Equilibrio y movilidad con personas mayores. Debra J. Rose
transitoria. Las personas que sufren este episodio pueden mostrar síntomas de debilidad, parálisis temporal o pérdida del habla, y confusión.
Figura 2.2. La instalación de elementos que eleven la altura de la taza del váter (a) aumenta la seguridad durante las actividades realizadas en el baño y (b) reduce el riesgo de caídas durante las maniobras de transferencia.
Dada la prevalencia de ictus en la población adulta mayor (aproximadamente tres cuartas partes de todos los accidentes cerebrovasculares se producen en adultos mayores de 65 años; Centers for Disease Control and Prevention, 2008), es probable que tengas en tus clases a adultos mayores que hayan sufrido un ictus y que a menudo mostrarán debilidad o incluso parálisis en una o más extremidades de un lado del cuerpo. Dependiendo de la localización del ictus, también pueden resultar afectados el lenguaje, la cognición y la memoria. Las personas con alteraciones de la cognición suelen ser impulsivas o no calculan bien su capacidad. Otras personas que experimentan pérdidas de memoria pueden tener problemas para completar el cuestionario de salud y actividades sin ayuda de alguien, o para seguir las órdenes verbales en las clases. Lo lógico es que su progreso sea mucho más lento que el de los clientes sin alteraciones cognitivas ni de memoria.
Conocer la naturaleza exacta de los déficits que sufren los clientes después de un accidente cerebrovascular te ayudará a decidir la progresión de ejercicios más apropiada y, más importante aun, qué ejercicios deberían suprimirse. Con estos conocimientos ofrecerás un ambiente seguro a tus clientes. Recordarás que Larry Divine, el segundo caso descrito en el capítulo 1, sufrió un ictus en 2004 que le dejó debilitado el costado derecho. Su ictus se debió al bloqueo de una arteria principal del hemisferio izquierdo del cerebro.
Enfermedad cardiovascular
Hipertensión (HTN). Se diagnostica cuando la tensión arterial sistólica es mayor de 140 mmHg y la tensión arterial diastólica es mayor de 99 mmHg.
Debido a la elevada prevalencia de enfermedades cardiovasculares en adultos mayores (aproximadamente el 84% de las muertes por enfermedad cardiovascular se produjeron en personas de 65 años o más [American Heart Association, 2002]), muchos clientes del programa FallProof rellenarán uno o más de los apartados sobre cardiopatías cuando completen el cuestionario sobre salud y actividades al inicio del programa. Los clientes con cardiopatías pueden experimentar fatiga o mostrar respiración entrecortada cuando hagan ejercicio, sobre todo en casos de insuficiencia cardíaca congestiva. En personas con hipertensión (HTN), la tensión arterial tiene que tratarse médicamente para que puedan participar en el programa. Repasa la sección de medicamentos del cuestionario para determinar el tipo de medicinas prescritas para controlar la hipertensión. Al mismo tiempo, revisa si algún cliente toma anticoagulantes para prevenir la formación de trombos. Estos clientes serán susceptibles de sufrir una hemorragia excesiva si sufren algún corte, por lo que necesitarás precauciones adicionales para garantizar su seguridad durante las clases.
Insuficiencia cardíaca congestiva (ICC). Se produce cuando el corazón no puede administrar suficiente oxígeno a los tejidos del organismo.
Aunque el programa no comprenda ejercicios de gran intensidad, necesitarás controlar a los clientes que tengan antecedentes de cardiopatía. Asegúrate de comprobar con regularidad si ha habido algún cambio en el tipo o las dosis de los medicamentos que les hayan prescrito. Recuerda que la señora Phoebe refirió que padecía hipertensión y que había tenido un ataque grave al corazón en 2006 que comprometió en gran medida su equilibrio y movilidad. Se le diagnosticó con posterioridad insuficiencia cardíaca congestiva (ICC). Familiarízate con esta enfermedad para saber cómo responderá la señora Gain a la evaluación inicial y si necesitarás adoptar precauciones adicionales para efectuar las evaluaciones descritas en el siguiente capítulo.
