Las clientelas del general Wilches. Nectalí Ariza
Wilches hubiese participado directamente en actividades políticas durante esos años.
Los primeros datos acerca de la participación política de Wilches corresponden a la etapa fundacional del Estado de Santander, cuando comenzó a actuar como empleado del aparato fiscal en La Concepción. Entonces habían transcurrido cerca de dos años desde sus estudios de derecho en Bogotá27. Su vinculación a la política estuvo signada por la posición preeminente de su familia entre los notables de la región, de los cuales se eligieron funcionarios para los cargos a la burocracia de la provincia desde los primeros años del Estado de Santander. Así, por ejemplo, don Andrés Wilches fue nombrado notario; Joaquín Calderón, agente fiscal; Ezequiel Uzcátegui, recaudador; Ramón Wilches, recaudador, y luego fiscal del circuito; Braulio E. Cáceres, juez, etc.28
Entre los políticos emparentados con la familia Wilches en la década de 1850 sobresalía Rafael Otero Navarro, abogado sangileño, representante a la Cámara por Pamplona y quien en 1853 se encontraba entre los representantes que promovieron la fundación de García Rovira, al separarla de la antigua Provincia de Pamplona. Fue en esa época cuando se instaló en La Concepción con el cargo de secretario de gobierno, nombrado por el gobernador provincial, Eustorgio Salgar. Otero estaba emparentado con la familia Wilches por dos vías, pues se había casado con Natalia Wilches, prima de Solón (hija de Ramón), mientras que más tarde el propio Solón se casó con su prima Rosalina Otero Wilches, hija de Rafael y Natalia29. El suegro de Wilches, Otero, sobresalió en la política, pues además de los cargos mencionados fue durante cerca de dos decenios miembro del Tribunal Supremo del Estado. Esto le garantizó a Wilches y a la red de García Rovira influencia y control en el poder judicial30, un papel que se intercambió más adelante, pues cuando Wilches ascendió al poder del Estado actuaba para asegurar la permanencia de su suegro mediante negociaciones, como lo muestra una carta de Federico Muñoz, jefe de clientelas en San Gil: «Varios amigos del que se suscribe desean que en la próxima asamblea del Estado el secretario sea Juan Nepomuceno Prada, sujeto digno […] como el año entrante se deben hacer las elecciones para miembros del Tribunal Supremo, deben trabajar [los amigos de Prada] por la reelección de Rafael»31.
En la década de 1850 Otero formaba parte de un grupo de liberales que destacaban en la política del conjunto de provincias granadinas, entre los que también contamos al mencionado Eustorgio Salgar, primer gobernador de García Rovira. Los vínculos tejidos entre estos dos hombres son evidentes, pues en el año de 1862 Salgar, desde la presidenciadel Estado, apalancó el nombramiento de Otero como procurador, un cargo decisorio para el gobierno, pues la Procuraduría era la última instancia, donde se aprobaban los presupuestos ejecutados. Luego, en junio de 1864, el mismo Salgar le cedió a Otero interinamente la presidencia del Estado32, cuando él pasó a ocupar el Ministerio de Hacienda de la Unión.
Otro rovirense emparentado con Wilches, que formó parte del círculo de notables de La Concepción, fue el abogado Braulio Evaristo Cáceres, representante de la provincia. Él estaba casado con Juana Antonia Wilches, tía de Solón Wilches por vía paterna. Entre los cargos que ocupó Cáceres contamos que fue juez de La Concepción, juez superior de García Rovira, jefe departamental, notario, juez superior en Pamplona y juez del Tribunal Supremo33. Tanto Cáceres como los hombres antes mencionados vinculados a la familia Wilches Calderón aparecen en el árbol genealógico, titulado «Familia Wilches Calderón», que se presenta más adelante. En él puede observarse que los hermanos Ramón y Andrés se casaron con las hermanas Calderón. Luego, las hijas de unos y otros se comprometieron con hombres dedicados a la política, quizá miembros de familias notables, entre los que figuran los generales Fortunato Bernal, Domnino Castro, y al médico José María Ruiz34.
