Futbolera. Brenda J. Elsey
belleza griega clásica, en la medida en que las posturas hacían eco de las poses y atuendos figurativos griegos. Además de la estética supuestamente clásica, la óptica victoriana de la blancura y la fragilidad también influyó en la cultura visual chilena. Por el contrario, la “esposa castradora” se representaba con sobrepeso, gritando y casi siempre en la esfera privada de la casa o en un lugar muy local. Estas mujeres con frecuencia fueron representadas con rodillos para amasar y escobas para reforzar su supuesto lugar en el hogar. Los caricaturistas y humoristas también retrataban a la esposa enojada con rizadores en el pelo o zarrapastrosa. Las deportistas aparecían ocasionalmente en los medios visuales, pero encajaban incómodamente con los modelos dicotómicos.
En la cultura popular, las deportistas rompieron las imágenes comunes y se presentaron como excepcionales, en el mejor de los casos, y como monstruosas, en el peor. Al no encajar con precisión en los moldes “angelicales” o castrantes, los medios y los clubes deportivos presentaron a las atletas como “amazonas” que existían fuera del desarrollo normal. Por ejemplo, la revista deportiva más popular en la década de 1920, Los Sports, comenzó a publicar en 1928 la “atleta” del mes en topless, a veces con una lanza, otras veces a caballo. Las fotografías reforzaron la idea de que las deportistas eran exóticas, en lugar de presentarlas con el equipamiento estándar, como una raqueta de tenis o una jabalina. Al hacer que las mujeres posaran en topless, también las objetivaron y sexualizaron. En lugar de pensar en las deportistas como atléticas, estas imágenes sugirieron que se debían considerar como objetos de deseo y/o ridículo. Las asociaciones deportivas internacionales también reforzaron la imagen de las deportistas como amazonas, por ejemplo, la Asociación Ecuestre Internacional, prohibió que las mujeres, a las que llamó “amazonas”, compitieran en eventos masculinos60. Las asociaciones deportivas internacionales y la prensa aceptaron ampliamente el término amazona para referirse a una jinete. El dominio de los equipos militares latinoamericanos en eventos ecuestres creó dificultades al describir a sus contrapartes femeninas. Quizás la amazona ficticia, exótica y anacrónica proporcionaba una plantilla no amenazante para las jinetes.
La chica moderna, un reflejo de la urbanización y los cambios femeninos en la década de 1920, también desafió las imágenes polarizadas de las mujeres chilenas en la prensa deportiva. Los periodistas y directores deportivos expresaron una espantosa hostilidad hacia la chica moderna que asistía al estadio. Las caricaturas misóginas crearon fantasías de violencia contra espectadoras jóvenes y solteras. Por ejemplo, una caricatura de la época muestra a una mujer con cabello corto y maquillaje entrando al estadio, que recibe un pelotazo en la cara cuando se sienta a mirar el partido. El chiste es que su maquillaje ha dejado una réplica de su cara en la pelota, que ahora se lanza y patea61. Con frecuencia, los chistes de dibujos animados o anécdotas en la prensa deportiva y las revistas de club giraban en torno a la violencia femenina por entrar ilegalmente a los estadios y clubes. Estos chistes mostraban mujeres atadas y amordazadas para evitar que hablaran, ojos negros por todo tipo de percances y muchas heridas en la cabeza provocadas por sus esposos. Al mirar a través de los medios de comunicación, la correspondencia y las autobiografías de la época, es evidente que los hombres veían a los clubes deportivos como un escape de la vida doméstica. La presencia femenina, a menos que fuera un espectáculo, arruinaba ese escape de las obligaciones familiares.