Artritis
Más del 21% (46,4 millones) de los adultos de Estados Unidos padecen artritis diagnosticada por un médico y por el autoinforme del paciente (Helmick y otros, 2008). La osteoartritis afecta aproximadamente al 50% de los adultos mayores de 65 años y al 80% de los mayores de 75 años (Brandt y Slemenda, 1993). Esta forma de artritis suele afectar las articulaciones en carga, reduciendo su capacidad para transmitir o absorber adecuadamente las fuerzas asociadas con impactos. Factores predisponentes a esta enfermedad son la obesidad, la hipermovilidad, los traumatismos, el uso excesivo, las infecciones, las inflamaciones y la genética. El dolor articular que acompaña la osteoartritis comporta invariablemente mayores niveles de inactividad y una reducción de la fuerza, el grado de movilidad y la resistencia cardiovascular. Aunque se ha demostrado que el ejercicio es una intervención eficaz, no cura la enfermedad.
Los programas en tierra consistentes en preparación aerobia, ejercicios de resistencia y ejercicios de flexibilidad han cosechado mejoras funcionales moderadas; los programas de ejercicios acuáticos también han logrado mejoras moderadas en la fuerza y la flexibilidad, sobre todo en adultos mayores con daños articulares de moderados a graves (Deyle y otros, 2000; Ettinger, Burns y Messier, 1999). También se han documentado mejoras significativas en la función física y el dolor tras la asistencia a programas de ejercicio acuático (Foley, Halbert, Hewitt y Crotty, 2003; Fransen, Nairn, Winstanley, Lam y Edmonds, 2007). También Phoebe y Larry sufren ambos osteoartritis en múltiples articulaciones. Aunque Phoebe informó de que no experimentaba mucho dolor a diario, la señora Phoebe indicó que sentía ciertos dolores que la obligaban a buscar ayuda para terminar las tareas domésticas.
En contraste con la osteoartritis, las deformidades articulares asociadas con la artritis reumatoide (AR) suelen ser más graves y afectar toda la articulación. Como la AR se caracteriza por un proceso inflamatorio generalizado, suele afectar múltiples articulaciones del cuerpo. La naturaleza sistémica de la enfermedad también genera síntomas como fatiga, trastornos del sueño y anemia. Como en el caso de la osteoartritis, se ha comprobado que el ejercicio es una intervención eficaz para los adultos mayores con artritis reumatoide. Se han registrado mejoras moderadas en la capacidad aerobia y la fuerza muscular sin efectos indeseables en la progresión de la enfermedad (Van den Ende, Vliet Vieland, Munneke y Hazes, 1998; Brady, Kruger, Helmick, Callahan y Boytaugh, 2003).
Las actividades de equilibrio y movilidad presentadas en el programa FallProof también han demostrado su eficacia en adultos mayores con osteoartritis o artritis reumatoide (Rose, Jones y Lemon, 2001). Además de las mejoras significativas en el nivel de fuerza y flexibilidad, los adultos mayores artríticos que hemos estudiado también mostraron mejoras en el equilibrio y una reducción del riesgo de caídas pasadas ocho semanas de entrenamiento. La naturaleza multidimensional, de bajo impacto y poco repetitiva del programa FallProof parece ser un método eficaz para atender las necesidades especiales de los adultos mayores artríticos.
El objetivo principal de todo programa de ejercicio para adultos mayores artríticos es limitar la progresión de los daños existentes en las articulaciones afectadas. Teniendo esto presente, tu meta como profesor debe ser seleccionar actividades que favorezcan la conciencia de la alineación ortostática, potencien una buena mecánica corporal cuando se practiquen actividades dinámicas y logren un aumento de la fuerza y la flexibilidad. Cuando se dirijan actividades de fuerza asociadas con el programa, anima a este grupo de participantes a realizar un número mayor de repeticiones (hasta inducir fatiga) con bandas/tubos elásticos o mancuernas que ofrezcan un nivel menor de resistencia. Esto es especialmente importante cuando se utilicen tubos elásticos, porque el nivel de resistencia aumenta al estirarse la banda. La máxima resistencia se encuentra al final de la amplitud del movimiento, cuando el músculo que se ejercita supera su grado de ventaja mecánica.
También se debe aconsejar a los participantes artríticos que dejen de practicar ejercicios que agudicen el dolor. En algunos casos, podrás modificar el ejercicio, mientras que en otros, tendrás que eliminarlo porque el plano de movimiento requerido irrita la articulación. Observa a estos clientes durante las progresiones de los ejercicios que pienses que pueden