Intervención logopédica en transtornos de la voz. Inés Bustos Sánchez
en fisiología de este fenómeno continúan aún, pero podemos considerar que:
• Conviene tener las cuerdas vocales con suficiente masa para emitir los sonidos graves. Se consigue activando el músculo vocal. Las cuerdas son más gruesas y la vibración toma a la vez cuerpo y cobertura, en bloque. Para elevar la tonalidad, se busca aumentar la rigidez contrayendo los músculos que pueden hacerlo. En función del grado de habilidad, se utilizan unas determinadas acciones musculares. El músculo más eficaz es el cricotiroideo, pero su acción se opone a la del músculo vocal; decimos que son antagonistas. Intentando ir al agudo de esta forma, nos encontramos con la tensión creada por este antagonista.
• Para obtener sonidos más agudos aún, se relaja intuitivamente la acción del músculo vocal, cesando la oposición al estiramiento del cricotiroideo. Las cuerdas son entonces más finas, y la vibración no compromete más que a la cobertura. Es importante acordarse de este punto cada vez que en reeducación queramos instaurar o conservar la flexibilidad de la ondulación mucosa. El sonido resultante difiere sensiblemente del de la parte más grave.
Esta división de la voz en dos partes es claro en las voces más graves, es decir, en el hombre. Pero en la mujer y sobre todo en el niño es menos evidente. Por ello, las expresiones voz de pecho y voz de cabeza ligadas a la sensación son ciertas pero poco precisas. Por este motivo se ha creado el concepto de mecanismo de emisión, definido por la actividad del músculo vocal. El mecanismo 1 se refiere a los sonidos emitidos con esta acción y el mecanismo 2 a los sonidos emitidos sin ella. No existe una correspondencia estricta término a término entre las denominaciones de registros y las de los mecanismos. El pasaje de uno a otro depende de la persona y de la manera en que se lleva a cabo. Existe una cierta libertad para efectuarlo. Sin embargo, este pasaje actúa generalmente en la primera parte de la octava 3. Se puede tomar el re3 como referencia (Figura 19).
Existe toda una zona de la voz sobre la cual ambos mecanismos pueden ser utilizados. Esta zona varía en función de las personas, pero en general cubre desde la octava la2 hasta la3 (220-440 Hz).
Los otros elementos utilizados con frecuencia para definir los mecanismos derivan de esta acción muscular. El conocimiento fisiológico exacto de cada uno de ellos, y en particular del mecanismo 2, es aún incompleto.
Figura 19: límites de los mecanismos de emisión.
En la práctica, para identificar la emisión en uno u otro mecanismo, se utiliza la EGG. En efecto, la forma de la onda es diferente en función de cual se utilice. En la figura 20 observamos un fonetograma de los dos mecanismos en una voz masculina, sana y entrenada. Recordemos que el fonetograma se obtiene pidiendo a la persona que realice el sonido más débil y el sonido más fuerte que pueda en una nota dada; se recorre así toda la extensión de la voz del sujeto para obtener los dos campos dinámicos.
Figura 20: fonetograma de una voz masculina en los dos mecanismos.
Se definen igualmente dos registros accesorios: el «fry» en el extremo grave y el «silbido» en el extremo agudo. Este último es inconstante y aparentemente no existe más que en algunas laringes pequeñas, es decir, en las voces más agudas (niños y algunas mujeres).
Más allá del plano glótico, la reacción del pabellón
El soplo entra en vibración a su paso entre los pliegues vocales, prosigue su ruta hacia la salida y puede encontrarse con obstáculos en su evolución (lengua, labios, velo del paladar, etc.).
• Cuando existe la presencia de un obstáculo total, el soplo y el sonido se interrumpen un breve instante. Es el caso de la articulación de las consonantes oclusivas.
• Cuando el obstáculo es parcial, el soplo pasa por espacios estrechos y en su circulación aparecen remolinos que provocan ruido. Es el caso de las consonantes constrictivas.
• La repetición rápida de un obstáculo total y de una apertura posterior provoca vibraciones. Es el caso de las vibrantes.
• Finalmente, cuando no hay un obstáculo anatómico, el régimen de circulación del aire es laminar, sin ningún ruido añadido. Es el caso de las vocales.
Exista o no un obstáculo anatómico, el pabellón ejerce una resistencia más o menos importante al paso del aire. Se denomina impedancia. Esta impedancia modifica la manera de vibrar de la laringe. Estudiaremos con más detalle este punto en el capítulo 13 dedicado a la reeducación de la voz.
BIBLIOGRAFÍA
Giovanni, A., Ouaknine, M., & Garrel, R., (2003). Physiologie de la phonation. Paris: Editions Médico-Techniques, EMC ORL, 20632-A10.
Le Huche, F., Allali, A. (1984). La Voix (1) Anatomie et physiologie des organes de la voix et de la parole. Paris : Masson.
Titze, I.R., (1994). Principles of voice production. Prentice Hall, Englewood Cliffs.
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INTERACCIONES ENTRE LAS ESTRUCTURAS Y FUNCIONES ESTOMATOGNÁTICAS Y LA FONACIÓN
Diana Grandi
INTRODUCCIÓN
Los avances científicos sobre el estudio de la voz y la evaluación y tratamiento de sus alteraciones han sido importantes en los últimos años. Sin duda, además de las posibilidades que los medios técnicos han brindado para ese avance, el abordaje interdisciplinario ha sido, y sigue siendo, un factor clave. En todos los ámbitos de estudio, no sólo en el de la voz, cada vez se nos abren más puertas y con ellas más incógnitas, que nos invitan a indagar sobre nuevos aspectos.
En este sentido, si bien sabemos sobradamente que la comunicación oral se sustenta sobre funciones básicas y vitales que la preparan y le brindan los órganos de soporte (como la respiración y alimentación), no hay suficientes estudios que aborden con profundidad la influencia que ejercen unas sobre otras. Estamos habituados, por ejemplo, a recoger datos sobre la fuerza excesiva y el apretamiento dentario que algunos de nuestros pacientes disfónicos ejercen a nivel mandibular, en diferentes momentos de su vida cotidiana, incluso durante actividades que son de ocio y que supuestamente deberían ser de relax y no de tensión… ¿Qué mecanismo provoca esa fuerza y con qué consecuencias? ¿Sabemos si hay alguna causa «escondida» para que se produzca esa tensión? ¿Qué podemos hacer para remediarlo eficazmente?
En este capítulo intentaremos relacionar esos aspectos y reflexionar sobre ellos con el objetivo de fomentar el interés de los profesionales que actúan sobre la voz por observar aspectos quizás no suficientemente valorados hasta el momento y que pueden enriquecer y facilitar el tratamiento de nuestros pacientes.
FORMA Y FUNCIÓN
Forma y función son dos conceptos claves en biología. Constituyen un axioma, que también se concreta en la boca o sistema estomatognático (SE). La forma orgánica condiciona la función, pero la función también puede generar modificaciones de la forma. Por ello, unas características especiales de la boca condicionarían las funciones que se llevan a cabo en ella, pero, por otra parte, la manera en que se desarrollan dichas funciones también puede alterar y modificar la forma orgánica o estructural.
Según diferentes autores, los dientes –aún siendo hueso–, así como las arcadas dentarias, sufren modificaciones importantes por las influencias que las funciones del SE ejercen sobre ellos, ya que responden ampliamente a los estímulos que