Figura 1.3. Fútbol femenino en Talca, 1900 Cortesía del Museo Histórico Nacional Chile
Cuanto más se aceptaba el fútbol como una forma de desarrollar una masculinidad adecuada entre los jóvenes, más profesores de educación física y directores de clubes alejaban al sexo femenino. Hay evidencia de que las mujeres ya jugaban al fútbol en 1900, y probablemente antes. Los primeros indicios provienen de fotografías que están en el Museo Histórico Nacional de Chile. En una foto aparece el equipo Talca de la escuela normal de esa ciudad con fecha de 1900. El pie de foto lee: “Nunca se nos habría ocurrido que pudiera existir en Chile un club de fútbol formado por jóvenes del hermoso sexo débil”62. No solo dice eso, además critica a las mujeres por “robar” a los hombres todas sus esferas. El tipo de letra indica que el título estaba destinado a ser publicado en una revista. Otra fotografía del museo, tomada dieciocho años después, también muestra futboleras del Team Santiago de Talca63. El pie de foto dice prácticamente lo mismo que la fotografía de 1900, pero las jugadoras son completamente diferentes. Ambas fotografías muestran a mujeres vestidas hasta los tobillos con vuelos y peinados femeninos. En la segunda fotografía, están sentadas alrededor de una mesa. Las fotografías del Team Talca se diferencian del equipo masculino, ya que si bien aparecen en una cancha de fútbol con un balón, visten uniformes escolares y no usan ropa deportiva o insignias. El Team Talca no es la única instancia de fútbol femenino en el cambio de siglo en Chile. En 1905, el Badminton Football Club organizó un partido en que un equipo femenino jugó contra un equipo masculino para recaudar dinero para un hospital infantil64. Aunque es un evento improvisado, sugiere la familiaridad de las mujeres con el deporte. Por lo general, los periodistas cubrían estos equipos como novedades, sin embargo, la evidencia fotográfica sugiere lo contrario. Si jugar fútbol era algo raro, la participación de las mujeres en clubes deportivos no lo era.
Los clubes deportivos generalmente proporcionaban membresía secundaria a mujeres, a menudo agrupadas en categorías con niños, sin derecho a voz ni voto. En muchos de los clubes deportivos más grandes, especialmente los de inmigrantes, como Unión Española y Audax Italiano, las mujeres formaron departamentos secundarios en la década de 1910. Sin embargo, el creciente papel de los militares en el deporte durante la Primera Guerra Mundial y durante la dictadura de Carlos Ibáñez clausuró los equipos femeninos, pues el gobierno se unió a clubes más grandes para canalizar el apoyo hacia la profesionalización. También impulsó los clubes asociados con los regimientos militares y policiales. Por lo tanto, no sorprende que las instituciones deportivas vinculadas a los militares, como la Asociación de Tiro de Estudiantes, recibieran un mayor apoyo del gobierno65. A pesar de la falta de apoyo estatal y la burla de los medios, las deportistas persistieron en la creación de organizaciones para la competencia deportiva. En 1927, las deportistas inauguraron la Asociación Deportiva Femenina (ADF) en Valparaíso66. Las mujeres que eran miembros de la ADF competían en torneos de básquetbol, natación, tenis de mesa, atletismo y voleibol. En una entrevista con Los Sports, la secretaria de la ADF, Azucena Villanueva, declaró que “los hombres creen que no podemos arreglárnoslas sin ellos, pero vamos a demostrar lo contrario”. Vamos a probar que una mujer y un hombre pueden disfrutar del deporte juntos”67. Cuando se le preguntó acerca de otros deportes, como el fútbol, Villanueva declaró: “Todo tiene un límite. Así como hay deportes apropiados para las mujeres, también hay razones que las ayudan a combatir ideas obsoletas”. En la misma entrevista, Villanueva también comentó que la organización fue creada para celebrar el quincuagésimo aniversario de la promulgación de la ley de 1877 que había abierto el acceso de las mujeres a la educación universitaria. En los últimos párrafos de la entrevista, el autor escribió que la conversación con Villanueva “estaba lejos de ser una conferencia sobre feminismo”68.
El antagonismo hacia el feminismo continuó en Los Sports y otros medios de comunicación convencionales, que intentaron persistentemente aislar a las deportistas de proyectos de igualdad de género más grandes al calificarlas como razonables en comparación con las feministas o ignorar las implicaciones más importantes de la participación femenina en el deporte. Los directores de los clubes deportivos parecieran haberse sentido amenazados por el interés feminista en los deportes, pues abogaron por los juegos como correctivos del feminismo. Según ellos las mujeres atletas reconocían su propia inferioridad, a diferencia de las feministas que luchaban por la igualdad, a las que se refirieron como “vulgares”69.
Aunque la Asociación de Deportes Femeninos decidió que el fútbol estaba más allá del alcance de su organización, hay muchas pruebas de que el deporte se difundió rápidamente entre las mujeres. Las feministas, de hecho, abogaron por los deportes femeninos. Unión Femenina de Chile, un grupo de élite que abogó por la educación femenina, tenía una sección deportiva en su boletín informativo que buscaba construir conexiones entre las chicas que jugaban básquetbol, tenis y hacían natación70.
En 1928, un