavía aumenta más la dificultad para el profesor con participantes con EP es que es probable que los síntomas varíen de una a otra clase o incluso en la misma sesión dependiendo del momento del ciclo de la medicación del participante. También será necesaria una cuidadosa detección sanitaria de los adultos con EP para asegurarse de que son candidatos apropiados para ciertos ejercicios. En algunos casos, lo más adecuado para los adultos mayores con EP son clases individuales con un fisioterapeuta (si el deterioro del equilibrio es lo bastante grave) o un entrenador personal bien preparado.
Diabetes
Durante la década pasada ha aumentado considerablemente el número de adultos mayores a quienes se diagnostica diabetes, y muchos clientes de tu programa probablemente estén afectados por esta enfermedad metabólica crónica. Existen dos tipos de diabetes mellitus: tipo I o diabetes insulinodependiente, y tipo II o no insulinodependiente. La diabetes tipo I es la más grave de las dos y precisa un cuidadoso tratamiento médico. El ejercicio, combinado con una dieta adecuada para controlar la glucemia, ha demostrado ser particularmente beneficioso para los diabéticos. Los beneficios comprenden mayor tolerancia a la glucosa y una respuesta menor a ésta. Es probable que los adultos mayores implicados en programas de ejercicio intenso reduzcan el nivel global de grasa, lo cual en ocasiones deriva hacia la necesidad de dosis menores de insulina o medicamentos orales. Además de sus otras enfermedades, a Larry también se le diagnosticó diabetes tipo II en 2002.
Hipoglucemia. Está causada por niveles bajos de glucemia. Puede deberse a un exceso de insulina (o medicamentos orales), a una ingesta insuficiente de alimentos (respecto a la dosis medicamentosa) o al exceso de actividad física (respecto a la dosis medicamentosa).
Como profesor del programa FallProof, debes conocer algunos de los efectos secundarios adicionales asociados con la diabetes, así como los signos y síntomas de la hipoglucemia. Son signos y síntomas de hipoglucemia los siguientes:
Signos y síntomas de hipoglucemia | |
Ansiedad, desasosiego | Sudoración, palpitaciones |
Irritabilidad | Cefaleas |
Náuseas | Pérdida de coordinación motora |
Hambre extrema | Pulso rápido y fuerte |
Confusión | Insomnio |
Piel húmeda y pálida | Diplopía |
La hipoglucemia ocurre cuando el nivel de glucosa en la sangre cae por debajo de 60 miligramos por decilitro. Los expertos consideran que este cuadro es mucho más problemático que la hiperglucemia (nivel elevado de glucosa en la sangre), porque sobreviene con rapidez y provoca una reacción de la insulina ante la presencia insuficiente de glucosa en la sangre o ante el exceso de insulina circulante por el cuerpo (Rimmer, 2005). También necesitarás saber si alguno de los participantes en el programa diagnosticados de diabetes está experimentando una pérdida importante de visión (retinopatía diabética) o pérdida de sensibilidad, sobre todo en los pies. Los ejercicios que implican permanecer de pie o moverse por una superficie blanda pueden ser problemáticos para los participantes con reducción o ausencia de la visión, o con pérdida de sensibilidad en los pies, porque no les resulta posible obtener buena información acerca de la superficie. Los participantes que presenten úlceras sin curar en los pies necesitarán ejercitarse sentados para evitar nuevas complicaciones. Ciertos ejercicios de coordinación entre cabeza y ojos descritos en el capítulo 5 pueden ser también ineficaces si es evidente una pérdida grave de visión.
Hiperglucemia. Niveles altos de glucosa en la sangre.
Como precaución general, comprueba siempre que los diabéticos hayan ingerido un aperitivo ligero antes de la clase o que tomen uno si aparecen síntomas de hipoglucemia durante la sesión de ejercicio. También hay que animar a los clientes diabéticos a llevar un glucómetro portátil a clase para comprobar los niveles de glucosa antes y después del ejercicio. El ejercicio no se debe iniciar si el nivel de glucosa en sangre no se encuentra en unos límites seguros (es decir, menos de 100 o más de 300 miligramos por decilitro). Aunque la intensidad de las actividades de equilibrio en este programa a menudo ejerciten más la mente que el cuerpo, debes vigilar a los clientes diabéticos y asegurarte de que estén siempre hidratados cuando hagan ejercicio.
Trastornos vestibulares
Enfermedad de Menière. Trastorno del oído interno que provoca un desequilibrio grave que puede durar de 30 minutos a 72 horas durante una crisis.
Vértigo posicional benigno (VPB). Enfermedad del oído interno que causa vértigo (ilusión de movimiento) cuando se produce un rápido cambio de posición de la cabeza.
Otoconia. Cristales de carbonato cálcico en las membranas otolíticas del oído interno.
La última serie de enfermedades que expondremos en esta sección son los trastornos del sistema vestibular. Aunque a menudo sea difícil identificar por qué un adulto mayor experimenta problemas en el sistema del oído interno, debes aprender a salvaguardar a los participantes sin hipertensión de que experimenten vértigo. En los adultos mayores, la disfunción vestibular está causada por enfermedades específicas del oído interno como la enfermedad de Menière o enfermedades vasculares del laberinto, que es un área importante del sistema vestibular (Diener y Nutt, 1997). En algunos casos, un trastorno transitorio de la función vestibular es el vértigo posicional benigno (VPB), una afección por pequeños cristales (otoconia) que se depositan en los conductos semicirculares y producen vértigo durante ciertos movimientos de la cabeza. Aunque el último problema pueda tratarlo con facilidad un fisioterapeuta preparado, no es infrecuente ver a adultos mayores que padecen el problema desde hace tiempo y no han recibido tratamiento.
Aunque quede fuera del alcance de tus cometidos profesionales especular sobre la causa de vértigo de un adulto mayor durante una clase, debes vigilarlo con atención, sobre todo durante las actividades que requieran inclinar la cabeza o girarla con rapidez, o en actividades en que la visión esté ausente y la superficie del suelo sea blanda o inestable. Los adultos mayores con alteraciones del sistema vestibular corren mayor riesgo de perder el equilibrio durante estos tipos de actividades. Una cuidadosa revisión de los resultados de pruebas seleccionadas de la Escala de Equilibro Avanzado de Fullerton (EAF), del que hablaremos con más detalle en el capítulo siguiente, ayudará a identificar a las personas que experimentan problemas con la información del sistema vestibular para el equilibrio. Aunque en el cuestionario de la señora Phoebe no aparezca un diagnóstico vestibular específico, ella señaló que había sufrido una crisis grave de vértigo en 1993 que afectó su equilibrio y movilidad. Necesitará estrecha