Cuando se organizó el Estado de Santander el nuevo gobierno radical repartió los cargos disponibles entre los miembros de las familias principales de cada una de las provincias. Fue de tal modo que Solón Wilches se hizo empleado público, al ser nombrado recaudador de rentas en La Concepción, a comienzos de 185935. En los años posteriores ocupó todos los cargos posibles en el aparato del Estado, excepto el de juez del Tribunal Supremo y el de procurador del Estado. Veamos: en sus inicios, además de recaudador, fue juez parroquial y alcalde; a finales de 1859 participó en la redacción de la segunda Constitución de Santander36; en 1860 actuó como diputado de la Asamblea del Estado y ejerció como fiscal del circuito37; después de la guerra, cuando se retiró del ejército en 1863, regresó a La Concepción para ocuparse de la jefatura departamental por encargo del presidente Salgar38; en julio de 1864 fue elegido senador plenipotenciario, tal como se denominaron los congresistas, exaltando la autonomía de los Estados39.
La familia Wilches Calderón 40
Fuente: elaboración del autor.
En 1864 Wilches compitió en elecciones, por primera vez, por la presidencia del Estado, contra los radicales José M. Villamizar Gallardo y Victoriano de Diego Paredes41. Ganó Villamizar, para disgusto de Wilches y su padrino político, el entonces presidente Rafael Otero. Al año siguiente Wilches fue nuevamente elegido como representante por La Concepción42, y a la vez se ocupaba como Jefe departamental del Socorro43. En este último cargo se mantuvo hasta abril de 1867, cuando el presidente del Estado, Victoriano de Diego Paredes, lo nombró jefe de la división del Socorro, parte del denominado Ejército de Reserva, conformado por unos tres mil quinientos hombres. Una fuerza improvisada que los jefes departamentales alistaron en un par de meses44 y que disolvieron en el siguiente mes de octubre, pues finalmente la guerra no se desencadenó. Durante los dos años siguientes Wilches asistió al Congreso en representación de Santander como suplente de Manuel Murillo Toro45.
En marzo de 1870 Wilches asumió la presidencia del Estado en interinidad, y reemplazó durante seis meses al recientemente elegido presidente de la Unión, Eustorgio Salgar. Desde ese cargo temporal, y sin duda ventajoso a los efectos electorales, Wilches hizo su segunda campaña presidencial. En esa oportunidad ganó y asumió protocolariamente el 1 de octubre, y ejerció durante los dos años correspondientes. A partir de entonces el rovirense se ubicó en la primera línea del poder político estatal y comenzó a jugar un rol destacado en la Unión hasta el final de su carrera política.
A finales de 1872 Wilches dejó la presidencia del Estado y pasó a ocupar la jefatura de la Guardia Colombiana, cargo del que fue destituido en febrero de 1875 por el Presidente Santiago Pérez. La destitución se sumó a otras circunstancias y terminó como jefe de la facción Independiente, una de las dos en que se dividió el liberalismo, en Santander. Después participó en la guerra de 1876 como jefe del Ejército del Estado, y al término de esta se preparó, desde comienzos de 1878, para su tercera candidatura a la presidencia del Estado, en la que nuevamente tuvo éxito. A partir de entonces el general se atornilló al poder, para lo cual organizó una constituyente que lo reeligió en 1880, pero además amplió el periodo presidencial a cuatro años. Fue así como se mantuvo en la silla presidencial durante seis años consecutivos; en esta etapa estuvo obsesionado por alcanzar la presidencia de la Unión y compitió por ella en dos oportunidades consecutivas. En 1884 fue obligado a dimitir, pero mantuvo la jefatura del Ejército del Estado hasta que prácticamente cesó la guerra de 1885.
El perfil de Solón Wilches como funcionario, hombre de armas, político y empresario es típico de los hombres de la política en el siglo XIX. Los que al unísono desempeñaban cargos y viabilizaban sus negocios. Entre las apuestas empresariales de Wilches contamos la “Empresa del camino al Casanare”, la explotación de quinas que tuvo su ciclo productivo más alto desde 1870 hasta 1881; él las compraba a minoristas, también las extraía de las selvas para venderlas a las casas exportadoras, o bien las exportaba directamente hacia los mercados de Europa. Así mismo, arrendaba tierras que había conseguido como contratista del Estado. Tenía rebaños de cabras, ganado vacuno, estancos de licores y, por varias cartas de su archivo, sabemos que en sus mejores tiempos llegó a prestar dinero a interés. En todas sus actividades empresariales se apoyaba en una decena de primos, quienes se encargaban de gestionar el día a día mientras él estaba en actividades políticas. Entre las empresas a las que estuvo dedicado, lo obsesionó especialmente la del Ferrocarril